Trabajadores exigen bonificar las tasas
El delegado de Cesha en el aeropuerto de Gran Canaria, Juan Agustín Viera, ha solicitado este martes la bonificación de tasas aéreas en los aeropuertos de Canarias para incentivar el desarrollo turístico, y ha criticado a Fomento por su subida porque generan una disminución “drástica y alarmante” del tráfico aéreo.
Según la Coordinadora Estatal del Sector Handling Aéreo, Fomento actúa con “intencionalidad” ya que su aplicación no genera “ningún coste”, y obtuvo “buenos resultados” en 2011.
Desde septiembre de 2011 al mismo mes de 2012, el número de vuelos descendió en un 16%, y en noviembre de 2012 se registraron 104 frecuencias menos cada semana, una pérdida del 26% con respecto a noviembre de 2011.
Este año, según Cesha, se mantiene la tendencia ya que los ocho aeropuertos canarios volvieron a registrar un descenso del 16% en su número de vuelos en marzo.
En 2012, las tasas aeroportuarias se incrementaron un 18,9% de media en España, lo que encareció entre un 12 y un 15% el precio del billete aéreo. Esta subida también ha afectado al servicio de tierra que ha tenido que aumentar sus costes en detrimento de la calidad y prestaciones a ofrecer.
“Estamos asistiendo a un estrangulamiento de la economía de las islas por parte de una gestión aeroportuaria que debería ser potestad del Gobierno de Canarias. Reivindicamos la necesidad de salvaguardar a los operadores aéreos de Canarias y de establecer escenarios que propicien unas infraestructuras aeroportuarias dignas y adecuadas”, ha comentado.
Medio necesario
En su opinión, se trata de escenarios “donde se apueste por condiciones de salud y seguridad que merecen los habitantes del archipiélago, donde el avión se convierte en un medio de transporte necesario y no de lujo”.
Cesha ha denunciado también el “abandono” de algunas de las instalaciones aeroportuarias y ha criticado las decisiones “unilaterales” de la supresión de los servicios médicos en aeropuertos de Fuerteventura o Tenerife Norte, o la desaparición de las ambulancias ubicadas en los aeropuertos para los traslados urgentes.
“Todo ello, con un claro resultado: la merma en la calidad de los servicios prestados tanto al viajero como a los propios trabajadores aeroportuarios”, ha afirmado Viera.
