'César debe morir', Shakespeare entre rejas
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Los hermanos italianos Paolo y Vittorio Taviani llevan a la gran pantalla 'César debe morir', una adaptación del clásico de Shakespeare 'Julio César', vestido de blanco y negro y transformado en una obra a medio camino entre el documental y la ficción, por la que fueron premiados con el Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
La pieza arranca en el teatro de la cárcel Rebibbia de Roma, donde acaba de terminar la representación de la famosa obra del dramaturgo inglés, fruto de los talles que el director Fabio Cavalli organiza en este centro penitenciario. Aquí, los ensayos y la representación teatral se alternan con la vida de los reclusos.
El objetivo de esta obra ha sido plantear el contraste entre la libertad absoluta del actor y la falta de autonomía de quienes residen en una celda. Según ha destacado Paolo Taviani este viernes durante la presentación del filme, “todo en esta película es verdad y falso”.
Cuando ya tenían el guion cerrado y atado, fueron a esta cárcel listos para grabar. Sin embargo, “como siempre” les ocurre, una vez que estaban allí no pudieron evitar la influencia de “la verdad de los rostros y la localización”, por lo que las cosas “se transformaron”.
Aunque el filme sigue un guion y una estructura, “se cruza y enlaza con la fantasía de Shakespeare”. “Se mueven en este plató hecho de celdas y pasillos oscuros, como si trabajaran en un escenario del absurdo”, describe.
Fue precisamente por este motivo por lo que decidieron rodar en blanco y negro. Por un lado, explica, “quería que el flash back fuera claro para el público. Por otro, sentíamos horror al pensar que teníamos que entrar detrás de las rejas de una cárcel con el color, algo muy televisivo”.
Además, señala Taviani, “el color es muy naturalista y el blanco y negro no refleja la realidad, es una violencia que se hace a la realidad, porque esta no es en blanco y negro”.
SIN MUJERES
Uno de los cambios que se realizó respecto al texto original de Shakespeare fue prescindir de mujeres en el rodaje. En concreto, de las dos que aparecen en la primera parte: la mujer de César y la mujer de Bruto.
Esto se debe, explica, a que Shakespeare no utilizaba a las mujeres en la interpretación, sino que eran hombres. “Es algo que no se percibe en teatro, donde desde lejos ves un personaje y entras en el juego, en este pacto”, señala.
En el cine, en cambio, “la cámara tiene el poder de fijarse hasta en la pequeña pelusa que tienes, así que las mujeres se convertirían en personajes grotescos que causarían risa”. “Son lenguajes primos pero no hermanos”, recalca.
Durante los años 60 y 70, el cine italiano vivió su época dorada, con directores como Bertolucci o Fellini. Después, afirma Taviani, “hubo una época en la que no conseguía expresar la realidad en la que estaba viviendo”.
Ahora, durante los últimos siete u ocho años, el cine italiano ha empezado a aportar unos autores nuevos --premiados en festivales como Cannes-- como Paolo Sorrentino ('Un lugar donde quedarse'), que “empiezan a salir del país”.