Cuatro días de ''angustiosa'' travesía y sin comida: la historia del atunero que encalló en Lanzarote con cinco migrantes

Arde en Órzola el pesquero en el que llegaron cinco migrantes este miércoles a Lanzarote

Natalia G. Vargas

Órzola —

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Todavía no había amanecido cuando un barco pesquero encalló este miércoles en el norte de Lanzarote. Eran poco más de las cuatro de la madrugada cuando los gritos de sus cinco ocupantes y unos fuertes pitidos despertaron a dos vecinos que alertaron a las autoridades y comprobaron que todos estaban bien. En cuestión de minutos, un amplio dispositivo se desplegó en este recóndito rincón de Órzola, un pueblo pesquero que conoce de cerca todas las caras del fenómeno migratorio. En el atunero viajaban cinco jóvenes que, tras una complicada travesía desde Marruecos, lograron tocar tierra firme en Canarias.

Este rocoso tramo de costa del municipio de Haría, bautizado como La Condesa, ha sido escenario del rostro más duro de la ruta migratoria del Atlántico, la más mortal del mundo. Entre 2020 y 2021 vio morir a al menos once personas que trataban de llegar a la isla, después de que las pateras en las que viajaban se accidentaran en la orilla. También ha sido testigo de su lado más humano, cuando decenas de vecinos se lanzaron al agua para intentar rescatar a los supervivientes. Sin embargo, ni los residentes ni los equipos de emergencia habían presenciado un rescate como el de este 10 de septiembre.

Con la marea todavía alta, los bomberos se aproximaron al atunero para rescatar a los supervivientes: cinco jóvenes marroquíes que salieron hace cuatro días de la ciudad de Agadir. ''Comenzamos nuestras labores de madrugada. Sobre las cinco nos llega una alerta de que hay un barco encallado en Órzola, donde ya han encallado otros en otras ocasiones'', ha explicado un bombero a los medios.

''Se escucha gente y se escuchan bocinas. Al llegar se confirma que hay cinco varones a bordo y que no habían podido bajar de la embarcación'', continúa. Gracias a unas cuerdas, los migrantes pudieron desembarcar. Estaban descalzos, por lo que los trabajadores le dieron calzado para que pudieran llegar hasta la carretera.

Tal y como ha podido saber este periódico, todos procedían de pueblos distintos y no tenían ninguna relación de parentesco. La travesía, tal y como relataron los migrantes a los servicios de Cruz Roja con la ayuda de una traductora, fue ''angustiosa''. No tenían comida, agua, ni GPS, por lo que llegaron a la isla ''desorientados''.

Los bomberos sacan del barco a los cinco ocupantes del atunero encallado en Órzola

May Hernández, portavoz de Cruz Roja en Lanzarote, ha explicado a este periódico que entre los rescatados hay un menor de 17 años y otro joven que cumplió la mayoría de edad la semana pasada. Según la responsable de la ONG, a pesar de las impiedades del viaje, todos llegaron en buen estado de salud. Aun así, dos de ellos fueron derivados al hospital para que recibieran una segunda valoración, al presentar un estado de nerviosismo mayor.

Aunque en un primer momento las autoridades barajaban diferentes hipótesis, fuentes de la Policía Nacional han confirmado, después de interrogar a los cinco migrantes en la Comisaría de Arrecife, que se trata de un caso de migración irregular. Además, detallan que uno de los tripulantes ya había intentado llegar a España en otra ocasión. La Guardia Civil también ha abierto una investigación sobre las circunstancias del viaje y la propiedad del barco, un pesquero de bandera marroquí.

Los migrantes han sido trasladados al Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) de Arrecife, un campamento policial en el que pueden estar un máximo de 72 horas. Sobre el chico de 17 años, desde el Gobierno de Canarias confirman que el menor ya está bajo su tutela. Se trata del primer menor que llega a las islas desde que está en vigor la reforma legal que establece los traslados obligatorios a la Península. Por ello, tendrá que ser reubicado en otra comunidad autónoma en un plazo máximo de 15 días. Por el momento, permanecerá en Lanzarote.

