Lo mejor que podía hacer ayer Juan Carlos Alemán lo hizo. Lejos de amedrentarse ante lo ocurrido a López Aguilar con sus 125 butifarres, el candidato socialista a la alcaldía de La Laguna presentó sus 20 propuestas de buen gobierno para ese Ayuntamiento del que no quiere irse doña Ani Oramas, martillo de godos-canarios. Las medidas alemánicas se las traen, porque, entre otras cosas, prohíben los regalos a los concejales más alla de los socialmente admisibles (un jamón y un mechero, vamos); obliga a publicar en el Boletín Oficial de la Provincia la declaración de bienes cuando se entra y cuando se sale; se plantea reducir al 50% el número de asesores, y prohibirá la publicidad institucional por mucho que le duela. Y para que no falte el toque parlamentarista, cada año, debate sobre el estado de La Laguna. Eso sí que no nos lo perdemos.