La Isla conmemora el 11º aniversario de su declaración como Reserva de la Biosfera
La Palma tiene su lugar en el mundo como uno de los espacios sostenibles y modélicos donde la inmensa mayoría de sus habitantes, desde épocas remotas, ha sabido relacionarse de manera respetuosa y equilibrada con el entorno. Con tal referente, la Isla, en su integridad, en la sesión plenaria del Consejo Internacional de Coordinación de la Uneco, celebrada en París el día 6 de noviembre de 2002, fue declarada Reserva Mundial de la Biosfera. La Palma, este jueves, conmemora el 11º aniversario de la relevante distinción en un acto que se desarrolla, a partir de las 12:00 horas, en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma
En el acto institucional intervendrá la presidenta del Cabildo de La Palma, Guadalupe González Taño, y el gerente de la Reserva de la Biosfera, Antonio San Blas.
En el transcurso de la ceremonia serán entregados los títulos de embajadores de La Palma al reputado dibujante belga de cómic Werner Goelen (Griffo), residente en El Paso, y a Alfonso Rubio Manzanares Fernández, director-gerente del Colegio Oficial de Ingenieros Informáticos de Cataluña, vecino habitual de Mazo. También se procederá a la inauguración de una muestra de productos agroalimentarios de la Isla.
La inclusión de la totalidad de la Isla en la Reserva de la Biosfera permitió incorporar espacios de calidad ambiental indudable, como el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, además extender los principios de sostenibilidad a aquellas zonas urbanas o rurales que han soportado una mayor transformación, y que son las que pueden generan la mayor carga sobre los ecosistemas insulares.
La Palma fue la primera de las islas canarias en contar con una Reserva de la Biosfera. El 30 de junio de 1983, la Unesco declaró 511 hectáreas de la finca 'El Canal y Los Tiles' Reserva de la Biosfera.
El objetivo de protección de la originaria Reserva del Canal y Los Tiles era la laurisilva macaronésica. Sin embargo, el papel de las Reservas de Biosfera evolucionó vertiginosamente para convertirse en referentes pioneros del desarrollo sostenible. Por lo que pronto, a pesar de los indudables valores del espacio y de la escuela que supuso esta reserva en Canarias para la conservación e investigación de estos hábitats, el territorio designado se convirtió en un corsé que impedía cumplir adecuadamente con las tres funciones que el programa MaB (Hombre y Biosfera) de la Unesco encomienda a los citados entornos: conservación, desarrollo y logística.
Ello llevó a que en los años 90 se propusiera una primera ampliación del espacio protegido. El MaB la aprobó en 1998, con lo que la Reserva pasó a comprender un territorio de 13.240 hectáreas, 27 veces mayor que aquel emblemático espacio de la finca El Canal y Los Tiles. Las 511 hectáreas de la primera declaración permanecen como zona-núcleo de la Reserva.
