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El ITC y la consejera socialista de ¿Empleo?

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El ITC es la principal empresa ejecutora de I+D+i en Canarias, donde el tejido asociado a esta materia presenta una estructura singularmente pobre, de modo que su desaparición de supondría acabar con algo más del 30% del personal investigador en el sector empresarial de las islas. El ITC acumula un importante saber hacer en materia tecnológica de muy diversos ámbitos, y ha labrado, en sus más de 20 años de existencia (fue creada por ley parlamentaria en la legislatura que presidió el señor don Jerónimo Saavedra Acevedo en julio de 1992), una posición y prestigio más reconocidos fuera que dentro de Canarias, siendo un referente tanto en desarrollo de energías renovables, como en biotecnología, y otros campos ya que abarca también la investigación en tecnologías médicas, del agua, la ingeniería del software? además de servir como ente instrumental del Gobierno autonómico para el control de tóxicos en frutas y hortalizas, control de contadores de agua, de contadores eléctricos, de contaminantes en combustibles, y un largo etcétera que incluye el asesoramiento al Gobierno en materia de planificación energética, por citar sólo algunos ejemplos relevantes...

La actividad en I+D+i hace del ITC un auténtico captador de fondos procedentes tanto de la Unión Europea, como de otras instancias nacionales o internacionales, a las que este organismo acude mediante la presentación de proyectos a convocatorias en las que compite con otras entidades situadas en primera línea de la investigación, habiendo obtenido, hasta la fecha, una importante cota de éxito en tales convocatorias. Lleva más de 20 años funcionando y sólo en los últimos cinco años de su funcionamiento ha asesorado a 714 empresas, ha generado 3.446 empleos, ha producido un retorno por financiación o subvenciones de 30 millones de euros, ha resuelto 20.277 consultas de asesoramiento empresarial? El ITC es el único vehículo de transformar dinero europeo en riqueza para nuestras Islas.

Sin embargo, el Gobierno de Canarias está decidido a hacer desaparecer ITC: basta analizar los presupuestos de los últimos años, para detectar y corroborar esta intención continuada de la asfixia económica a la que la empresa está sometida, al menos durante la presente legislatura. A pesar de que la rentabilidad social está más que acreditada, se le han reducido sus ingresos estructurales de forma tan alarmantemente, que de ningún modo pueden entenderse en el contexto de las reducciones presupuestarias que ha experimentado el conjunto del sector mercantil público canario, ya que, por comparación con el presupuesto de 2010, el sector ha experimentado una reducción presupuestaria inferior al 25%, mientras que para ITC, dicha reducción ha sido superior al 80%.

La asfixia económica a que está siendo sometido ITC nada tienen que ver con escasez de recursos económicos destinados a la actividad propia de la empresa, toda la vez que el ITC en los últimos años ha incrementado de forma significativa los ingresos a través de recursos propios, resulta muy clara la motivación política de tan alarmante aberración.

También el ITC ejecuta encomiendas de gestión que le encarga el propio Gobierno de Canarias porque no dispone de capacidad para ejecutar con sus propios medios o resulta más rentable y ágil encomendarlas al ITC. Eso sí, las encomiendas no sólo se pagan tarde sino que se pagan por debajo de su coste en esa maniobra nacionalista iniciada en 2008 para asfixiar al ITC en favor de la ACIISI .

Ahora que estamos en unos años en los que se abren nuevos periodos de iniciativas europeas como la RIS3, HORIZON 2020, programas específicos como los MAC o POCTEFEX, etc., es de ineptos pretender recortar más del 50% de la plantilla en el principal instrumento de ejecución de que dispone el Gobierno de Canarias para los fondos de I+D+i. El ITC no es una fábrica de producción en cadena en el que hoy despides a la mitad de la plantilla y mañana puedes volver a contratar y seguir produciendo sin que haya consecuencias. En el ITC el personal requiere experiencia pero sobre todo conocimiento, si se destruye ese activo que se ha conformado a lo largo de 20 años de existencia, va a costar mucho volver a levantarlo. Los recursos humanos en este tipo de proyectos son el principal valor.

