Transición Ecológica alerta del peligro que supone para la fauna el abandono de envases y residuos en la naturaleza
La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias advierte del riesgo que supone para la fauna el abandono de envases y residuos como botellas de vidrio o plástico, latas y otros residuos, indica en una nota de prensa. Esto se debe, explica, a que los animales, especialmente los invertebrados, se introducen en ellos en busca de refugio y alimento, quedando atrapados en los recipientes y falleciendo.
El consejero responsable del área, José Antonio Valbuena, solicita a la ciudadanía “una especial atención y sensibilidad con nuestra biodiversidad, que incluye también a insectos y otros invertebrados que corren un gran peligro de morir encerrados en el interior de botellas o latas que son abandonadas de forma descuidada en la naturaleza”.
En este sentido, recuerda el “papel fundamental de estas especies en la naturaleza, cuya presencia y actividad es esencial para nuestra calidad de vida y supervivencia”. Asimismo, señala que el vidrio es un material “con el que hay que tener mucho cuidado, al ser uno de los que más tarda en desaparecer cuando se deja a la intemperie, pudiendo durar hasta 4.000 años en el medio natural”.
Estas situaciones, se apuna en la nota, son de gran riesgo para muchos insectos y también para otras especies como los lagartos, que, atraídos por los restos de azúcar o alcohol de los envases, quedan atrapados debido al interior resbaladizo de los recipientes. Además, en los días de calor intenso este efecto se acelera con las temperaturas elevadas.
Subraya que una de las especies de invertebrados más afectadas por esta circunstancia son los escarabajos Pimelia del Teide (Pimelia ascendens), una especie endémica cuya población se localiza principalmente en el Parque Nacional del Teide y en la corona forestal de la isla de Tenerife. De acuerdo con las observaciones que se han llevado a cabo, basta una sola lata para acabar con un centenar de ejemplares.
De igual manera, concluye, a menudo se dejan en el campo bidones recortados con agua para que los perros o el ganado puedan beber, lo que se convierte en una trampa para muchos insectos que caen en el interior, en especial los no voladores.
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