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Secuelas de Repsol y otras historias peperas

Soria aconseja al PSOE que preste atención a Grecia: "Si tiene la tentación de jugar a ser Podemos, gana Podemos"

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Hace dos o tres semanas, Ana Pastor entrevistó, en La Sexta, a José Manuel Soria. Mientras lo escuchaba me vino a la memoria cierto viejo profesor y su insistencia en la imposibilidad de que alguien pueda explicar a otro aquello de lo que poco o nada sabe. Ya ni sé de que habló el muy ministro que fue incapaz de iluminar el arcano del recibo de la luz, a pesar de ser el custodio de los voltios y vatios patrios.

Ahora acabamos de verlo con las orejas gachas, sin mengua de su altanería, lamentar que Repsol no encontrara el petróleo que iba a hacernos ricos y poco le faltó a la coral pepera para culpar a Paulino Rivero del fiasco. Mientras, el magistrado de Lo Contencioso del TSJC, Helmut Moya, barrunta que los empecinados perforadores dieron con un gran yacimiento de petróleo pero han hecho como que no. Como les supongo enterados de las razones de Moya aventuraré de mi cosecha la posibilidad de que Repsol decidiera esperar un tiempito a que bajemos la guardia para hidrocarburarnos de mala manera en cuanto vuelvan a subir los precios del crudo. Pero mejor lo dejo estar para centrarme en la fijación de Soria con Paulino Rivero; en ese afán de machacarlo por tierra, mar y aire y hasta desde el subsuelo, Clavijo mediante.

Es verdad que algo de oportunismo hay en la oposición del cuasi ex presidente a los sondeos. A mi entender, Paulino se puso flamenco arrastrado por el estado de opinión canario en contra de las prospecciones y la innata querencia a incordiar de los nacionalistas que se precien. Como no hay manera de saber lo que hay o no hay detrás de la decisión de Repsol de coger puerta, no sé si considerarla reculada de carnero o si se fue con el rabo entre patas. Lo que me obliga a tirar del recordatorio de una serie de noticias significativas que tampoco aclaran gran cosa pero entretienen. Y empiezo por las declaraciones de Antonio Brufau, presidente de Repsol, sobre el escaso interés de su compañía en Canarias a la que, pobrecita mía, presionó el regulador para que sondeara al modo. El regulador no es otro, ya saben, que el Ministerio de Industria, o sea, Soria. Lo que me lleva a aquellas series en blanco y negro de la TVE preindustrial, que nos llegaban versionadas creo que en Puerto Rico. En ellas aparecían los cadáveres en la regadera, vulgo ducha, o en la ‘cajuela’ de los coches y reguladores eran los esforzados rangers de Texas, dicho sea más con ánimo de ilustrar que de faltarle a nadie.

Ya debía estar Brufau asustado con Soria pues antes de que se iniciaran las prospecciones adelantaba los millones de barriles que se extraerían; los miles de puestos de trabajo que se crearían, en número superior a los que tiene Repsol en todo el mundo; la morterada de euros que reportaría a la Hacienda isleña por vía fiscal, etcétera. Tuvo que salir Brufau a advertir que la posibilidad de que hubiera petróleo era del 20%; que, de haberlo con la calidad necesaria, su extracción no tendría incidencia en el paro canario y que Repsol no pagaría sus impuestos en Canarias sino en Madrid, por lo que las islas habrían de dirigirse allá para rascar algo. Pero ya iba Soria desarretado largando cifras y porcentajes que le llevaron a ejercicios de lo que podríamos llamar “fiscalidad comparada” al utilizar de referencia la legislación italiana de hidrocarburos.

A mí, qué quieren, me resultó curioso el contraste del preocupado escepticismo realista de Brufau y la explosión optimista de Soria metido a vendedor de burras cojas. Hubo un trueque de papeles en que Brufau asumió el de canario zorro que no suelta prenda y oculta su fortuna bajo el colchón para que no le vayan a pedir prestado; mientras Soria adoptaba el de aquellos peninsulares estantes de las leyendas urbanas de antaño que presumían de poseer tantos y tan extensos cortijos que, sumadas todas sus superficies, se salían de la Península, cubrían el Magreb y más allá. Eran, en fin, remoto reflejo del ideal de la Castilla de los Reyes Católicos: prolongar la Reconquista por el norte de África para ponerlo bajo el signo de la Cruz. Lo que igual hizo soñar a los más decididos a ir por el imperio hacia Dios con aprovechar el embullito, conquistar Egipto y sentarse a esperar que el Altísimo volviera a separar las aguas para atravesar en seco el mar, hacerse con los Santos Lugares y colocar allí las concertinas fronterizas del ministro Fernández Díaz.

