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La bicicleta de mi hermano

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Hace muchos años, cuando apenas estaba en el colegio, escribí un cuento muy especial para potenciar la importancia del reciclaje. Desde aquellos años, ya se hablaba de eso con gran relevancia y ahora más. Esa necesidad es parte de nuestro día a día y de nuestro compromiso con el planeta. Por eso hay que fomentar en los pequeños los valores ligados a la sostenibilidad que tanto nombramos los adultos. Y para ello, les voy a contar dicho cuento con el propósito de que algún día, antes de dormir, todos los niñ@s lo tengan en su cabecita y lo apliquen en su vida cotidiana.

Empezaba así:

«​Soy Maite y voy a contar una historia basada en un hecho real. Esta es la historia de un niño que no tenía bicicleta y de una bicicleta que no tenía niño.

Un viernes por la tarde, después de salir del trabajo, mi padre pasaba por un barranco con su furgón, y vió una bicicleta solitaria, sucia y en mal estado que habían abandonado. A esta bicicleta le faltaban alguna de sus piezas: no tenía ruedas, ni timbre y le faltaba uno de sus pedales.

Mi padre tuvo una genial idea. - La llevaré para casa y con restos de otras bicicletas, una buena mano de pintura y muchas ganas de trabajar, tendremos una nueva bicicleta. Una bicicleta reciclada- pensó.

Después de mucho trabajo y muchas ganas tuvimos una bonita y útil bicicleta por muy poquito dinero para mi hermano. Ahora mi hermano disfruta y juega con ella y la bicicleta está satisfecha de hacer feliz a un niño​».

Fue así mi historia, nunca fue un ​

best seller

ni mucho menos leída por mucha gente, pero a mí, a mi familia y a mis profesores, en aquel entonces, les encantó. Por eso, no quise dejar esta historia como lo que fue, un trabajo aislado de una niña de 11 años; sino una historia que nos haga reflexionar de una u otra forma. Tanto a niños como a adultos.

Tomando este tipo de decisiones se consigue limpiar el medioambiente. Al aprovechar esa bicicleta contribuimos a evitar el deterioro del paisaje por la extracción de los minerales y otros materiales necesarios, así como la contaminación producto de su fabricación. Además reducimos la cantidad de material a tirar en vertederos.

Organismos como la ONU mucho se han pronunciado en relación a este tema. Incluso recalcan que «los consumidores no solo deben ser actores, sino también impulsores de los cambios que deben ocurrir en las etapas iniciales de producción». Es decir, cada respuesta individual del colectivo en sus hábitos de consumo no solo va a ser mejor para el medioambiente, sino que cada una de esas acciones concretas supondrá la presión suficiente para que las marcas produzcan de forma más sostenible. Evitando plásticos, apostando por energías renovables, potenciando las 4 R’s (Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar) en la promoción de sus productos y servicios, y sensibilizando a toda la humanidad de la responsabilidad que tenemos con el planeta y con los recursos que, afortunadamente, todavía poseemos. Con un granito de arena ​ganas tú, ganamos todos. No abandones tu bicicleta.

* Maite Romero Casañas, alumna de 3º Grado de Turismo de la Facultad de Economía, Empresa y Turismo de la Universidad de La Laguna. 

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