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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Venezolanos y panameños

Sonsoles Martín, portavoz del PP, toma la palabra en el pleno del Ayuntamiento de Telde. (ALEJANDRO RAMOS)

Carlos Sosa

José Manuel Soria y las cabras de Gran Canaria se salvaron este viernes en Telde. Al primero lo quisieron declarar persona non grata los dos concejales procedentes de Podemos cuyo destino corporativo cierto sigue siendo una incógnita para los desconocedores de las leyes de administración local. Por un solo voto de diferencia, al parecer por una interpretación legal o por vaya usted a saber qué remilgos, el ministro panameño se quedó a las puertas de compartir con Mariano Rajoy ese dudoso honor de que se acuerden de ti tus conciudadanos aunque sea para mal. Hubo momentos de tensión, claro, cómo no, que aprovechó la portavoz del Partido Popular para mencionar a Venezuela (“¡esto no es Venezuela!”, parece que dijo), después de advertir severamente con la grave ilegalidad que supondría que una moción de dos concejales sin adscripción entendible apareciera en papel con logo de Podemos. No consta en las crónicas que los concejales venezolanos llamaran concejales panameños a los todavía hoy seguidores de José Manuel Soria, pero ya les estamos dando ideas para la próxima. La cosa continuó luego en los pasillos del Ayuntamiento con una exaltada trabajadora del Gabinete de Prensa que también se metió con los dos concejales de Podemos con gritos nada edificantes y con un corte de mangas de esos que terminan doliendo más al que lo produce que al que lo recibe. Soria levantará pasiones hasta que lo veamos retirado en una mecedora abrigado con una manta a cuadros. Así y todo, no fue el ex presidente del PP canario el único que vio salvado su pescuezo en el pleno del Ayuntamiento de Telde. Las cabras silvestres que pueblan los montes de Gran Canaria, a las que el intrépido padre Báez dedica una apasionada defensa videográfica un día sí y el otro también, vieron incrementado su club de fans gracias a una moción que defendió Unidos por Gran Canaria para convertir a la ciudad en amiga (en ocasiones íntima) de la cabra salvaje. Ya saben que las cabras tiran (casi automáticamente) para el monte y que este asunto también tiene dividido a Podemos en algunas instituciones de esta encabronada latitud.

Como cabras descerebradas, oye

Como parece que divide también lo suyo el asunto de la iniciativa de la secretaria general de Podemos, Meri Pita, con su intento, de momento frustrado, de declarar Canarias zona de paz, es decir, que ha sido interpretada como a cada cual le ha salido del nisperero sin molestarse lo más mínimo en leerla. Incluso este viernes, en otro pleno de la isla, el de su Cabildo, se escenificó un acto más de la división que puede llegar a producirse por una sucesión indomable de ignorancia. El PP proponía una moción absurda sobre la permanencia del Ejército en Canarias, como si el enemigo estuviera a las puertas de los cuarteles, algo muy peliculero, como podrán colegir, además de inútil, porque nadie ha puesto en entredicho esa presencia. Los peperos en realidad querían hacer frente a una proposición no de ley que Meri Pita (Podemos) defendió la semana pasada en el Congreso de los Diputados y de paso provocar divisiones en el tripartito NC-PSOE-Podemos (o cuatripartito, porque los dos consejeros críticos de Podemos, Nebot y Brito, se salieron de la votación) cabildicio, pero unos por ignorancia, otros por retorcidos y los demás por más ignorancia, han transformado en un disparate de agradecimiento a la labor del Ejército en Canarias y defensa de los derechos laborales de la marinería y la tropa. Y en un galimatías que parece difícil de entender pero que hay que situar en el ancestral campo de batalla en el que se ha movido la izquierda canaria toda su vida. Hay que confiar en que la confluencia con Izquierda Unida no introduzca en el sistema un nuevo elemento de discordia, que lo introducirá.

Plataforma de no agresión

Es una pena que ilustres periodistas como Carlos Herrera (Cope) que llamó “descerebrada” a Meri Pita por su defensa de Canarias territorio de Paz, no se haya leído la proposición no de ley que defendió (sin éxito) en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados. O que, en su defecto, escuchara lo cojonudamente bien que la explica el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero. Lo hizo esta semana en Tenerife de ese modo ante un foro mayoritariamente de personas de derechas, liberalotes vamos, en los exitosos puntos de encuentro que está organizando el relanzado Diario de Avisos. Monedero se detuvo a detallar la propuesta de Meri Pita con tanta precisión que terminó por convencer al respetable de su conveniencia: no se trata de echar de Canarias a los tres ejércitos (como interpretaron los descerebrados que capitaneó Hererra) sino de impedir que el Archipiélago sea plataforma de agresión militar hacia países en conflicto, particularmente los que padecen el azote del Estado Islámico. Si una región turística como la nuestra se convierte en potencia agresora ya nos podemos despedir del tinglado que tenemos montado. Y no hace falta poner ejemplos para entenderlo a la primera.

