De Andrés Chaves se pueden decir muchas cosas, y casi ninguna edificante para la profesión que un día eligió como modo de vida. De él dijimos que estaba en una lista de comunicadores con los que tenía previsto almorzar Rita Martín, consejera de Turismo, en busca de calorcito mediático. Los asesores de la consejera saben perfectamente qué estómagos calentar cuando hace falta una campaña mediática que ayude a neutralizar la crítica, y también saben que las finanzas de Andrés Chaves están siempre en la cuarta pregunta. Al parecer, nuestro inocente comentario anunciando que él era uno de los elegidos provocó la suspensión del anunciado almuerzo, lo que automáticamente condujo a dos tragedias para el periodista: 1) dejó de comer caliente, 2) perdió un contrato publicitario, con lo necesitado que está el hombre. Lo que no sabíamos es que, además de Chaves, a aquella frustrada comida también pensaba acudir José Manuel Bermúdez, consejero de Turismo. La verdad es que lo sentimos, pero tampoco era para ponerse así, Andrés, hombre.