Gracias a estos comunicados, que desmienten rotundamente las acusaciones de Salvador Alba y defienden el desempeño de todos los órganos y profesionales de la Justicia y de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, nos hemos podido enterar de que al magistrado le afectaba particular y especialmente lo que denunciaba. Porque si en la queja ante el Consejo General del Poder Judicial se hacía mención expresa a la juez sustituta de Penal 2 de Las Palmas de Gran Canaria, a la que se acusaba de no abstenerse en causas en las que teóricamente era incompatible, era porque esa plaza la ha pretendido en alguna ocasión Salvador Alba para ejercer en comisión de servicios sin relevación de funciones, es decir, compatibilizándola con su puesto de magistrado en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial. Y no solo eso: ahora hemos sabido, gracias a esos comunicados, que a Salvador Alba le fue denegada esa pretensión porque ya tenía acumulado a su trabajo el de juez de refuerzo en un juzgado de Santa María de Guía. Es decir, pretendía simultanear tres empleos con tres salarios en la Administración de Justicia. Demasiado trabajo para un hombre solo, parece a simple vista.