Las casas rurales con piscina de la Asociación Isla Bonita tienen un 100% de ocupación
En la nueva normalidad los turistas buscan establecimientos situados en lugares apartados, alejados de la masificación, en los que se pueda descansar sin miedo a un posible contagio por Covid-19. Las casas de la Asociación de Turismo Rural Isla Bonita que disponen de piscina tienen un nivel de ocupación del 100% en lo que va de verano. “El turismo canario muestra una clara preferencia por casas con piscina, sin compartir, manteniendo privacidad, por lo general, en alojamientos con capacidad para cuatro personas y frecuentemente con mascotas”, ha señalado a este digital Carlos Fernández, presidente de la Asociación Isla Bonita y profesor del Departamento de Economía de la Universidad de La Laguna, quien ha asegurado que “la demanda ha sido intensa en este mes de julio, disminuyendo en agosto y siendo aún muy escasa en septiembre”. “El desplazamiento, principalmente, está siendo en barco con vehículo propio”, subraya.
“La protección y el autocuidado son importantes. Se desea hacer vacaciones, pero a la vez se demanda mucha información para ganar confianza; por ello, las reservas están siendo principalmente de modo directo con diálogo e interacción personal, con mínima intermediación a través de agencias de viajes y relativamente escasa a través de plataformas online”, explica Fernández.
La Asociación de Turismo Rural Isla Bonita cuenta con un total de 65 casas, aunque no todas las viviendas se han incorporado al mercado en el tercer trimestre de este año “por diversas condiciones personales, de gestión de las normas de seguridad impuestas por la COVID-19”, indica Fernández, y detalla que “a 20 de julio, se registra un 54,1% de las noches ocupadas con respecto al tercer trimestre de 2019”. “Este mes se han realizado el 84% de las noches alcanzadas en 2019, y la ocupación de casas disponibles para julio alcanza el 53,2%; en agosto se ha efectuado el 48,5% de las noches del año pasado”. “Hay un lento despertar de la actividad en turismo rural”, afirma.
“El turismo rural practicado en un espacio abierto, no masificado, en contacto con la naturaleza, en establecimientos alojativos de pequeña dimensión, respondiendo a nuevos deseos de distanciamiento, genera la posibilidad de unas vacaciones consecuentes con el deseo de control por parte del turista de las condiciones del entorno y poder desenvolverse con una mayor confianza y seguridad personal”, manifestó Carlos Fernández a este digital en una entrevista el pasado mes de mayo.
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