“En Afganistán se vive un infierno en la tierra”

MADRID, 08 (EUROPA PRESS)

Enaiatollah Akbari tenía diez años cuando, huyendo de Afganistán y de las imposiciones de los pashtunes, es abandonado por su madre en Pakistán. Este 'gesto' de amor fue el comienzo de un largo viaje iniciático por diversos países que el italiano Fabio Geda ha narrado en el libro, 'En el mar no hay cocodrilos' (Destino).

“En Afganistán se sigue viviendo un infierno en la tierra”, explica a Europa Press, Enaiatollah Akbari, un joven que acaba de cumplir veintiún años y que aún sueña con regresar a Afganistán “cuando mejore la situación porque ahora es muy complicada”, reconoce.

En este sentido, asegura que aunque agradece que los soldados occidentales estén en su país para evitar una guerra civil, Afganistán sigue siendo un infierno y recuerda que la mayoría de la población carece de hospitales, infraestructuras o educación.

“Allí se siguen haciendo las cosas con los métodos de nuestros abuelos y con los militares, las armas y los tanques en la calle”, explica este joven afgano, quien tras huir de su país y obtener el permiso de 'refugiado político' no podrá regresar.

NOVELA ENTRE DOS

Fabio Geda y Enaiatollah Akbari se conocieron por azar en la presentación de un libro que versaba sobre el viaje ficcionado de un joven por Europa y desde entonces empezaron a planear la posibilidad de poner sobre el papel un viaje real que protagonizó el propio Enaitollah.

“Todo lo que me ha contado Enaiatollah está en el libro”, subraya el autor Fabio Geda, quien relata el viaje del pequeño desde Pakistán, pasando por ciudades como Estambul, Ankara, Atenas, Corinto o Roma.

Además, explica que el 'tono' infantil del relato surgió gracias a sus doce años de experiencia trabajando con menores conflictivos en Turín. “La historia ha surgido también a través de sus voces”, alega Fabio Geda, quien con esta novela ha cautivado a un gran número de lectores en Italia.

Autor y protagonista explican que 'En el mar hay cocodrilos' refleja el día a día de muchos inmigrantes clandestinos que sólo pretenden salvar su vida y empezar una nueva vida en otro país. En este sentido, Enaiatollah señala que es “dramático” vivir el día a día como un inmigrante y enfrentarse todos los días con la “mirada de la gente porque no tienes un techo, trabajo o tienes un mal olor”.

LOS MOMENTOS MÁS DRAMÁTICOS

Diez años después, Enaiatollah Akbari recuerda algunos de los momentos más dramáticos de su periplo como cuando tuvo que quitar los zapatos a un muerto para sobrevivir, el viaje en el doble fondo de un camión o cuando perdió a uno de sus amigos al caerse al mar.

Preguntado por sus momentos más felices, Enaiatollah Akbari asegura que siempre eran cuando veía que “podía salir con vida” o llegaba a una ciudad o un país nuevo.

En cuanto a la posibilidad de que en Afganistán surja algún tipo de revueltas como en Egipto o Libia, Enaiatollah Akbari asegura que es “difícil” e incluso sería más “problemático” porque “podrían llegar fundamentalistas de otros países y sería peor”.

No obstante en toda esta trágica odisea, Enaiatollah Akbari ha conocido la miseria y la nobleza de los seres humanos y ha aprendido que mantener los sueños y las metas te empujan a seguir viviendo, sin perder la ironía o la sonrisa.

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