Una vez controlado el brote historicista frecuente en mi natural y volviendo a Soria, se me vienen a la cabeza ideas como aquella de construir un aeródromo para ricos en La Isleta, que se ha conservado gracias al Ejército, claro precedente del muelle para yates de alto copete que llevaba aparejado la Gran Marina. Es decir, vuelvo a los trabajos y los días sorianos caracterizados por su desprecio a la inteligencia de los de a pie y el alegre manejo de los dineros públicos que mostrara en sus etapas al frente del Ayuntamiento de Las Palmas, el Cabildo grancanario y de vicepresidente del Gobierno de Canarias en el que también fue consejero de Economía. Debería el desmemoriado (e)lector reparar en la millonada de euros con que embarrancó al Ayuntamiento de Las Palmas y que alcanzó su momento culminante con la construcción de una potabilizadora que no ha producido un solo metro cúbico de agua. Se empeñó el hombre en una tecnología obsoleta, desaconsejada por los técnicos a los que hizo maldito caso y salía tan cara el agua que la dejaron estar. Nada les digo de Isolux o de La Favorita y otros asuntos que dan idea de los millones de euros que tiró por el sumidero. También desde la alcaldía le dio un golpe de muerte al Plan Hidrológico de Gran Canaria. Éste fue un trabajo riguroso que proponía tratar las aguas depuradas hasta quitarle por completo las sales que les aporta su uso para destinarlas a la agricultura, incluida la más exigente de calidad. Se pretendía reducir las extracciones del acuífero para favorecer su recuperación. Al ser la ciudad de Las Palmas la que aportaba el mayor caudal de aguas residuales, que Soria decidiera no participar dejó al plan tocado. Ya en el Cabildo procedió a la liquidación por venta del Servicio Insular de Leche (Sialsa) porque, dijo, la corporación no estaba para hacer yogures. Se cargó, del zapatazo, la tradición insular de apoyo a un sector que si no era clave desde la perspectiva de los grandes números, hacía de redistribuidor de rentas que no por su modestia dejaban de contribuir a la estabilidad social. Viene a colación aquí aquella monjita pedigüeña y comechosa como ella sola que no despreciaba ni las limosnas de perra chica (5 céntimos de peseta, aclaro a quienes no peinen canas suficientes) porque, decía, muchos pocos hacen un mucho. No solo dañó Soria a la cabaña isleña sino que contribuyó a la desindustrialización de la isla.

Y no les cuento del caso eólico para irme a su etapa de consejero de Hacienda, cuando quiso entregar una montonera de millones a los de Tebeto sin recurrir siquiera la sentencia que ordenaba el pago. Esa fue la causa primera de su enemistad con Paulino Rivero, que lo separó de la gestión de aquel asunto, interpuso recurso en contra del parecer de Soria y lo ganó con lo que ahorró a Canarias un chorro de millones al tiempo que dejaba fatal al hoy ministro. Con los de Tebeto.

Para muestra bastan estos botones. Hace unos meses el propio Soria insinuó que cuando deje el ministerio volverá a su profesión. De lo que me alegré; por nosotros y también por él que ha dicho, en alguna ocasión, que ganaba más dinero como profesional que como político. No es justo que siga sacrificándose sine die por el servicio público. Aunque sospecho que está dispuesto a llegar al martirio y presentarse a las elecciones como aspirante a la presidencia del Gobierno. Me da que sus buenas migas con Fernando Clavijo lo mismo pueden ser el abrazo del oso para quebrarle el costillar o el anticipo de un pacto de legislatura y que la vida siga igual pero peor. Los animalitos se conocen.

El REF visto por el PP canario

Adornaron la comparecencia en que Soria lamentó el fracaso de su versión en negro (de petróleo) del cuento de la lechera la sin par, gracias a Dios, Australia Navarro, diputada de abundosa parola si de poner a parir a Paulino Rivero se trata y Asier Antona, recién llegado de hacer el papafrita en el Ministerio de Hacienda. De Australia nada añadiré, pero en cuanto a Antona fue de pena comprobar que se creyó cuanto le dijo el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre. El hombre salió obnubilado de que tan elevado personaje le dedicara algo de su valioso tiempo y justificó la decisión del Gobierno de dejar para después de las elecciones el REF económico y aprobar ahora solo la parte Fiscal.

