Luego está la otra vertiente de este escándalo. La presencia de la esposa del jefe de los fiscales de la provincia de Las Palmas, Lourdes Quesada, que teje a su alrededor una tupida tela de araña de protección con la que algunos testigos ?poco, por lo que parece- pero de una manera proactiva ?sin duda- la Fiscalía Anticorrupción tratan de sacarla de un auténtico berenjenal. Lourdes Quesada es, sin lugar a dudas, la que dirige el Servicio Canario de Salud junto al director general, Guillermo Martinón, que parece apoyarse en ella en multitud de asuntos, particularmente este del concurso de la hemodiálisis. Quesada es señalada por destacados funcionarios del Servicio Canario de Salud como la responsable de cambiar las bases para que Lifeblood pudiera ganar. Por eso resulta patético su intento por derivar responsabilidades hacia arriba y hacia abajo, hacia la libre concurrencia o hacia la normalidad administrativa, ante lo que evidentemente fue de su responsabilidad directa. Decir que las iniciales JA que aparecen en algunos correos muy elocuentes no eran las correspondientes a Javier Artiles, sino a los nombres de pila de dos funcionarios distintos y distantes (uno en Tenerife, otro en Gran Canaria), que negaron haber sido consultados, no es otra cosa que el producto de una elaborada defensa en la que participaron activamente los servicios jurídicos del Gobierno de Canarias.