'Palmeras en la nieve' comienza su rodaje en la Finca de Osorio
Mario Casas y Adriana Ugarte, dos de los actores más pujantes del momento, pondrán rostro y vida a las intrigas, aventuras y amores prohibidos de Palmeras en la nieve, un drama épico e intimista ambientado en la Guinea colonial, cuyo rodaje arranca el próximo lunes en Gran Canaria.
Grande es la palabra que más ha repetido todo el equipo, capitaneado por Fernando González Molina, en la presentación del rodaje: grande por la cantidad de ingredientes que contiene la novela de Luz Gabás y grande el proyecto: 10 millones de euros de presupuesto, 70 actores, 250 técnicos y 2.200 extras.
La Finca de Osorio ubicada en el municipio de Teror se ha convertido ya en la Finca Sampaka de la isla de Fernando Poo, una plantación de cacao en la que transcurre buena parte de la trama y que a lo largo de seis semanas y media ha sido reconstruida con máxima fidelidad a la original.
En ella se cruzarán pasado y presente, ya que la historia abarca desde los años cincuenta a la actualidad. Clarence, el personaje de Adriana Ugarte es quien dispara la acción, cuando en Huesca en 2003 descubre una vieja carta y decide viajar tras las huellas de sus antepasados, su tío Killian (Casas) y su padre Jacobo.
“Clarence es un personaje con necesidad de saber y que necesita completarse”, explica la actriz a Efe. “Por ello emprende ese viaje iniciático y curativo”. Al final, añade, aprenderá que “el pasado no se puede cambiar y que las respuestas están en el presente”.
Para Mario Casas, la película tiene todo lo que un espectador puede soñar. “Es una historia de raíces, de amor, familiar, de viaje al pasado en Guinea, de aventuras, de acción”, enumera, aunque eso sí, “lo que cambia a Killian, su motor, es el amor de una mujer guineana que le va a hacer luchar por seguir ahí”.
El actor, que acaba de rodar con Antonio Banderas en Chile Los 33, basada en el accidente que atrapó a ese número de mineros en una explotación en el norte Chile hace cuatro años, asume aquí el mayor peso interpretativo y ha tenido que aprender dialecto guineano.
“Sí que asusta, pero hay que mantener la dignidad”, señala sobre su personaje, que llega a la isla “siendo un niño al que han contado historias paradisiacas, pero poco a poco se va dando cuenta de que no es oro todo lo que reluce”.
A cuatro días de empezar a rodar, el equipo aún mantiene mucha discreción sobre los entresijos de la historia y sobre el resto del reparto, en el que también estarán Macarena García o Emilio Gutiérrez Caba.
Para González Molina, experto en adaptaciones literarias como Tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti, en las que ya trabajó con Casas, este es su reto más complejo.
“No quería hacer otra adaptación, pero al ver Palmeras en la nieve no me pude resistir”, dice. Es un proyecto “atractivísimo, que cuenta un viaje completo: de pérdida de inocencia, de amor interracial, de descubrimiento del padre, de pérdida familiar”, señala.
También muy complejo, precisamente por sus dimensiones, el número de actores, el tiempo que abarca y las 800 páginas de novela.
Junto con Sergio G. Sánchez, guionista de El orfanato o Lo imposible, se han esforzado por hacer un ejercicio de “simplificación y concreción”, sacrificando tramas y personajes secundarios, explica. “Si no, era imposible”.
Tanto a él como al productor Adrián Guerra (Nostromo Pictures), la historia les toca además en lo personal, ya que ambos, al igual que la escritora Luz Gabás, tienen antepasados que vivieron en Guinea durante la colonización española.
“Es una historia muy desconocida”, subraya el director y “no lo tenemos muy presente. Quizá porque está demasiado reciente y para muchos fue un trauma” tener que dejar atrás sus vidas cuando finalizó el periodo de colonización.
Además de Nostromo Pictures (Buried, Luces rojas), la película cuenta con la participación de Atresmedia Cine y Telefónica Studios. Después de diez semanas en Gran Canaria, el rodaje se trasladará dos semanas a Colombia y tres días a Huesca. El estreno está previsto en diciembre de 2015.