Monedero, en territorio hostil

Pues sí, Monedero triunfó en Tenerife, entre los suyos, con los que se juntó en el parque de La Granja, y entre los ajenos, a los que encandiló por la mañana en el lujoso hotel Mencey. Un invitado que a priori no debía levantar mucha expectación entre los habituales a este tipo de foros, sin embargo consiguió que hubiera cachetadas para hacerse con una invitación de la dirección del Grupo Plató, a cuyo frente ya se erige como editor de moda el polifacético Lucas Fernández. Sí consiguieron localidad preferente personalidades históricas de la política canaria como Paulino Rivero, Santiago Pérez o Román Rodríguez, que siguieron con mucha atención las palabras del politólogo junto a la portavoz de Podemos en el Parlamento, Noemí Quintana. No dejó Monedero ni una sola pregunta sin contestar y su conferencia, con coloquio, se alargó más de lo habitual por lo interesante que estuvo. Hubo tiempo para deshacer entuertos de todo tipo, como la condena de Podemos al terrorismo de ETA, y el por qué se aplaude la conversión hacia la política que promueve Otegui (“lo metimos en la cárcel por montar un partido político, luego legalizamos el partido y lo mantuvimos en la cárcel”); la financiación de Podemos a través de Las Tuerka, o sus problemas con la Agencia Tributaria, igualitos que los de Aznar, pero con la diferencia de que él hizo una declaración complementaria y pagó la diferencia, y a Aznar lo terminaron sancionando por majadero. Y más diferencias: a Monedero lo atosigaron meses y meses con esa vaina, y hasta los periodistas montaron guardia durante varios días a la perta de su casa. Y a Aznar lo elogian con entusiasmo por amenazar a Montoro con meterle una denuncia que hará temblar el misterio y el ministerio. Pero ya ven, son las diferencias que sufren en este país con tantas deficiencias democráticas los políticos según sean de uno u otro signo. Y los de Podemos, ya saben, vienen marcados de fábrica con el estigma de la persecución hasta que se rindan. Y no se rinden, los muy puñeteros.

Los borradores y los borrones de Alba

Uno de los coadyuvantes en esa cacería contra Podemos es el juez cordobés con destino en Gran Canaria Salvador Alba. El hombre no da abasto con la cantidad de informes, unos voluntarios y otros por encargo, que ha tenido que redactar estos últimos cinco meses contra la jueza Victoria Rosell. Empezó en diciembre con uno que le pidió la fiscala Evangelina Ríos para que le informara sobre una causa en la que ella se encuentra personada como representante del Ministerio Público. Luego, motu proprio, Alba redactó un suculento informe para el Consejo General del Poder Judicial que, tras ser filtrado a los dos periódicos de cabecera lo incorporó Soria a su querella del Supremo en forma de recorte de prensa para mejor proveer. Y luego, como si no hubiera pasado nada, tal informe fue retirado por su autor de la mesa de la Comisión Permanente del órgano de gobierno de los jueces para que no fueran tumbadas sus pretensiones de amparo frente a los ataques a su independencia que, en sus propias palabras, le propinaba un servidor. Por último, un tercer informe ya sí, ya a petición del Supremo, a su vez a requerimiento de Soria con sus recortes de prensa en la mano, Alba se ha explayado de lo lindo explicando la instrucción de la causa 644/2014 y lo lenta que fue, oye. Tanto trasiego de informes propios o inducidos le han afectado a su sentío y a propia organización interna, lo que ha conducido, según su propia confesión, a que este tercer informe se filtrara a la prensa en forma de borrador y no de documento definitivo. Lo ha dicho él mismo, sin que nadie le preguntara, a Antena 3 y a la cadena Cope, por lo que ya nos podemos convertir en los primeros en atender su demanda de proclamar al mundo que es él quien filtra. “Que lo demuestren”, le dijo este viernes a una periodista de Televisión Española en Canarias cuando le preguntó por la cuestión. Y es evidente que si lo que llega a la prensa, según su propia confesión, es un borrador suyo que no tiene ninguna otra parte, ni el solicitante ni el destinatario, sólo cabe la posibilidad de que lo haya filtrado él o que una mano negra se haya metido en su ordenador, lo haya impreso y se lo haya entregado al periodista que el día anterior de publicarlo íntegro en La Provincia, estuvo sentado con él durante una hora en su despacho de Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria.

González-Cuéllar no comparece

Estaba prevista para este viernes una interesante sesión de Derecho penal en torno a las VIII Jornadas sobre Delincuencia Financiera y Fraude Fiscal, con invitados de mucho postín como el popular juez Pablo Ruz o el abogado habitual de José Manuel Soria, Nicolás González-Cuéllar Serrano, acompañados (sin ánimo de desmerecer) por el jefe regional de la Agencia Tributaria, Luis Castelló, y el jefe jurídico de la casa, Alejandro Royo. Y se celebró, por lo que parece, en medio de unas excepcionales medidas de seguridad a tenor de la advertencia que se hacía en la nota de prensa de convocatoria: “No estará permitido por razones de seguridad grabar en el plenario de las conferencias”. Preguntamos los motivos y, seguramente por razones de seguridad, nos salieron por peteneras, lo que nos condujo a pensar que la verdadera razón la impuso la Agencia Tributaria (sección Canaria) cabreada con este periódico por la pieza que ofrecimos hace unos días en la que quedaban en evidencia los manejos de los inspectores fiscales en relación a la prescripción para perseguir la RIC. Pero las medidas de seguridad, las que pusieron en el papel, se mantuvieron aun ante la ausencia de uno de los ponentes más esperados, González-Cuéllar, que no llegó a constituirse por aquellos lares. Su experiencia lo convierte en un ponente de mucho interés, y no solamente por sus profundos conocimientos sobre derecho procesal penal, sino por lo que tiene que haber chupado (de más conocimientos para este tipo de jornadas sobre delincuencia financiera y fraude fiscal, entiéndase) al lado de ese ministro panameño al que ha servido tantos años y aún hoy sigue sirviendo de manera altamente profesional.

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