Todd Solondz busca algo de luz en su nueva película 'Dark Horse'
LOS ÁNGELES, EEUU (Reuters/EP)
El director Todd Solondz se abrió paso en el universo de Hollywood con 'Bienvenidos a la casa de muñecas', una cinta independiente de 1995 sobre una tímida niña de que sufre acoso escolar, con la que ganó el Gran Premio del Jurado al mejor drama en el festival de Sundance.
Desde entonces, el cineasta de Nueva Jersey ha explorado asuntos aún más oscuros, como el asesinato, el suicidio, la violación, el abuso infantil y el aborto, en películas como 'Happiness', 'Cosas que no se olvidan', 'Palindromos' y 'La vida en tiempos de guerra'.
Por oscuros que sean los temas, Solondz siempre aporta su peculiar sentido del humor en las historias y, con la excepción de 'Palindromos', sus películas tienen buenas críticas.
Ahora llega 'Dark Horse', que habla de Abe (Jordan Gelber), un niño grande en la treintena, obeso, que sigue viviendo con sus padres (Mia Farrow, Christopher Walken) y enamorado de Miranda (Selma Blair) una joven deprimida que también vive en casa.
La película, que ha obtenido buenas críticas en los primeros pases de su limitada distribución, se estrenó el 8 de junio en Nueva York y ha ido de gira por ciudades como Chicago y San Francisco. El viernes se estrena en Los Ángeles, y después irá a Washington o Dallas. Solondz habló con Reuters sobre la película.
P: Te han acusado a menudo de ser cruel y perverso con tus personajes, ¿te consideras culpable o inocente?
R: Esas son las cosas agradables que me ha llamado la gente. Soy humano y de verdad no me gusta que la gente diga cosas malas de mí, pero entiendo que mis películas siempre generan sentimientos encontrados. Ojalá tuviera una personalidad más fuerte y fuera indiferente a todas las críticas. Eso facilitaría mucho la vida. Pero no lo soy.
P: ¿Puedes describir esta película para los lectores que no estén familiarizados con tu obra?
R: Empecé haciendo una historia de chico conoce a chica, y parece que terminé con un punto de vista alternativo basado sobre el género de desarrollo truncado que Judd Apatow hizo famoso con “Virgen a los 40” y otras películas de esa clase.
P: Parece una comedia pero no lo es, ¿no?
R: Yo la llamaría una comedia muy triste, quizá la más triste que he hecho. Cada vez que creo que he hecho la más triste, me sorprendo a mí mismo. Me conmueve, y eso es lo que espero conseguir.
P: ¿Y qué temas clave querías explorar a través de tu personaje principal, Abe?
R: Él colecciona todos estos juguetes y le gustan los videojuegos, y su habitación está decorada como si siguiera al principio del instituto.
Es un símbolo de ese fenómeno en el que uno deja de poseer una colección para descubrir que la colección le posee. Así que es esa clase de patología que se desarrolla, y lo que más me interesó es la forma en la que se aferra a todos los sueños y esperanzas de su juventud. Vive una especie de muerte en vida. Y creo que esa obsesión con la juventud irrecuperable es un gran fenómeno en todas las democracias consumistas, seculares y prósperas, donde hombres adultos tienen colecciones como la de Abe y veneran las cosas. Rara vez ves ese fenómeno en mujeres.
Así que su adicción a las drogas es coleccionar juguetes, y en cierta forma conjura la idea de la mortalidad. Quizá en las mujeres es todo el trabajo cosmético.
P: ¿Qué aportaron Jordan y Selma a sus personajes?
R: Vi a Jordan en una obra y ha estado en series como 'Boardwalk Empire'. Me pareció el actor perfecto para el papel. De hecho, él te diría que es un 70 por ciento su personaje. Y trabajé con Selma en “Cosas que no se olvidan” y vi esto como un retrato de ese mismo personaje 10 años después. Me encantó reunir a esa pareja tan visualmente dispar y mostrar que en realidad podrían encontrar una conexión entre sí. Puede que sea tenue, pero es real. Y me encantó el reto de hacerlo creíble.