Pase 'Una noche con Gabino Diego'
Algunos le han calificado de tonto entrañable y otros le ven como uno de los mejores cómicos de nuestro país por sus extraordinarias facultades para la comedia. Pocos son los que no conocen a este actor con fama de feo, que parece que siempre hace de bobo y por el que nadie apostaba para tener una carrera en el cine. Hablamos de Gabino Diego y si quieres pasar una noche con él, este viernes y el sábado tienes la oportunidad de disfrutar durante una hora y media de su espectáculo en el Centro Cultural de La Caja de Canarias (Cicca). En clave de humor y mirando a la gente a los ojos, Gabino nos paseará de la mano de innumerables personajes, algunos muy conocidos por el público, que forman parte de esa fauna humana que lo ha ido influyendo a lo largo de su vida, personajes que aborda con una ductilidad y una ternura que sorprende y con los que roba carcajadas una y otra vez.
Ha participado como actor en alguna de las películas más populares y prestigiosas del cine español en los últimos quince años. Nominado en cinco ocasiones para los premios Goya logró el galardón con ¡Ay Carmela! (1990, Carlos Saura), un trabajo por el que también fue candidato a los premios Fénix del Cine Europeo. Actuó además en Belle Epoque (1992, Fernando Trueba), película que logró el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Alejado en cierta medida de la gran pantalla, decidió apostar fuerte y lanzarse a su primera aventura teatral en solitario, de manera que ha combinado su actividad cinematográfica con el espectáculo Una Noche con Gabino, que desde hace tres años llena los teatros de toda la geografía española y por el que recibió el Fotogramas de Plata 2005 al Mejor Actor de Teatro.
Una noche con Gabino versa sobre un actor que quiere montar su espectáculo y no encuentra el hilo conductor. Pide consejo y no recibe respuestas que le despejen las dudas. Dudas provocadas no sólo por la búsqueda de ese bendito hilo conductor que no aparece, sino también por su necesidad de comunicar todo un bagaje de experiencias y anécdotas de su niñez, de su carrera, de su amor no correspondido por la música? “Es un espectáculo personal y muy divertido. Un viaje de éxitos y fracasos contados con mucho sentido del humor. Se puede decir que es un plato combinado de comedia”, explica el actor. Un plato combinado en el que ofrece un poco de todo: alguna que otra canción, poemas, mucha vivencias personales servidas con humor, y un montón de imitaciones.
Gabino se ríe de sí mismo, nos cuenta cómo empezó y hace terapia para sobreponerse a las malas críticas de sus inicios recitándolas en voz alta. “Lo importante es que haya humor y las críticas negativas, en escena, son muy divertidas. Me hicieron algún daño al principio y ya las he superado. A la gente le hacen mucha gracia”. “Es curioso porque el espectador a veces piensa que son mentira las cosas que me han pasado, y sin embargo cree las situaciones que son inventadas. Es lo bueno de este personaje, que lo puedes llevar al límite”, desvela el cómico.
Divertido, torpe y tierno, como su personaje, también es polifacético, complejo y perspicaz. Considera que “imitarse no es lo más fácil. Interpreto un personaje muy simpático que es Gabino y que tiene que ver conmigo. Quizá por eso fue lo que más me costó”. En esta aventura retrata a cincuenta personajes que no sólo tienen que ver con él sino también con aquellas personas que se ha ido encontrando por el camino. De todos ellos confiesa que al que más cariño tiene y más gracia le hace es el del yonqui de Torrente.
A más de uno le podría surgir la duda de saber qué gana uno ridiculizándose, o meterse en papel de psicólogo y llegar a pensar que incluso puede servirle de terapia. “Es como una obra de teatro escrita para mí. Interpreto personajes y Gabino es el maestro de ceremonias”, dice el artista que confiesa que fue el destino el que hizo que acabara en el mundo de la comedia. “Fue una válvula de escape porque era muy mal estudiante. Siempre he sido un poco payaso y finalmente encontré una profesión donde me he podido desarrollar”.
La fama de feo siempre le ha perseguido y reconoce que “ser guapo y tener dinero ayuda bastante, aunque ser insistente y arrancar una sonrisa también funciona”.
Le cuesta decidirse si tiene que elegir entre el cine o el teatro, pero le seduce más subirse a las tablas y hacer reir. “Con el teatro el espectador ve una sola vez la función y tiene el recuerdo, a diferencia del cine que queda para toda la vida”. De momento, en diciembre va a parar con el show y va a trabajar en el rodaje de la segunda parte de El oro de Moscú, que se titulará La daga de Rasputín.
Lo que está claro es que su espectáculo está hecho para pasar un rato agradable en compañía de un actor que llega directa y sinceramente a todo tipo de público entre risas, música, canciones, sueños y realidades con las que de alguna u otra manera nos podemos sentir identificados, por lo que ahora que puede, pase Una noche con Gabino.