China fabrica el 80% de los productos de la industria del sexo

La industria del sexo y el ocio para adultos es un negocio cada vez más importante en China, donde el sector ingresa anualmente cerca de 38.000 millones de yuanes (3.660 millones de euros) y facilita la apertura del conservador público chino.

“El 80% de los productos manufacturados que el sector exporta se fabrica en China”, explicó Ryan Cheung, director del salón que organiza la Cuarta Feria China Internacional de Juguetes para Adultos y Reproducción Saludable que terminó este domingo en Shangai.

Los 137 expositores que participan en la feria, locales en su inmensa mayoría, presentaron una amplia gama de juguetes para adultos de fabricación china como muñecas de látex de dimensiones humanas, aceites y estimulantes, lencería, látigos, máscaras y una vasta colección de consoladores.

“Este evento sirve como punto de encuentro para exportadores e importadores” pero también ayuda a abrir “la mentalidad de los chinos, más conservadora que la de los occidentales”, ya que, “una vez cubiertas las necesidades básicas, la gente busca otros productos”, añadió Cheung.

“Estos artículos no están prohibidos en China, aunque mucha gente cree que sí y por eso no se acercan a ellos”, comentó Sunny, responsable de Sunspice Lingery, quien se quejó, como otros fabricantes, de la escasa afluencia de importadores internacionales.

A la exhibición también se acercó público no vinculado profesionalmente al sector, como la pareja formada por Roy Luo y Momo Lao, que tras comprar un artículo de sumisión y sadomasoquismo comentaba sobre la feria que “este tipo de cosas sólo pueden ocurrir en Shangai, que es un ciudad genial y muy abierta”.

Uno de los atractivos para los curiosos era la colección de 300 objetos históricos que Liu Dalin, fundador del primer museo de sexo del país, en Tongil (provincia oriental de Jiangsu), muestra en la feria.

Entre la selección había dibujos eróticos chinos del siglo XVIII, consoladores de más de doscientos años de antigüedad, esculturas y jarrones con grabados que “ayudan a la gente a aprender sobre la cultura sexual de China”, según declaró Liu la prensa local.

“Nunca había visto algo así”, comentó Elsie Zhang, que visitaba por primera vez la feria y que dijo sentirse especialmente atraída por la “lencería sexy y los juguetes de plástico”.

Maya Majithia, canadiense afincada en Shangai, se mostró gratamente sorprendida de que “un país comunista permita cosas como ésta”.

El neoyorquino Ross Kirsh, propietario de una fábrica de productos para adultos en Donguang (en Cantón, en el sur de China) y que participaba en la feria por tercer año consecutivo, explicó que los fabricantes occidentales tienen “una visión más global” y entienden mejor lo que quieren los clientes extranjeros.

Kirsh, responsable de la firma Electric-Lingerie, comentó que los varones chinos que visitan la feria se interesan especialmente por la lencería masculina, “más que las chicas, que tienen un poco más de miedo, por razones culturales”.

“Otros años la gente era más agresiva. Muchos se querían llevar los catálogos a casa porque pensaban que eran como un Playboy”, una de las revistas para adultos más exitosas del mundo y que en China comercializa ropa con su famoso logotipo de un conejito, pues las revistas pornográficas están prohibidas, explicó Kirsh.

Leanne Hill, importadora australiana de la marca Love in Leather (Amor en Cuero) dijo que, “a pesar de ser pequeña, la feria está bien”, aunque lejos de grandes exposiciones eróticas celebradas en Berlín, Las Vegas o en Londres, que a su juicio es la mejor del mundo.

Según Hill, las marcas chinas no se caracterizan por ser innovadoras y “básicamente copian” lo que diseñan otros, penetrando en el mercado porque sus precios son muy competitivos.

Pero no todos confían en la cuestionada calidad de las manufacturas chinas, como Wen Yian, director del puesto de “condones de moda” BAB, cuya marca diseña y empaqueta los preservativos en China, pero los produce en Malasia, pues “la calidad es mejor”.

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