Puerto Naos pasa a la ofensiva contra el CO2 de origen volcánico: más de 800 viviendas tienen autorización para ser habitadas

El núcleo turístico de Puerto Naos, tres años después de la erupción del Tajogaite.

Luis G. Morera / EFE

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 El núcleo turístico de Puerto Naos, en La Palma, continúa siendo escenario de una batalla constante contra un enemigo invisible y silencioso: el dióxido de carbono (CO2) presente desde la erupción del volcán Tajogaite, y que ahora, tres años después, se trata de expulsar de los espacios en los que persiste para recuperar la habitabilidad de los inmuebles.

Desde que las emisiones de gases tóxicos comenzaron a detectarse durante la erupción del volcán en algunas áreas de Puerto Naos y La Bombilla, las autoridades y los técnicos han actuado con cautela priorizando la instalación de medidores tanto en espacios interiores como exteriores para conocer al enemigo y planificar la recuperación de los núcleos.

Actualmente, más de 800 viviendas tienen autorización para ser habitadas, así como el hotel ubicado en Puerto Naos, y algunos comercios, como el supermercado del barrio.

Sin embargo, todavía persiste una zona en Puerto Naos, denominada como “zona negra” en la que el 60% de los sensores aún registran resultados desfavorables de concentración de CO2 según el último informe publicado por el Plan insular de Emergencias de La Palma (Peinpal) del mes de julio.

Las altas concentraciones de CO2 se han convertido en un adversario formidable en esta batalla, ya que este gas incoloro e inodoro, que se filtra desde el subsuelo, ha creado puntos de concentración en lugares donde la ventilación es escasa, particularmente en áreas subterráneas como garajes y sótanos.

175 estaciones para medir el CO2

De las 175 estaciones de monitorización de CO2 en exteriores instaladas en Puerto Naos, el promedio de concentración se sitúa en 495 partes por millón (ppm), un nivel considerado “bueno” dentro de los parámetros marcados por el Cabildo de La Palma.

Sin embargo, durante la elaboración de esta información, las concentraciones de CO2 han superado en dos estaciones exteriores las 5.000 ppm, alcanzando niveles “muy desfavorables”, mientras que otras seis estaciones han reportado concentraciones superiores a las 700 ppm, lo que también se considera “desfavorable”.

El Cabildo de La Palma ha creado un comité de mitigación formado por científicos y técnicos para diseñar las estrategias de ataque contra el CO2, coordinando acciones a medida para cada espacio afectado y aprovechando las condiciones específicas de cada estancia.

Himar de Paz, bombero de la empresa Falck, que lidera la implementación de las medidas de mitigación, ha descrito el plan como una de acciones específicas adaptadas a cada “escenario” (local, vivienda o garaje) para disminuir la concentración de CO2 o facilitar su desplazamiento.

El arsenal desplegado para esta lucha incluye diversas tácticas, aunque la ventilación, tanto natural como forzada, es una de las herramientas que se han demostrado más eficaces.

En distintos casos, se han reforzado las corrientes de aire mediante ventilación positiva, introduciendo aire limpio para desplazar el gas tóxico, y ventilación negativa, extrayendo el CO2 acumulado. Este doble enfoque es especialmente efectivo en lugares donde el gas se acumula en los puntos más bajos, debido a su mayor densidad que el aire.

Otra herramienta es el uso de barreras físicas que se han instalado en algunos establecimientos para bloquear las vías de entrada del CO2, mientras que en otros, se han instalado conducciones de evacuación para desviar al gas lejos de los espacios habitables.

Uno de los casos más representativos de la dificultad de la gesta es el de la farmacia local, donde el equipo de mitigación lleva meses trabajando para garantizar que este negocio pueda volver a reabrir.

Como explica De Paz, “ahora se está valorando desde la dirección técnica del Peinpal (Plan de Emergencias Insular de La Palma) la posibilidad de mantener el local de la farmacia abierto en horario laboral, para ver cómo se ventila y si aparecen picos de concentración de gases en esas condiciones”.

Adaptación a las estrategias

Debido a la falta de conocimientos previos sobre cómo sellar las filtraciones de gases subterráneos se requiere observación y adaptación de las estrategias a seguir, buscando alcanzar una mayor comprensión del comportamiento del CO2.

A pesar de la planificación, esta lucha no está exenta de incertidumbres, por lo que muchas de las medidas implementadas se basan en ensayo y error, ya que cada espacio presenta sus propias particularidades, por lo que las soluciones propuestas deben ser reversibles, para poder corregir cualquier error sin causar daños permanentes.

Es por ello que las soluciones definitivas aún se están probando, como el uso de pinturas especiales para sellar entradas de CO2, están siendo exploradas, aunque a menudo han funcionado las soluciones más simples, como mejorar una conducción de evacuación de aguas residuales o sellar mecánicamente con una tabla y silicona.

“Aunque los gases volcánicos no son una novedad en La Palma, los niveles actuales de concentración en algunos puntos de Puerto Naos son, sin duda, anormales”, reconoce este bombero que ya residía en el núcleo antes de la erupción.

“Antes, las personas podían aparcar tranquilamente en sus garajes y sacar la compra del coche sin notar nada fuera de lo común. Hoy en día, esos mismos espacios se han convertido en trampas potenciales, donde el CO2 te puede tumbar antes de que te des cuenta”, ha advertido De Paz.

Aun así, este bombero también asegura que nada está perdido. Puerto Naos está lejos de ser un pueblo fantasma; las familias y los turistas vuelven poco a poco y, con cada nueva intervención del comité de mitigación exitosa, la localidad recupera un nuevo espacio en el que la vida gana al volcán.

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