Es increíble que sea necesario volver a explicar que REF son las siglas del Régimen Económico y Fiscal. O sea, que tiene dos partes y que la económica va por delante en el su mismo enunciado pues, después de todo, afecta directamente a la generalidad de los canarios en los aspectos más sensibles de su vida y bienestar: energía, transporte de personas y mercancías, comunicaciones, fomento del empleo y un largo etcétera. Esa parte del REF pretende compensar a los canarios de los sobrecostes de la lejanía y la insularidad, las que mutatis mutandi vienen definiendo desde el siglo XV a hoy el régimen específico de las islas; que no es un privilegio sino la manera de que los canarios accedan a unas condiciones de vida iguales a las de los peninsulares. Es la práctica del principio de igualdad devenida en auténtico fuero y no quiero ni decirles lo que harían vascos y navarros si les tocaran los suyos. Es lo que suelen olvidar los políticos cuando no lo ignoran.

No es casual que el Gobierno central aceptara poner en piedras de ocho la parte fiscal a la entera satisfacción del empresariado y de los políticos desinformados y serviles a su partido y aplazara sine die la económica. Piensa el PP, sin que le falte algo de razón, que le basta con tener contentos a los poderosos para que los demás no rechisten o no se enteren. Es del género tonto la satisfacción ante el logro del acuerdo fiscal, de interés para los empresarios, y que acepte postergar el económico a la espera de la ley de financiación de las autonomías. Se la metieron doblada, con perdón, a Antona pues implica aceptar la postergación de las especificidades canarias para diluirlas y que dependa su atención de la cantidad de dinero que el Gobierno destine a la financiación de los servicios públicos de las autonomías. Estos nada tienen que ver con las particularidades canarias. Servicios públicos son los que son y otra cosa compensar a los canarios, por ejemplo, el coste del transporte en avión pues si ya resultaba harto complicado poner un tren de Valencia hasta Mallorca, que decía la canción no les digo de La Isleta a Cádiz.  

El PP canario ha aceptado, en definitiva, que el REF económico pierda su carácter específico y entre en el totum revolutum de la financiación autonómica, es decir, dejarlo a expensas de las disponibilidades presupuestarias de cada ejercicio donde, para más inri, no puede decirse que tengan las islas buen trato. Determinadas necesidades no se dan en otras comunidades autónomas.

No puede verse en este asunto una partida presupuestaria más de considerar las compensaciones a Canarias sino un episodio más de la orientación recentralizadora de la política del PP que ya intentara, en su día, el ínclito Aznar. No hay nada como disponer de indígenas para experimentar. Pero me interesa más que entrar en semejante historia, señalar la manera en que este asunto lo marca la polémica petrolera. Por el lado canario, al centrar todas las energías de las islas y no reservar alguna para poner los puntos sobre las íes en el asunto del REF; o en el de la reforma del Estatuto de Autonomía y de las normas electorales. Por el bando español al obligar al macho Soria a descalificar a Antona y anunciar su disposición a impulsar el REF económico, asegurando, lo que ya es mucho asegurar, la disposición a negociarlo desvinculado de la financiación autonómica del mismo Gobierno que convenció al dicho Antona justo de lo contrario. Después de patinar en el crudo virtual necesita un tema que lo rehabilite electoralmente y ahí lo tienen, dejando en evidencia a Antona y convencido de que Montoro no le tomará en cuenta que le lleve la contraria hasta después de las elecciones que esperan, faltaría más, ganar.

“Europa sin alma”

Tomo prestado el título de un magnífico artículo en La Provincia de Guillermo García-Alcalde. Un texto indignado ante la desenvoltura con que “la canciller [Merkel] y su contable [Schauble]” manejan la posibilidad de expulsar a Grecia de la UE. Según García-Alcalde, el dúo cree “que no solo puede liderar Europa, sino desnaturalizarla” y es impresentable que reduzcan el espíritu de toda una civilización, la europea, a “puro monetarismo”. Recuerda, en fin, que la cultura alemana, “en su filosofía, su literatura, sus artes y sus instituciones está penetrada hasta el tuétano por la cultura griega” y la califica de altanera insolencia “la grosería de reinventar Europa sin Grecia”. No se puede retratar mejor a la pareja alemana.

Tras leer el artículo (o antes, no recuerdo bien) supe de la intervención de Rajoy en Atenas en apoyo de Antonis Samarás en la campaña de las elecciones de este domingo 25 de enero. Advirtió el presidente español al auditorio heleno del peligro de una victoria de Syriza que llevaría al país al desastre. Lo dijo, sin duda, pensando en Podemos que, según el PP, viene con las mismas intenciones y que de ganar produciría efectos equivalentes a los que auguró para Grecia. Debe pensar que vivimos en el mejor de los mundos por lo que no puede entender las viñetas publicadas en El País este mismo jueves. En la de El Roto un hombre se pregunta en tono exclamativo: “¡¿Qué sistema es éste en que cada éxito económico es un desastre social?!”. En la de Forges la escena es de la derrota de Custer a manos de los sioux en que uno de los soldados comenta: “Pues seremos el 7º de Caballería, pero parecemos, talmente, la clase media española”. “…O el CSIC”, añade otro. No me atrevo a afirmar que Podemos tenga todas las soluciones, como no las tiene Syriza en Grecia, pero sí comprendo la esperanza expresada en la tele por más de un griego: les ha ido tan mal con lo que hay que hasta merece la pena probar a mejorar con lo que pueda venir.

