El volcán de La Palma ya no registra “sonidos” y es una zona “muy tranquila”

Esther R. Medina

El Paso —

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Rubén López, vulcanólogo de Instituto Geográfico Nacional (IGN), ha realizado este martes, 13 de diciembre, un balance del nuevo volcán en Cumbre Vieja en su primer aniversario. “Sigue en un proceso de erosión constante y con emanaciones de gases (vapor de agua, azufre o dióxido de carbono)”, ha explicado.

“Es una zona muy tranquila, no hay sonidos, pero sigue siendo un área de exclusión” a la que solo se permite el acceso al personal de vigilancia o de investigación, ha subrayado López, quien ha apuntado que durante este año se han registrado 2.400 terremotos registrados por la Red Sísmica Nacional“.

López ha subrayado que “la deflación ha ido descendiendo con el peso de la lava, un descenso de unos 50 centímetros” y la temperatura máxima es de 785 grados, 250 menos que hace un mes.

“La erupción de La Palma ha terminado”. El consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, con esta palabras, anunció que la erupción del último volcán en Cumbre Vieja, el más largo y destructivo de los que se tiene constancia en la Isla, se daba por finalizado después de 85 días y 8 horas. El volcán, que obligó al desalojo de unas 7.000 personas, dejó de dar signos vitales el 13 de diciembre de 2021 a las 22.00 horas, aunque, hasta el 25 de ese mes, el comité científico del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias) no confirmó oficialmente el fin de la pesadilla. No obstante, el desasosiego todavía no ha acabado para los habitantes de Puerto de Naos y La Bombilla que, debido al dióxido carbono que continúa expulsando el volcán, siguen evacuados.

La erupción volcánica se inició el 19 de septiembre, a las 15.12 horas, en la zona de Cabeza de Vaca, en la ladera oeste de Cumbre Vieja, y se paró el 13 de diciembre. El citado comité estableció un plazo de diez días a partir de la última fecha citada para fijar oficialmente en el calendario la conclusión de la actividad eruptiva. 

Tras los 85 días de furia, el volcán ha dejado un panorama desolador.

Las coladas destruyeron, según el Catastro, 1.676 viviendas y construcciones, de las que 1.345 son de uso residencial, 180 de uso agrícola, 75 de edificaciones industriales, 44 de edificaciones de ocio y hostelería, 16 de uso público y los 16 restantes de otros usos. Mientras, el satélite Copernicus cifra en 2.988 las edificaciones destruidas y en 138 las dañadas. 

La lava cubrió 1.198 hectáreas del Valle de Aridane. Esta cifra sube a 1.221 si se incluye el cono volcánico. También formó dos fajanas o islas bajas en la costa de Tazacorte que ocupan 48,02 hectáreas, de ellas 5,05 correspondientes a la situada más al norte. La anchura máxima cubierta por coladas es de 3.350 metros. 

Las hectáreas de cultivos afectadas, según la Asociación de Productores para la Reconstrucción de La Palma, han sido 370, la mayoría de plátano, con 228,69. Las viñas, con 68,05 hectáreas, y los aguacates, con 27,43 hectáreas, han sido las otras plantaciones más dañadas. A estos datos hay que sumar 90 hectáreas de cultivos aisladas. Además, 412 hectáreas de plataneras fueron cubiertas por cenizas, mientras que de viñas sumaron 128 y de aguacates 84. 

Según la citada fuente, las coladas dañaron 73,8 los kilómetros de carretera, de los que 2,3 corresponden a la LP-2, 1,27 a la LP-211, 1,6 a la LP-212, 2,5 a la LP-2132. También fueron dañados por la lava 10,8 kilómetros de calles, 2,1 kilómetros de travesía y 49,9 kilómetros de otros viarios.

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