Luces. El cambio funcionó. Las Jornadas Colombinas se reinventaron con pequeñas innovaciones: cambio de ubicación, chácaras y tambores junto a la corona, acierto en la elección de los Jóvenes Cantadores para atraer público y discursos cortos y directos; además, se cumplieron los tiempos. Sombras. Se confunden churras con merinas. O dicho para que nos entendamos, en esta bendita isla se confunde la política con la responsabilidad institucional. El desplante de los seis alcaldes –sus razones tendrán y no viene al caso- estaba fuera de lugar. Por encima de rencillas existe la altura de miras y el respeto a la Institución que cada uno representa. Las Colombinas son el principal acto de la Isla a este nivel. Craso error. Eso así, consiguieron que se hable más de su no asistencia que de la participación de los vecinos. Yo me quedo con el acto en sí. Me gustó, fue ameno y al menos renovó algo que estaba caduco y alejado de la gente. La etiqueta y la silla reservada se dejaron para otra ocasión. Eso sí, siguen habiendo clases y clases.