En apariencia, el artículo no tiene que ver con nada de esto; salvo que García-Alcalde haya dado con una de las raíces profundas de la dura política impuesta por la pareja alemana: el olvido del sentido profundo de la europeidad, el espíritu europeo al pretender con una invención de ayer mismo como el euro, que bien podría desaparecer mañana, tirar por la borda miles de años de Historia en que ha sobrevivido incluso a la barbarie, que también es parte de ella y que ha comenzado ya a enseñar las orejas. ¿O es que no encuentra Merkel relación de su política con Pegida? ¿Tanto la condicionó educarse tras el Telón de Acero?

La cadena perpetua

El Gobierno llama “prisión permanente revisable” a lo que se llamó siempre “cadena perpetua”. Una decisión en la que puede presumir de máximo consenso pues se manifestó en contra la oposición y la desaconsejaron el Consejo del Poder Judicial, el Consejo de Estado, además de otras instituciones y un manifiesto firmado por la tira de catedráticos de Derecho Penal. No se puede pedir mayor consenso, lo reconozco, aunque lo determinante fuera el disenso del Gobierno que la impuso valiéndose, una vez más, de su mayoría democrática para ir contra la democracia. Pero debemos ser comprensivos: no quiere el PP perder los votos de quienes exigen esa dureza e incluso el restablecimiento de la pena de muerte en un país que presume de tener una de las tasas de delincuencia más bajas del mundo. Seguramente porque no computan los de cuello blanco perpetrados en oficinas climatizadas. No han faltado, claro está, crímenes terribles, los que ponen por delante los partidarios de este endurecimiento del Código Penal a los que pretende el PP contentar a sabiendas de que no es la cárcel un factor decisivo de disuasión, como señalan los especialistas. Pero mandan los intereses de partido. No estamos ante un partido de principios firmes sino que tiene otros para según qué ocasión.

 

Bárcenas y la caja b

Ya que acabo de mentar los cuellos blancos, Luis Bárcenas y su puesta en libertad. Aunque el PP trata de mostrarse tranquilo, es evidente que le inquieta lo que pueda hacer y sobre todo lo que pueda decir. Desde luego tiene su coña que todos los peperos, en peso, insistan en que “esa persona”, a la que Rajoy pidió que fuera fuerte, ya no pertenece al partido. Se comportan como los niños que se tapan la cara creyéndolo suficiente para hacerse invisibles. Como si a Bárcenas lo hubieran empapelado por algo que acaba de hacer y no durante por sus veinte años de servicio al partido. Como si alguien pudiera creerse que nadie de la dirección sabía, ni sospechaba siquiera, lo que se traía entre manos cuando no puede decirse que el hombre ocultara su vida suntuosa. Como si no fuera cierto que lo mantuvieron en su sitio cuanto fue posible tras descubrirse el pastel y no recordáramos la defensa cerrada de su honradez en boca de quienes hoy lo denigran tras el cambio de consigna. Como si resultaran más creíbles los dirigentes que niegan hasta la extenuación la existencia de la caja b frente al convencimiento de la Policía o del juez y las declaraciones del propio Bárcenas como encargado de llevarla. Cansa esta gente que se escuda en la realidad de que en todos sitios cuecen habas, que también hay corrupción en otros partidos, ocultando, por un lado, la dimensión descomunal de la habida en su partido y por el otro la nada disimulada tolerancia con los implicados hasta que ya los escándalos hicieron imposible protegerlos más hasta en diferido, vía que fracasó precisamente con Bárcenas, que ya no les funcionó. Ahora pide Rajoy que la Justicia cierre los casos cuanto antes. ¿Es que acaso no ha sido su propio partido responsable de las dilaciones? ¿Es que no expulsaron al PP como parte perjudicada en el caso Gürtel en la que se personó para echarle una manita a los imputados? ¿Es que no hubo borrado en la memoria de ordenadores y negativas a entregar documentaciones requeridas y no entregadas que obligaron al juez Ruz a ordenar el registro de la sede de Génova? Claro que la corrupción afecta a todos los partidos y que ha de ser perseguida, pero no es menos cierto que la conocida del PP solo admite comparación con los mejores momentos de la mafia italiana.

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