El arquitecto Juan Palop: “Los Planes Generales han perdido ambición y sólo hablan de dinero y de convenios”
Formado en Las Palmas de Gran Canaria, Oxford y Harvard, el arquitecto canario Juan Palop ha acuñado el término biourbanismo, que entiende la ciudad no como un sistema inerte de edificios y calles, sino como “un entramado complejo y dinámico de sistemas medioambientales, funcionales, humanos, no-humanos y construidos”. Colaboró con Ben Van Berkel en un Master Plan para Yaiza y participó en Rascainfiernos, exposición de los experimentos topográficos de Fernando Higueras, dentro del proyecto de la Bienal Arte y Naturaleza. Es el responsable del proyecto de regeneración ambiental de los barrios de Arrecife.
- ¿Qué le inspiran Lanzarote y Arrecife?
- Lanzarote es la prueba de hasta qué punto no sólo se deben conservar los paisajes heredados sino que se pueden construir nuevos; esa es a mi juicio la gran contribución de César Manrique. La capital, Arrecife, necesita una urgente regeneración de las condiciones sociales y ambientales de sus barrios. Esto contrasta con los planes clásicos, que se centran más en la mejora de la fábrica urbana (aceras, farolas, etc.) e ignoran las dinámicas sociales y medioambientales.
- ¿Qué es el biourbanismo?
- El biourbanismo es uno de los múltiples “prefijos” que pretenden plantear una alternativa disciplinar al urbanismo tradicional. De todos los urbanismos que se van oyendo por ahí, eco-urbanismo, nuevo-urbanismo, etc., en mi opinión el que plantea una opción teórica y disciplinar más robusta es el biourbanismo, resultado de una nueva percepción que entiende la realidad como algo vivo y por lo tanto sujeta a los patrones de comportamiento y desarrollo de los sistemas vivos. Como resultado de esta nueva percepción, el biourbanismo activa temas como la participación ciudadana, la movilidad peatonal, el confort urbano, la escala humana, la autosuficiencia energética...
- Desde hace unas semanas, se sumerge en los barrios de Arrecife como responsable de un proyecto de regeneración ambiental de la mano de la Reserva de Biosfera.
Cierto. Llevo unos cuantos fines de semana recorriendo los barrios. Pero si le soy sincero, lo que te permite andar y “hablar” los barrios no es detectar los problemas de movilidad, escala, el escaso confort urbano y de sombras, cierta desgobernanza histórica, etc. sino las potencialidades ocultas, aquellos patrones que son oportunidades sobre las que reconstruir, y “hacer-crecer” Arrecife, como si de una jardín se tratara. Por ejemplo, hemos descubierto algunas esquinas que con un simple árbol y un banco convertirían su entorno en espacio de referencia visual, confort urbano y encuentro del vecindario.
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