Más allá de las fronteras: las claves de un año histórico en la ruta canaria

La presidenta de la asociación de senegaleses DIAPO Tenerife, Awa Diop (d), y el periodista y escritor Juan Manuel Pardellas (i), participaron este viernes en las jornadas "Más allá de las fronteras", organizadas por el Observatorio para la Inmigración en Tenerife (OBITen) en la Universidad de La Laguna (ULL)

Alberto Valdés / EFE

15 de diciembre de 2023 22:33 h

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Dos saharauis llegaron el 28 de agosto de 1994 a la costa de Fuerteventura a bordo de una patera por primera vez en la que se considera una de las rutas migratorias más mortíferas del mundo, donde los muertos, los sueños y los nombres no han dejado de aumentar, hasta el punto de que 2023 pasará a la historia como el que batió todos los récords.

Para analizar este fenómeno, que atraviesa todas las aristas de la sociedad canaria y de los países emisores, el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (OBITen) ha realizado este viernes su 23º jornada técnica bajo el título Más allá de las fronteras, en la Universidad de La Laguna (ULL), con la participación de expertos, investigadores y protagonistas de la denominada ruta canaria.

Una jornada en la que han participado la geógrafa Adama Sophie Ndao, como mediadora, y el periodista Juan Manuel Pardellas, mientras que en un coloquio han intervenido el mediador cultural Brahim Khardy, la presidenta de la asociación de senegaleses DIAPO, Awa Diop Pathe Ndiaye, y el periodista Txema Santana.

Después de 29 años, Canarias ha superado el total histórico de 200.000 personas llegadas a sus costas, de las cuales solo este año han llegado casi 40.000, el mayor número desde que se tiene registro, superando la conocida como “crisis de los cayucos” de 2006. Una realidad que para el periodista y especialista en migraciones Txema Santana reduce a una cifra impersonal un fenómeno repleto de “historias tristes”, pero también de “alegrías y sueños cumplidos”.

Las cifras tienen nombres y apellidos, los muertos tienen nombres y apellidos, los muertos tienen un dolor, y las personas que sobreviven también (…) 2023 nos introduce en una nueva dimensión respecto a las rutas, con salidas desde cinco países y con llegadas a cinco islas, con puntos críticos no resueltos como el CATE de Lanzarote o la situación sanitaria en el Hierro”, ha indicado Santana.

Para hacer frente a esta situación, la directora general de servicios sociales e inmigración de Canarias, Elisabet Santana, ha recalcado la importancia de movilizar a “todas las administraciones y partes implicadas” para mejorar “la planificación y la gestión de los recursos”, ya que la comunidad autónoma “no tiene capacidad” para atender indefinidamente a las personas que están llegando“.

Una lectura que coincide con la visita al Archipiélago de la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, quien tras estar en varios centros de internamiento y reunirse con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el ministro de Interior de España, Fernando Grande-Marlaska, ha afirmado que la gestión de la inmigración en las islas “es una responsabilidad europea que exige una respuesta europea”.

Sin embargo, tanto Santana como la presidenta de la asociación de senegaleses DIAPO Tenerife, Awa Diop, han criticado la visión que se tiene desde el continente sobre esta crisis, que debe pasar por facilitar vías legales para la migración y no en aumentar los controles en la frontera.

“Hay que facilitar visados a todos los que quieran viajar. Si se le facilita a una persona la llegada y ve que no encuentra lo que busca, esa persona va a volver a casa, no se va a quedar. Pero si se le dificulta el visado, esa persona va a seguir pensando que Europa es El Dorado y va a coger la ruta canaria”, ha indicado Diop.

A lo que Santana ha añadido que el pacto europeo de migración y asilo solo viene a dar respuesta “a las demandas de soberanía nacional de los estados, no a la crisis migratoria”, pero en vez de “reformar la política de visados, Europa se obsesiona con más control”.

“Llevamos 29 años aumentando el control y lo único que aumenta todos los años son las personas que mueren. Es decir, más control o más dinero para el control migratorio no te asegura ningún éxito en el objetivo. Asegura más dolor, asegura también más precariedad y, sobre todo, asegura más riesgo porque la gente, si lo necesita, va a seguir saliendo”, ha detallado el periodista.

Una situación que se vuelve aún más dramática en el caso de los menores, ha continuado, ya que existe la posibilidad de que “niños y niñas queden en un estado de vulnerabilidad” por la “pasividad para modificar una norma”, la que atribuye de forma inamovible la tutela de los mismos a las comunidades autónomas donde llegan, que en Canarias se cifran en torno a 4.500 menores en estos momentos.

“La ruta migratoria hacia Canarias no depende de una crisis concreta. En el caso de Senegal en 2006 se habló de una crisis económica, en 2020 de una sanitaria y ahora se habla de una política. Es una ruta que los jóvenes van a seguir cogiendo porque piensan que cuando lleguen van a poder trabajar, algo que no es así. Necesitamos visados para que vengan a ver de forma segura si encuentran lo que buscan o no”, ha concluido Diop.

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