Antonio Tabares publica ‘Proyecto Fausto’ (2018) en la prestigiosa revista ‘Primer Acto’
La larga trayectoria de la revista Primer Acto, cuyo primer número se publicó en abril 1957, de la mano de José Monleón y José Ángel Ezcurra, la convierten en referente del teatro en España e Iberoamérica por su atención a la actualidad escénica de las dos orillas (festivales, encuentros, etc.), por las reseñas de las últimas publicaciones de teatro impresas sobre todo en España (memorias, teoría y práctica, edición textual…) y por las distintas secciones que abordan asuntos de opinión, análisis crítico, investigación y edición teatral, lo que ha permitido tanto a la comunidad del espectáculo como al lector interesado mantenerse al día con el mundo de las tablas desde una perspectiva siempre plural que ha apostado, desde sus orígenes hasta hoy, por la diversidad de sus voces y por el debate en torno al hecho teatral y su rico universo.
En este contexto editorial de ámbito nacional pero que con el tiempo ha logrado proyectarse como referencia del teatro en España a nivel internacional, el dramaturgo Antonio Tabares Martín (Santa Cruz de La Palma, 1973) ha vuelto a sorprender a sus seguidores con la publicación del manuscrito de su celebrado Proyecto Fausto, que desde su estreno el 6 y el 7 de julio de 2018 en el Auditorio Municipal Capitol de Tacoronte aún se mantiene en cartelera en distintos escenarios de las Islas. Gracias a su representación, el trabajo fue galardonado en los Premios Réplica 2018 con hasta cuatro distinciones: Mejor Texto Teatral para A. Tabares, Mejor Dirección y Mejor Espacio Escénico para Severiano García —director de la compañía Delirium, productora de la obra— y Mejor Interpretación para Lioba Herrera.
Como tantos otros casos en las islas (antes y ahora), Antonio Tabares Martín ha logrado vencer la insularidad y reafirmar su nombre en el marco más amplio del teatro en España y de fuera de nuestro país, llevando sus obras o participando en encuentros y festivales en ciudades como Barcelona, Madrid, Atenas, Roma, Bucarest, Arad, Praga, Manizales y Caracas, y traduciéndose su más que acreditada La punta del iceberg al inglés, al rumano, al serbio, al esloveno y al italiano, asimismo, también llevada a la gran pantalla por David Cánovas (Santa Cruz de Tenerife, 1971) en 2016.
Esta primera edición impresa está precedida por una entrevista al autor a cargo de los hermanos dramaturgos tinerfeños Quique (Puerto de la Cruz, 1978) y Yeray Bazo (Puerto de la Cruz, 1980), miembros del Consejo de Redacción de Primer Acto («Con Toni Tabares: Escribir la isla como un mundo», pp. 131-134). En ella abordan varios asuntos: los orígenes del acceso de Tabares a la escritura teatral, quien se inició «Poco a poco, y sin proponérmelo» —según él mismo confiesa—; la madurez de su labor dramática y los condicionantes de la insularidad, que le han obligado a «hacer de la necesidad virtud» mediante su acceso a la información en los medios digitales, sus visitas a los escenarios madrileños —que le mantienen al tanto de la realidad del teatro actual— y la lectura, siempre presente en su camino como autor; también se trata sobre el proceso de escritura, que nace de la documentación y la investigación previas (para Proyecto Fausto, artículos de prensa, monografías y entrevistas a algunos protagonistas), se forja con los puntos de partida (en el caso de Proyecto Fausto, el tema del mar, el dolor de la incertidumbre de los personajes y la multiplicidad de puntos de vista, derivada, en parte, de la libre ficción y, en parte, de la historia de la recepción de las noticias en torno a este barco fantasma, perdido en un viaje de El Hierro a La Palma en 1958 después de muchos avatares y cuyo destino fue sacudido por la rumorología palmera, que no cesó en dar miles de versiones sobre el cómo y el porqué) y se prepara hasta llegar a la estructura definitiva. El final de la entrevista se dedica a indagar —sin éxito— sobre los trabajos próximos en los que el autor se halla inmerso (ni que decir tiene y como en tantos otros casos comprometidos, Tabares, que simboliza la discreción en estado puro, hizo su ya clásico y nada extraño mutis).
