'El Solitario', ''antisocial, narcisista e histriónico'', según los especialistas
El Solitario, acusado de tres homicidios y decenas de atracos, no siente ningún remordimiento y está orgulloso de todo lo que ha hecho al padecer un “trastorno de la personalidad” que se muestra en su talante “antisocial”, aderezado con tintes “histriónicos” y “narcisistas”.
Expertos en criminología y psicología forense indicaron que el que fue durante años el delincuente más buscado de España, Jaime Jiménez, es un hombre con problemas para la socialización afectiva, incapaz de sentir “empatía” y que actúa a su antojo “sin ningún coste emocional”.
Rafael Santiago de la Torre, psicólogo forense y criminólogo, explicó que El Solitario puede manifestar un amplio rango de emociones “conscientes”, pero éstas serán “teatralizadas según su conveniencia o nunca irán más allá de un estado intensamente narcisista, de reacción contra los seres inferiores como objetos que le molestan”.
“Con facilidad puede presentar una gran violencia, ya que no existe la posibilidad en él de modular apropiadamente la expresión emocional, aunque también cabe suponer que no le interesa lo más mínimo modularla, preso de su egolatría”, apuntó.
El experto comentó que este tipo de personalidades “utilizan poderosas racionalizaciones para justificar sus actos”, en este caso, como explicó este jueves el abogado defensor del delincuente, “la liberación de los españoles de los atracos de los bancos”.
Como consecuencia de su trastorno, apostilló, sienten un “desprecio irónico” hacia el resto del mundo y así se percibe en las primeras fotos e imágenes del detenido. “Ellos son los mejores en cualquier cosa que hagan, banalizando al oponente hasta someterlo”, matizó.
De la Torre recalcó que El Solitario ha sido “tremendamente feliz robando bancos y consiguiendo que nadie se enterara” mientras que ahora “está más feliz que nunca porque su componente narcisista se siente autogratificado y su hazaña ha trascendido a los demás”.
Para el psicólogo forense, los factores innatos son determinantes en este tipo de personalidades psicóticas, aunque también “suelen ir en interconexión con las causas externas, provenientes del ambiente” que, en algunos casos, les ayuda a desarrollar esa “potencialidad”.
Todos ellos coinciden en utilizar una “defensa aloplástica, derivando su responsabilidad hacia los demás”, ya que “sus actos son plenamente aceptados por el ego del paciente” y por eso alega: “yo robo pero ellos roban más”, en alusión a las entidades bancarias.
De la Torre insistió en que Jiménez Arbe no padece un componente esquizoide, porque “se dedicaba a su tarea de robar y ejercer su profesión con perfección las veinticuatro horas del día”.
Esquizofrénico según Ferrán Martínez
En esto se distanció de Ferrán Martínez, psicólogo clínico con amplia experiencia en este tipo de trastornos, quien dijo que la esquizofrenia, que a su juicio sufre el delincuente, le ha llevado a “encerrarse en una visión subjetiva” de la realidad que le impide relacionarse con los demás, al ser víctima de una patología psicótica aguda con predominio de ideas delirantes.
Como su apodo indica, agregó, El Solitario tiene una dificultad clara para establecer relaciones sociales, sufre ausencia de sentimientos cálidos y se muestra indiferente ante la aprobación o la crítica de la sociedad.
Entre los factores que han podido llevarle a asumir el papel de “justiciero” o de “Curro Jiménez”, apuntó una “baja autoestima” fruto de que “tal vez fuera subestimado en la infancia o adolescencia”, algo que le ha empujado a “buscar mecanismos de compensación”.
“De ahí que se rebele de forma patológica e incorrecta, que tenga delirios de grandeza y no de repartir el dinero robado -ironizó-, si de verdad quiere salvar a los españoles de los bancos...”.
El psicólogo sentenció que el atracador está seguro de que “ha hecho un bien a la sociedad”, razón por la que “no tiene ningún sentimiento de culpa aunque llegue a decir que está arrepentido”.
Martínez sostuvo que su comportamiento es fruto de una conducta antisocial continua y crónica, que ha persistido desde la adolescencia hasta la edad adulta, en la que se observa como normal “violar los derechos de los demás”.
Todo ello ha derivado en un comportamiento “histriónico, teatral y narcisista” acompañado de una “excelente inteligencia”, que ha culminado en una misión que él mismo se ha creído, como podría ser, concluyó, “luchar contra el capitalismo por encima de un móvil meramente económico”.