Espacio de opinión de La Palma Ahora
Cao Shunli
No auxiliar también es asesinar, pero la trascendencia y la entonación irascible y violenta que presenta el verbo asesinar, así como el corto espacio en que se suscribe el acto en sí, parece alejar al uno de otro. Mientras que el asesinato esboza un episodio agresivo, inestable o premeditado, corto e impetuoso, y queda por lo general, suscrito a la efigie o rostro de uno o varios individuos, por otro lado, quien no auxilia, o quienes no auxilian, no concretan identidad alguna, además de que, en múltiples casos, se difumina y aletarga en el tiempo la resolución y el carisma que toma el acto de no auxiliar, es decir, la muerte. Análoga consecuencia que asesinar.
Cao Shunli no fue auxiliada por la policía o el Gobierno. Fue arrestada en el aeropuerto de Pekín mientras pretendía tomar un vuelo para asistir a un programa de formación de la ONU sobre los derechos humanos, nada se supo de ella durante semanas, y luego, tras meses de detención, y las graves dolencias que sufría, y las suplicas de familiares, literalmente, no fue auxiliada. Y no lo fue, porque molestaba. Se obvió el asesinato, la desaparición de su cuerpo, o cualquier otra argucia en la sombra, soterrada, por tratarse de quién se trataba, pero no fue auxiliada, y ello, le trajo el mismo trance que el asesinato, sin embargo, ni la policía, ni el sistema, ni el gobierno, pueden ser culpables o abrirse expediente o juicio por ello. No es demostrable de manera fehaciente y certera, el hecho de no auxiliar, como tampoco es demostrable y enjuiciable que los gobiernos decidan, en cualquier momento, introducir alguna tramposa y desfachatada variante en el formato de comportamiento social y de convivencia laudable, para deshacerse, sí “deshacerse”, como de un objeto estropeado o innecesario se tratara, de quién desnuda y sonroja y da a conocer, las horrendas e inhumanas y genocidas actitudes que sostienen y en los que se amparan muchos gobiernos, en este caso, y reconocido a nivel mundial, que China se constata y afirma como un país en el que una de sus fórmulas más aplicadas y adheridas para ejercer y aplicar y forjar la muerte, es sin duda alguna, no auxiliar, denegar toda clase de tratamiento o atención médica necesaria a personas encarceladas, arrestadas, o custodiadas policialmente, u otra manera de retención, con la fatídica y tenebrosa intención de que sus cuerpos se debiliten y enfermen, y luego, la anciana y oscura mujer de la guadaña haga el resto.
Nada parece que podamos hacer por los vecinos de este barrio global, seres humanos como nosotros, ciudadanos a tiempo completo, necesarios, porque aquí, en nuestra casa, en el hogar al que nos traído el vientre de una madre, los que actualmente gobiernan, ellos solos, han reformado la ley de justicia universal, y no es enjuiciable desde entonces, la crueldad y el horror y la inhumanidad de los vecinos, y es que, en este presente social en el que residimos en la actualidad, cada vez más, la calle global solo atiende a comportamientos, leyes y registros de carácter económico y amiguismo financiero e institucional, palmaditas en la espalda, sazonada con buen vino y buena comida, y sonrisas estratégicas de concordancia para atender negocios, que solo fluyen y emergen brotes verdes en sus propios y cercados jardines, y en ningún caso, en el estómago y en la miseria del ciudadano.
No auxiliar también es asesinar, aunque no sea demostrable o no interese que quede demostrado.
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