Cruz Roja fue activada en torno a las 7.11 de la mañana. Un grupo de voluntarias de la entidad se desplazó hasta la zona para ofrecer asistencia humanitaria y sanitaria a pie de playa, como hacen cuando se localiza a una patera o a una neumática. Tal y como explica Hernández, otra de las misiones de la organización es detectar perfiles vulnerables, como es el caso del menor que viajaba en el pesquero. En esta línea, los supervivientes negaron que durante el trayecto hubiera habido algún fallecido o desaparecido.

La portavoz de la entidad no recuerda haber intervenido en un episodio similar en los cuatro años que lleva en el puesto. ''Es la primera vez que atendemos a migrantes que llegan en una embarcación que no es ni patera ni neumática, pero activamos el mismo protocolo, vengan en el barco que sea'', sostiene.

El pasado 9 de agosto desembarcaron en el muelle de Arrecife 49 polizones, entre ellos cinco menores, que fueron localizados intentando llegar a Canarias desde Senegal a bordo de un buque. El carguero había salido de Dakar y la tripulación aseguró haber descubierto a los migrantes clandestinos durante la travesía. La mayoría de ellos solicitó protección internacional, por lo que la Justicia rechazó su ingreso en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) para su posterior expulsión.

El 18 de junio, catorce tripulantes de un barco pesquero marroquí, uno de ellos menor de edad, solicitaron asilo político tras atracar en la capital de Lanzarote. Los tripulantes alegaron que el patrón de la embarcación les debía al menos tres meses de salario, según estas mismas fuentes, y decidieron poner rumbo hacia Arrecife, aunque se desconoce desde qué puerto partieron.

El incendio del barco

Salvo para unos pocos vecinos, el encallamiento del barco pasó desapercibido, hasta que a las 9.00 de la mañana una nube de humo blanco empezó a emanar del atunero. El fuego creció a gran velocidad y en pocos minutos el incendio del atunero podía verse desde los pueblos colindantes, obligando a los bomberos a regresar a la zona. Mantener encendido el motor del barco fue, según fuentes del Cabildo insular, lo que provocó las llamas.

''Empezamos a hacer la extinción, pero ya el fuego había alcanzado el combustible y con el agua que estábamos echando no estábamos llegando a la zona base del fuego. Cuando empezó a subir la marea, teníamos que estar moviendo los equipos cada poco tiempo, y fue inviable seguir con la intervención. Ahora nos mantenemos a la espera de que la marea suba y pueda llegar al origen del fuego'', ha explicado un bombero.

Los bomberos están tratando de absorber el combustible, al ser el material más contaminante. Asimismo, también están intentando recoger los restos de madera y las garrafas de combustible.

Este mediodía, el presidente de la corporación insular, Oswaldo Betancort, activó el Plan de Emergencias Insular (PEIN) en situación de preemergencia por riesgo de contaminación marina por hidrocarburos. El decreto, consultado por Canarias Ahora, indica que el encallamiento y posterior incendio del pesquero puede afectar a la flora y a la fauna de la Reserva natural de Los Islotes y al Parque Natural del Archipiélago Chinijo.

Los bomberos durante el incendio del atunero encallado en Órzola

El documento justifica esta medida de prevención y ''protección de los ecosistemas marinos y costeros'' en el posible impacto negativo de este episodio sobre el sector turístico. Además, el Cabildo movilizó los recursos técnicos y humanos disponibles en la isla para ''prevenir daños ecológicos, proteger a la población'' y minimizar las consecuencias en el turismo.

Entre las medidas inmediatas que se han adoptado están la contención, control y retirada de vertidos, la protección de zonas de mayor valor ecológico y turístico, y la vigilancia y seguimiento de la evolución del incidente.

A esta hora, las olas han apagado el incendio y en La Condesa ya solo queda el esqueleto del pesquero. En tierra, un montón de bidones de gasolina, restos de enseres de pesca y paseantes curiosos que clavan su mirada en el atunero.

Esqueleto del pesquero encallado en las rocas este miércoles en Órzola, en el norte de Lanzarote.
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