No están todas las cartas repartidas y ya se sabe que en esto del envite político hay tahúres y ases en la manga, barajas enteras debajo de la mesa hasta el final de la partida, pero a pesar de los amagos el lunes del alcalde de Santa Cruz de Tenerife de no aceptar al socialista José Ángel Martín de número dos en el grupo de gobierno, este martes se ha formalizado el nombramiento del denunciante del caso Las Teresitas como vicealcalde -y futuro concejal de Urbanismo- en un gobierno municipal heredero de aquellos lodos del zerolismo. Así, la guardia matonista de lo más podrido de la política tinerfeña -ese amasijo de política y empresa por el interés de la Patria nivariense- se traga, de momento, a su denunciante más contundente -a través del colectivo Ínsula Viable dio pie a la investigación e incontestable denuncia del “pelotazo de libro” por parte de la fiscal María Farnés Martínez- y a partir de ahora abre otro capítulo de la ofensiva general para restituir los valores patrios de toda la vida: la política y los negocios han de volver a los cenáculos chicharreros de los que nunca debió salir para compartirlos con su incrédulo pueblo cada día, que ya le vale con el Carnaval, el fútbol y las homilías anticanarionas de Don José. Los ruidos de sables, tras el nombramiento de Martín, se empiezan a escuchar en los rincones más pudientes de Santa Cruz, como si todo un apestado de los cerros chavistas -bolivarianos, eh- hubiese manchado las alfombras del poder divino. Asquito que dan.