El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Razones de Zerolo para no tener una calle
Enmarañados en sus propias miserias. Cuentan las crónicas municipales de Santa Cruz de Tenerife, que hubo un día no muy lejano del año 2010 que el Partido Popular presentó ante el pleno del Ayuntamiento una gloriosa moción para que fueran distinguidos con una calle y sus preceptivos honores los que en su día fueron presidentes de la Junta de Canarias, ya saben, el Gobierno regional en la etapa preautonómica. En los escaños del grupo popular se sentaba el díscolo Alfonso Soriano Benítez de Lugo, un concejal que siempre ha tenido la fortuna de tener fortuna (personal) y no necesitar del pesebre de la política para llegar a final de mes y mandarse un almuerzo donde le saliera del nisperero. Soriano siempre ha sido crítico con Soria, valga la cacofonía, unas veces por los modales altaneros del señorito y otras por el desprecio con el que ha sido tratado el partido en Tenerife gracias a la flojera de sus dirigentes insulares. El caso es que Soriano Benítez de Lugo fue uno de los presidentes que tuvo la etapa preautonómica canaria y le debió haber correspondido en justicia ser merecedor del mismo homenaje institucional con el que su partido y CC pretendían premiar a otros personajes de la historia de la política isleña. Para escamotear tal distinción, Cristina Tavío y Miguel Zerolo llegaron a un acuerdo: no se puede distinguir a ningún político en activo, y en aquellos momentos (ya no), Soriano lo era. Se les olvidó incluir en la disposición transitoria que, además, Soriano fue un cabroncete porque se negó en agosto de 2010 a prestarse al apaño de cargarse a Ángel Llanos y permanecer en el grupo de gobierno impasible el ademán. Y otra disposición más: sí vale ser senador. Por lo tanto, ante tal lapsus, Zerolo no podría ser merecedor de ninguna calle en su despreciada Santa Cruz.
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