La capacidad de gestión de la dirección del ITC desde el principio de legislatura ha sido nula, han desfilado por la empresa tres directores en poco más de dos años, por tanto el ITC ha estado desnortado desde que comenzó la legislatura: falta de una dirección competente, recortes salariales, despidos y finalmente un ERE extintivo que supondría tener que renunciar a proyectos y perder la financiación que no se ejecutaría en Canarias, porque los proyectos los ejecutan personas no máquinas.

La Dirección del ITC desde el mes de julio ha estado trabajando a espaldas de los trabajadores en la presentación de un ERE contratando incluso innecesariamente un bufete de abogados con un coste de unos 16.000 euros para este proceso. Este ERE supone un sobrecoste financiero y se pretende acometer sin una reflexión en profundidad sobre el desarrollo o la evolución estratégica del ITC, sus opciones y su papel social como empresa pública de I+D+i. No ha existido tampoco una búsqueda activa y comprometida de alternativas financieras, ni tan siquiera una evaluación de la productividad, de las cargas de trabajo, de la eficiencia orgánica de la empresa o del grado de compromiso y capacidades de los trabajadores. No existen pues, criterios objetivos para decidir despidos en el marco de un ERE, estos quedan sujetos al puro “estatus quo” formal e informal de la empresa, al sálvese quien pueda y a la ocurrencia y a la improvisación de última hora, los que hoy hacen prioritarias las áreas de innovación, mañana las de I+D y pasado mañana las instrumentales, imprescindibles un día los servicios centrales y al siguiente completamente inasumibles. Por todo ello, la actual Dirección es la máxima responsable de la situación que hoy sufre el ITC. Los problemas no son laborales, son directivos y políticos y siempre lo han sido.

Los trabajadores ofrecieron al Consejo de Administración un ERTE, salida menos lesiva porque permite enviar al paro solo durante unos meses a trabajadores pudiendo reducirse la masa salarial en 2014 y sin tener que desembolsar indemnizaciones por los despidos.

El Comité Intercentros de ITC, dispuesto siempre a negociar, recibe la amenaza de la consejera de Industria y Comercio y ¿Empleo? con un ultimátum entregado este viernes por correo electrónico al terminar la jornada laboral al conjunto de la plantilla y sin comunicación previa al Comité de Empresa consistente en la aceptación incondicional de un deterioro brutal en las condiciones de trabajo (que incluyen la renuncia al convenio colectivo vigente y reducciones salariales muy contundentes que son superiores al 20% en promedio para toda la plantilla, llegando, según el caso, a superar el 35%), al tiempo que también pretende el desmantelamiento de ITC, fraccionándolo en entidades de dudosa viabilidad, lo significa el cierre de ITC, disfrazado de “reconversión”, si es que así se puede llamar.

La consejera de Industria, Comercio y ¿Empleo?, amenaza a los trabajadores del ITC con un comunicado ultimátum en el que exige a los representantes de los trabajadores una respuesta en el plazo de tres días (no especifica si naturales o laborales) a su “propuesta de solución” a los problemas financieros del ITC. De no existir respuesta o ser negativa, procedería a la realización de un ERE extintivo que afectaría al conjunto de la plantilla.

En una clara violación de la normativa laboral básica, como el Estatuto de los Trabajadores, en el que se consagra el derecho de información y de negociación de los empleados a través de sus legítimos representantes, la consejera de ¿Empleo? traiciona todos y cada uno de los compromisos de negociación con los trabajadores, de preservación del ITC y de defensa de los empleos, compromisos contraídos ante los medios de comunicación, en el Parlamento de Canarias, ante los sindicatos, los representantes de los trabajadores y la totalidad de la plantilla del ITC y, en definitiva, el conjunto de los canarios.

En definitiva se trata de la más burda agresión sufrida jamás por ningún sector de los empleados públicos de Canarias.

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