345 años del volcán San Antonio: cuatro muertes y una “tragedia económica” en La Palma
La erupción del volcán de San Antonio, en la dorsal de Cumbre Vieja, la misma de la que brotó el Tajogaite en 2021, se produjo hace 345 años y como la más reciente en La Palma supuso una “tragedia económica” para la isla, además de cobrarse cuatro víctimas mortales pese a su baja magnitud.
El Instituto Geográfico Nacional (IGN) recuerda este viernes algunos de los episodios más destacados de aquella erupción, que comparte también con la de hace dos años el recurso a la Virgen de Las Nieves, patrona de La Palma, para que intercediera ante tanta tragedia.
Sacaron a la virgen en procesión al ver que la colada que manaba del volcán se dirigía hacia Fuente Santa, de la que manaban aguas termales a las que se atribuían propiedades curativas y que tenía dos pocetas o charcas mareales, la de San Blas (agua fría) y San Lorenzo (agua caliente).
Un recurso que generaba mucha riqueza en la isla, tanto que dio pie a la creación del Pago de las Indias en torno a la misma, y que la lava acabó arrasando en su camino hacia el mar.
La Iglesia envió a Juan Pinto de Isla para tratar de ver cómo recuperarla y hubo expediciones cada pocas décadas para poder recuperar la fuente, aunque sin resultados.
Finalmente, en 2005 un proyecto del Ayuntamiento de Fuencaliente y el Cabildo de La Palma lo consiguió y se recuperó también la cruz de San Juan.
En cuanto a la erupción propiamente dicha, el IGN rememora que estuvo precedida de “muchos terremotos violentos” en Fuencaliente en los cuatro días previos.
La erupción, que comenzó el 17 de noviembre de 1677, tuvo dos zonas de emisión principales, que fueron la boca de carácter estromboliano de la parte superior del cráter del San Antonio así como los conos de spáter de la base del flanco sur.
Hubo alternancia de fases explosivas y efusivas, típico en las erupciones canarias.
El historiador José Vieira y Clavijo dejó escrito: “Un nuevo volcán reventó en la isla de La Palma, por la parte del sur, distante del mar media legua. Anunció un fuerte olor de azufre, con truenos y temblores. Rompió por 40 bocas, vomitando otros tantos arroyos de fuego formaron un río”.
La erupción cesó, según cuenta el coetáneo Mateo San Gil, el sábado 21 de enero de 1678.
Fuencaliente quedó tan destrozado que muchos vecinos se mudaron a vivir a otros lugares, indica el IGN.
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