Aquel código de buenas prácticas de 2009 hizo algunas otras aportaciones muy interesantes. Ese mismo año se archivó el caso salmón, por el que José Manuel Soria estuvo imputado nueve meses por haber aceptado en 2005 viajar gratis a Austria y a Noruega en el jet privado de un empresario al que él y su partido beneficiaron posteriormente. Y ese mismo año ya se encontraba en pleno hervor el caso Gürtel, porque ya se sabía que Paco Camps andaba vistiéndose a cuenta de una trama corrupta. Por lo tanto, es mérito del presidente del PP canario y del presidente del PP valenciano que en el punto siete de ese catecismo se incluyera “la prohibición de aceptar cualesquiera regalos, atenciones o liberalidades que no respondan, por su importe o causa, a los usos y costumbres sociales”. Ya sabemos, ya, que la alcaldesa de Valencia considera que regalar trajes o viajes en jet privado a empresas beneficiadas por el receptor de la dádiva puede considerarse dentro de los usos sociales. Será porque los bolsos de la alcaldesa de Valencia le tienen que estar quemando en el antebrazo, articulación superior que se encuentra justo a continuación de la mano.