50 años del Teneguía, el volcán “amable”

Volcán Teneguía, en el sur de La Palma

Efe

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Ni los más osados iban a pensar que cincuenta años después de la erupción del Teneguía se produciría una de las erupciones históricas más importantes de La Palma.

Y es que el volcán en Cumbre Vieja que hizo erupción el pasado 19 de septiembre, ha eclipsado el aniversario del que hasta ahora era la última erupción en tierra firme de un volcán en Canarias.

Hoy, 26 de octubre de 2021 se cumple el 50º Aniversario de la erupción del volcán Teneguía en el municipio de Fuencaliente.

Medio siglo ha pasado desde que la tierra se abriera en el sur de la isla de La Palma y surgiera uno de los volcanes más queridos por los palmeros, por su “amabilidad y los escasos daños que provocó”, tal y como recuerdan desde el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) con el documental Teneguía, el volcán amable.

La erupción fue corta, apenas duró 24 días, pero dejó su huella en el territorio con un cono de piroclastos basálticos que alcanza los 431 metros de altura.

El volcán fue nombrado como Teneguía por haber surgido próximo al roque de Teneguía, un domo fonolítico rodeado por las coladas de lava de la erupción del volcán de Fuencaliente de 1677, que contiene petroglifos de la población aborigen de La Palma.

Según el investigador y filólogo por la Universidad de La Laguna, Ignacio Reyes, “el término Teneguía es de procedencia aborigen, pudiendo significar «una del vapor (caliente) o humo»”, tal y como recoge en su trabajo de investigación titulado Voces volcánicas.

“La erupción fue todo un acontecimiento”, describe a Efe el maestro retirado Pablo Batista. “Gente de todos los puntos de la isla y de fuera de La Palma se desplazaban hasta Fuencaliente para verlo”.

El pueblo se quedó pequeño para contemplar la magnitud del nuevo volcán. Sin apenas peligro para la población dado el lugar de la erupción (alejado 25 kilómetros del casco urbano del municipio), “el volcán se podía contemplar desde las zonas cercanas, desde el mismo cráter del volcán de San Antonio”, explica Pablo Batista.

“Las familias llegaban en coche para pasar el día viéndolo. Se traían la comida y hacían picnic frente al volcán”, relata. “Yo mismo fui con mi familia de cinco hijos y estuvimos casi el día entero allí”.

“Esta erupción tuvo una duración de 24 días, del 26 de octubre al 18 de noviembre de 1971, y sus coladas de lava ocuparon 276 hectáreas”, señala el coordinador científico de Involcan, Nemesio Pérez, durante estos días en los que sigue de cerca el volcán en Cumbre Vieja.

Pérez recuerda que la existencia de las Islas Canarias se debe a las continuas erupciones volcánicas que han tenido lugar a lo largo del tiempo. “Sin esta actividad volcánica no se hubiera construido Canarias y, por consiguiente, no habría existido la sociedad canaria”.

“Somos conscientes de que la actividad volcánica puede ser una fuente de destrucción, especialmente para las comunidades que viven en las cercanías de un proceso eruptivo, pero los intervalos de tiempo en los que la actividad volcánica pudiera ser una fuente de destrucción es mucho menor que los intervalos de tiempo en los que la actividad volcánica actúa como una fuente de construcción, contribuyendo al desarrollo socio-económico de las comunidades que habitan en territorios volcánicos”, explica el científico de Involcan.

Eso en gran medida es lo que ha pasado con las coladas de los volcanes denominados históricos que han tenido lugar en Canarias. La población isleña ha sabido adaptarse a las mismas llegando incluso a construir sobre el malpaís y crear vida en terrenos fértiles, generando una economía que, en el caso de La Palma, es de las más importantes de la isla.

“Tras el volcán, se aprovecharon las tierras ganadas al mar para crear fincas de plataneras que hoy son las que más rendimiento dan en Fuencaliente”, señala el alcalde del municipios, Gregorio Alonso, quien reconoce que el Teneguía generó una economía de importancia para su municipio dado el carácter turístico que tomó desde el primer momento.

“En la actualidad contamos con el Centro de Visitantes del Volcán de San Antonio, que recibe miles de turistas al año, cuya temática son los volcanes de La Palma, contando incluso con un simulador de terremotos. Además se puede hacer un pequeño recorrido por el cráter de este volcán y ver las características del mismo”, explica.

El Teneguía atrajo desde el primer momento la atención del mundo científico, siendo innumerables las personas que se desplazaron hasta La Palma para analizar tal fenómeno natural.

Una vez apagado, el volcán comenzó a formar parte de la estampa turística de la isla, pasando a estar presente en múltiples objetos que llevarse de recuerdo de la Isla Bonita.

“Para nuestros ancestros, el contexto de un volcán era una manifestación nefasta de la geografía mítica que remite a sucesos enmarcados en lo sagrado o lo sobrenatural. Esta forma de razonar es la entrada secreta a través de la cual las inagotables energías del cosmos se vierten sobre las manifestaciones culturales humanas”, señala el historiador e investigador palmero, Miguel Angel Martín González.

“Quizás algún día podamos ver con otros ojos este volcán tan dañino y nos aporte riqueza y prosperidad a la isla”, indica el profesor Martín González, autor también de varios libros sobre espeleología volcánica.

La efeméride que ahora se celebra está eclipsada por otro volcán, mucho menos amable que el Teneguía. Los datos actuales empequeñecen al surgido hace ahora cincuenta años.

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