La próxima campaña de papas está en 'ya veremos' para muchos agricultores

Si hay algo importante para el sector primario en su conjunto son los precios que se pagan en origen, que es lo mismo que decir lo que cobra el agricultor, el ganadero, el quesero o el pescador profesional.

Es la fórmula más fácil de entender la situación para el lector: si no hay ganancias, o como mínimo no se tienen pérdidas, el sector se puede mantener y nuevas generaciones tendrán la oportunidad de incorporarse.

De lo contrario será imposible mantener y aumentar la mínima soberanía alimentaria que hoy en día tenemos y que, dependiendo de donde se saquen los datos, se tiene punto arriba o punto abajo, pero que a todas luces es irrisoria. No hay nada más que ver la bajada del sector en la aportación al PIB de la Comunidad en los últimos cinco años, y es que los datos siguen siendo tozudos y parece que a nadie le entra en la molleja que lo importante para cualquier actividad es no perder dinero para poder seguir con la labor y mantener la dignidad para que no quede a expensas de la subvenciones.

Que está muy bien dar a conocer en los aeropuertos el vino, el queso, la miel y muchas cosas más, y hay que hacerlo, no digo que no, pero lo importante es lo que entra en el caldero todo los días, las verduras y las hortalizas y a que precio entran en ese caldero y a que precio se le ha pagado al productor.

Este año se le ha dado otro empujón hacia el abismo a los agricultores de papa. Muy pocos kilos se han pagado al costo del producto, ninguno por encima del costo, eso sí, algo que trae la desgana al sector y ya muchos se plantean para la próxima cosecha cambiar el producto a plantar, o lo que es igual, abandonar el cultivo de la papa, y como dicen algunos: que las planten las cadenas de distribución que ellas y los intermediarios son las que se llevan las ganancias.

Pero es más, algunos se plantean también dejar la profesión de toda la vida por algo muy lógico, los precios los han arruinado y las deudas se les amontonan, esa y no otra es la causa de tanto deterioro. Algunos también dicen que se está comenzando la casa por la azotea, muchas reuniones y más que reuniones, muchas fotos de los acuerdos que se hacen, pero los precios no cambian para nada para el agricultor.

Como decimos, para la próxima campaña, casi con seguridad, la cosecha de papas será menor, por consiguiente la soberanía alimentaria también bajará con toda seguridad.

Para colmo de males, desde que La Cooperativa Cosecha Directa dejó, por imperativo formal, de traer la papa de semilla, ésta ha vuelto a subir de precio en poco menos de dos años más de un 40 %. Dicha cooperativa se la vendía al agricultor a 14 euros, ahora sin ese equilibrio en el mercado no es fácil, salvo que seas muy amigo del distribuidor, encontrar cualquier variedad por debajo de los 26 euros en Tenerife y entre 22 o 24 en Gran Canaria. Por consiguiente, más caras en las islas no capitalinas por aquello de la doble o triple insularidad.

Así puestos, se avecina un 2017 un tanto conflictivo y las organizaciones agrarias mirando para el objetivo de la cámara fotográfica, para los celajes y a veces para reírles las gracias al mandatario de turno, o para sus intereses, pero no para el conjunto de los intereses del sector, ya que con precios más justos otro gallo cantaría y sí que se estaría trabajando de verdad por la soberanía alimentaria en nuestra comunidad, lo demás, mientras esto no se dé, son mucho bla, bla, bla o cantos de sirena.