Lucas Bravo de Laguna Cabrera, alcalde de Santa Brígida, está llamado a ser uno de los integrantes del relevo generacional que algún día llegará al PP canario, no sólo por jubilación de los mayores, sino por la traumática marcha de su líder carismático. El Niño Bravo, como cariñosamente nos gusta referirnos a él, tiene algunas cualidades, casta heredada y cierto carisma, pero le siguen perdiendo algunos pecados de juventud y, sobre todo, un comportamiento machista insoportable. Algunas de sus concejalas se quejan de su verbo soez, machista e insultante, y como todavía no le ha pasado nada, el hombre ha entendido que todo el monte es orégano. Este viernes, en el pleno municipal, le tocó a la concejal de CC Victoria Casas, a la que dirigió expresiones tan desafortunadas como “estás haciendo la dieta del cucurucho” (jua, jua, jua). Un poquito de respeto no vendría nada mal si se quiere ser político de futuro.