Croacia llega al club de los 27 con la economía tocada
Croacia se convierte a partir de este lunes en el Estado miembro de la Unión Europea (UE) número 28, después de más de una década de largas negociaciones y con su economía seriamente tocada por la crisis.
“Croacia tiene por delante un verdadero reto fiscal”, señaló el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea (CE), Simon O'Connor, quien reconoció que tras la adhesión, Bruselas elaborará un informe, evaluará la situación y determinará si existe un déficit excesivo que requiera la apertura de un procedimiento.
Según las previsiones económicas de primavera de la CE, la deuda del país será del 62,5 % del PIB en 2014 y su déficit público del 5,6 %, por encima del 60 % y el 3 %, respectivamente, recomendados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
El desempleo afectará el próximo año al 20,1 % de la población de Croacia, que cuenta con 4,2 millones de habitantes, y, aunque el PIB, después de cinco años de recesión, parece que dará un respiro y avanzará un 0,2 %, todo indica que a corto plazo la situación económica seguirá siendo un lastre importante para el crecimiento pese al impulso que supondrá la entrada en la UE.
En opinión de la Comisión, “comprometerse con una estrategia de consolidación clara y sostenible será clave para fortalecer la confianza y favorecer un clima financiero y económico estable”, señaló O'Connor.
“Para mucha gente joven que no tiene trabajo la entrada en la UE es una oportunidad muy importante de salir fuera a buscar una vida mejor”, afirmó en una conversación con Efe Damir Plese, ciudadano croata residente en Bruselas desde hace siete años y actualmente empleado del Parlamento Europeo (PE).
“Se nos abren las puertas de los países escandinavos”, continuó Plese, que explica que mientras Suecia, Dinamarca y Finlandia no han tenido reparos en abrir de par en par su entrada, otros como Bélgica o Alemania se han acogido a medidas transitorias durante dos años para evitar una llegada masiva de croatas.
Más allá de la oportunidad económica, Plese destaca la facilidad para desplazarse en la UE que tendrán ahora los croatas y recuerda sin añoranza las numerosas preguntas administrativas que acompañaban al cruce de la frontera eslovena.
Para este políglota croata, de 36 años, otro de los cambios atractivos que implicará el ingreso en la Unión es la posibilidad de estudiar fuera a precios más económicos, ya que hasta ahora cursar una licenciatura, por ejemplo, en la Universidad de Cambridge sin ser británico o ciudadano comunitario costaba hasta diez veces más.
“Nunca he sido euroescéptico, pese a que después de tantos años de espera me desilusioné un poco”, afirma.
Para Plese, como para otros croatas, la adhesión de su país al club comunitario es vista como una vía “para volver a la cultura y los valores europeos a los que siempre ha pertenecido”, ya que recuerda que cuando el país formaba parte de Yugoslavia, Belgrado no permitía estos sentimientos.
De la guerra en los Balcanes, Plese no olvidará cuando tuvo que refugiarse en Eslovenia justo antes de que bombardearan su pueblo, Delnice (a 12 kilómetros de la frontera con ese país) y despedirse de su familia y sus amigos para siempre porque no sabía si los volvería a ver.
“Fue duro, lo aguantamos y salimos”, pero “si uno quiere seguir hacia delante tiene que olvidar y perdonar, no se puede vivir con odio ni con rencor”, según Plese, para quien “no olvidar” solo tiene sentido si es para que “no vuelva a ocurrir”.
Desde el European Policy Center (EPC) de Bruselas, la analista política Corina Stratulat reconoce que Croacia ha sido el primer país que ha completado un proceso verdaderamente riguroso para entrar en la UE puesto que se aplicaron los conocimientos adquiridos en ampliaciones previas como las de Rumanía y Bulgaria.
“Los requisitos para Croacia y para los países balcánicos que quedan por unirse son muy duros y ciertamente muy distintos de las ampliaciones de 2004 y 2007”, señaló a Efe.
Stratulat lo atribuye al contexto posbélico y precisa que las condiciones han tenido mucho que ver con la seguridad, la plena cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), el retorno de refugiados, la cooperación regional y la reconciliación.
El acceso de Croacia constituye la séptima fase de ampliación del club europeo desde su formación en 1957 y precede a las de Turquía, Macedonia, Islandia, Montenegro y Serbia, los cinco países que en estos momentos ostentan el estatus oficial de candidatos a la adhesión.