Hallan 11 kilos de material para fabricar explosivos en el País Vasco francés
Fuentes de la lucha antiterrorista añadieron que en los registros también se encontró un bidón de petróleo de color verde, de las mismas características que los que fueron utilizados para atentar en junio de 2006 contra el complejo hotelero del cocinero Alain Ducasse en Bidarray. También se localizaron dos ordenadores, varios teléfonos móviles, 4.000 euros en efectivo, documentación de Batasuna y Askatasuna, propaganda de apoyo a la banda terrorista, y documentos sobre la especulación inmobiliaria en el País Vasco francés.
Los registros practicados por los investigadores en domicilios de detenidos u otros lugares ya concluyeron, incluido el del bar Kalaka de la localidad de Saint-Jean-Pied-de-Port, considerado como un lugar de reunión del grupo de presuntos independentistas violentos desarticulado el lunes. La redada, en la que participaron más de 200 agentes de la Gendarmería, la Subdirección Antiterrorista (SDAT) y la policía judicial de Bayona y que tuvo lugar en varias localidades, fue la más importante en varios años contra elementos radicales vascofranceses.
Aunque se enmarcaba en la investigación del atentado de junio de 2006 a un complejo hotelero del cocinero Alain Ducasse en Bidarray, la justicia sospecha que varios de los detenidos pueden estar implicados también en otras acciones. La campaña de atentados nacionalistas contra objetivos esencialmente inmobiliarios y turísticos se ha recrudecido este año, con unas 30 acciones desde enero, muchas con el eslogan El País Vasco no está en venta.
El fenómeno preocupa a los servicios franceses de la lucha antiterrorista, que temen que esté fomentado por ETA.
Euro-órdenes de entrega
Por otro lado, seis de los 15 detenidos en la redada realizada el pasado lunes contra radicales violentos en el País Vasco francés fueron puestos en libertad, informaron este miércoles fuentes próximas al caso. Los tres que fueron puestos en libertad son las francesas Maider Aguerre e Intza Otxandabaratz y el español Oskar Bizkai, que se suman a las tres mujeres liberadas la noche del martes y la madrugada del miércoles: las españolas Rosa Ageda Goikoetxea y Aitziber Otegi, y la francesa Karine Leboucher, precisaron.
Bizkai, uno de los portavoces de la organización de apoyo a los presos etarras, Askatasuna, y que en 2001 cumplió condena en España por colaboración con un comando de ETA, era uno de los tres españoles cuyo arresto no estaba previsto en la redada y que fueron detenidos al hallarse en domicilios objetivo de la operación en el momento en que se llevó a la cabo. Los otros dos son Urtzi García Montero -al que el ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha vinculado al comando Donosti de ETA, desarticulado el pasado marzo en España-, y Gorka Betolaza, que era el último prófugo de 23 miembros de Segi condenado en España a seis años de prisión a comienzos de año.
La justicia española ha emitido contra ambos sendas euro-órdenes de arresto y entrega. Según las fuentes, a Betolaza se le notificó la euro-orden española, con lo que ya no está bajo custodia policial pero seguirá detenido a la espera de su comparecencia ante la fiscalía del Tribunal de Apelación de Pau (suroeste).
García Montero permanece bajo custodia policial para proseguir su interrogatorio. El otro español (del total de seis españoles detenidos inicialmente) que sigue bajo arresto policial es Xabier Pérez Susperregui, un portavoz del “colectivo de refugiados”.
En presuntos casos de terrorismo, los sospechosos pueden permanecer hasta 96 horas en manos de la policía antes de pasar a disposición judicial o ser puestos en libertad.
Dos jóvenes colocaron la bomba de Zarautz
Por otra parte, la bomba que explotó el martes en la comisaría de la Ertzaintza de Zarautz (Guipúzcoa) fue colocada 50 minutos antes de la explosión por dos terroristas jóvenes, uno de los cuales saltó el muro que rodea el edificio y colocó en el interior del recinto una mochila que contenía el explosivo.
Según informaron fuentes de la Ertzaintza tras el visionado de las cintas grabadas por las cámaras de seguridad de la comisaría, hacia las 00.40 horas del martes dos etarras se acercaron andando por la calle Lapurdi hasta la parte trasera del centro policial. En ese momento uno de ellos saltó el muro rematado con una verja metálica de en torno a 1,50 metros de altura y, una vez dentro del recinto, el otro le pasó una mochila, que contenía un recipiente metálico en cuyo interior se encontraba la bomba de cinco kilos de amonal o amosal, dotada con un temporizador.
El etarra, que logró introducirse en las instalaciones policiales sin ser detectado, depositó la mochila junto al muro, sobre zona de hierba que rodea la comisaría. Acto seguido, volvió a saltar el muro para salir del recinto y ambos etarras abandonaron el lugar caminando tranquilamente por la calle Lapurdi, precisaron las mismas fuentes.
Todo ello ocurrió 50 minutos antes de que, a la 01.30 horas, hiciera explosión el artefacto programado con un temporizador para estallar a esa hora, en un atentado en el que ETA no avisó de la colocación de la bomba. La explosión causó importantes daños materiales, tanto en la zona de vestuarios y garajes de la comisaría, como en numerosas viviendas de los edificios cercanos, que presentaban rotura de cristales, persianas, puertas y otros elementos por la acción de la onda expansiva.
En el lugar donde fue depositada la bomba quedó un socavón de un metro de diámetro.