Tras la entrevista continúa el trabajo de Severiano García, director de la puesta en escena de Proyecto Fausto y padre nutricio de Delirium Teatro, titulado «Un prólogo y una anécdota» (pp. 135-136), en el que García trata de la risa de Antonio Tabares como síntesis de su personalidad creadora y de su humanidad, que, como en Galdós (tan traído durante el año pasado), está regida por ciertos valores universales: su autenticidad, su capacidad sugeridora, no adoctrinante, su concisión y precisión, su conocimiento del arte escénico, su destreza en el manejo del conflicto dramático y su posición ante sus personajes, aperturista y desprovista de juicios de valor… En palabras del propio García: «el teatro de Antonio Tabares es […] profundamente, humano; esperanzado». La exposición, en la que no falta la emoción del director y amigo, se adentra también en los proyectos que la productora y el autor han llevado a cabo juntos desde 2007 con Canarias (2007), encargada ex profeso por Delirium.
A continuación, siguen una semblanza biográfica del autor (p. 137) y la edición textual (pp. 138-179). La obra, dividida en diez escenas, está focalizada en el punto de vista de las cuatro esposas de los correspondientes tres pescadores de Tazacorte y del mecánico natural de El Paso que «naufragan» en tan oscuro viaje. Por eso está concebida de antemano para cuatro actrices que se desdoblan a su vez en varios de los personajes masculinos que se traen a colación: los cuatro maridos —los principales— y otros de menor protagonismo textual (que no funcional dentro de la trama). Además, el carácter de obra que se está escribiendo, ensayando y representando —que remite a los modelos del tópico del «teatro dentro del teatro» puesto de moda por los creadores aúreos (Shakespeare en Inglaterra y Lope de Vega o Cervantes en España) y mantenido aún por tantos dramaturgos modernos— permite al autor manejar «los resortes del vertiginoso juego teatral» —tal y como advierte S. García en su preliminar—, dinamizar las escenas en un tercer plano real y establecer una comunicación directa con el espectador. En definitiva, todo ello remite al propio título, Proyecto Fausto, es decir, ‘Primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva’, entendiendo por trabajo, ‘la escritura teatral en torno a los hechos del motopesquero «Fausto»’. No sé si A. Tabares habrá tenido en cuenta otras acepciones de proyectar, como ‘Hacer visible sobre un cuerpo o una superficie la figura o la sombra de otro’, tan a propósito a los acontecimientos históricos expuestos aquí y a las maneras empleadas por el autor para contárnoslos.
Los otros dos son el plano de la espera de las cuatro mujeres (juntas, por separado, en grupos o con otros personajes masculinos) y el plano de los hechos sucedidos o, más bien, de las situaciones y diálogos que pudieron haber ocurrido en el motopesquero «Fausto», recreados sucesivamente por ellas mismas y que a menudo remiten a la rumorología palmera, a las noticias de la prensa y a los partes de radio… coetáneos al momento de la pérdida del barco.
La literatura dramática palmera última no puede sino celebrar esta nueva entrega de A. Tabares que, a diferencia de otros trabajos suyos, nació antes para la escena que para la lectura. Al más puro estilo de los grandes dramaturgos, de los que no retroceden en su empeño por concebir el género teatral de acuerdo a esa curiosa y mágica doble naturaleza tan característica: se crea sobre el papel, pero acaba de nacer cuando se interpreta.
La Biblioteca Municipal de Teatro Antonio Abdo felicita al autor, quien ejerció como coordinador desde su apertura en 2011 hasta 2019 y quien el pasado viernes 19 de noviembre ha donado un ejemplar de la revista que ya está a disposición de los lectores.
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