''Hace falta que los empresarios sean un poco más osados''
Josep María Surdé nació en Barcelona, el 17 de agosto de 1952. Corría el año 1978 cuando Surdé arribó a Las Palmas de Gran Canaria para instalarse.
En 1994 crea, junto a su socio el doctor Pelayo Palacios, la empresa Riocais Residencial Altavista, S.L., que gestiona las residencias Altavista 1 y Altavista 2. Altavista 1 en la calle Juan Ramón Jiménez y Altavista 2 en la calle Chopín. Originalmente, José María Surdé era propietario de un servicio de urgencias de enfermería a domicilio, y a su vez Pelayo Palacios tenía una empresa de urgencia médica a domicilio, por lo que ya se conocían.
En un determinado momento, advirtieron que en Las Palmas de Gran Canaria no había más que dos residencias pequeñas privadas para mayores, y vieron un nicho de negocio en ese sector, por lo que se embarcaron en el proyecto Altavista, que aún hoy gestionan con éxito. La primera residencia, Altavista, fue inaugurada en 1994 y trasladada en 1997 a la calle Juan Ramón Jiménez, creándose así la residencia Altavista 1, la anterior no reunía las estructuras necesarias; en el año 2001 inauguran la residencia Altavista 2, en la calle Chopín.
Surdé recuerda que la primera residencia que abrieron les trajo algunos problemas debido a la falta de experiencia. Cuenta que los residentes entraban a la residencia en buen estado, con el tiempo su salud se iba deteriorando y algunos dejaban de caminar. Este cambio en el estado físico de los pacientes hizo necesario contar con un ascensor, pero como la casa que albergaba la Residencia no era lo suficientemente grande, si colocaban un ascensor debían eliminar dos habitaciones, por lo que eran cuatro plazas menos, y por ende el negocio dejaba de ser rentable.
Surdé asegura que la mayoría de las residencias que abren en Canarias son medianas debido a que son más baratas que las grandes. Estas últimas están al doble de precio, ya que incluyen servicios como biblioteca, iglesia propia, cafetería, entre otros. Pero para el empresario es muy poco probable que una persona que tiene una pensión contributiva pueda pagar entre 2800 y 3000 euros, que es lo que cuesta una plaza en una residencia grande.
Josep María Surdé considera que si bien la crisis ha afectado mucho al sector, está en crecimiento. Uno de los motivos de este incremento es que la gente vive más años, y además hoy en día en una familia tipo trabajan tanto el hombre como la mujer, por lo que no hay tiempo para cuidar de los ancianos.
El empresario asegura que su residencia es cien por cien privada y que no recibe ayuda ni subsidio del Gobierno. Acerca de este tema, Surdé explica que además de ser uno de los propietarios de la empresa Riocais Residencial, S.L, es el vicepresidente de la Asociación de Centros y Servicios Privados de la 3ª Edad (ACETER), y que la Asociación está federada en la Federación Nacional de Mayores.
Periódicamente tienen reuniones con presidentes y vicepresidentes de asociaciones de toda España, y en esas reuniones es donde confirma que las residencias de Canarias son de las pocas de España que no reciben ofrecimientos del Gobierno para comprarles plazas.
Consultado acerca de cómo afectan las políticas públicas en la línea de la Ley de Dependencia, que beneficia a las personas que necesitan ayuda para realizar actividades cotidianas básicas, el empresario explica que han tenido que adaptarse ellos a la nueva ley. “Antes había dos tipos diferentes de residencia, la social y la sociosanitaria, tú te podías acoger a la que te interesara más. Ahora nos interesa más acogernos a la sociosanitaria para poder adaptarnos a la Ley de Dependencia, la social no se puede adaptar”, explica uno de los socios fundadores de Riocais Residencial, S.L .