Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

La mano que mece la cuna. El Puertito de Adeje II

El Puertito de Adeje, en el sur de Tenerife

0

»... la mano que mece la cuna / es la mano que domina el mundo…».

Hace poco leía estas líneas de William Ross Wallace; se trata de un poema (1865) de cuatro estrofas cuyos dos últimos versos -con los que comienzo hoy-, repetidos en cada final de estrofa, inspiraron el título de la película de suspense de 1992 y también el título de este artículo, aunque no exactamente su contenido. No hablaré de la maternidad. Digo esto porque la segunda estrofa comienza así «La infancia es la dulce fuente, / el poder mana con belleza, / la primera señal de la madre para guiar los torrentes/de aquellas almas que inquietas crecen...».

Parece que Wallace hace aquí un elogio a la maternidad como la fuerza preeminente del cambio en el mundo, aunque también creo que busca un origen lógico del mal con los dos versos siguientes “Crecen [las almas] para el bien o para el mal,/ encauzadas a la luz o arrojadas a las tinieblas». Y es ahí, entre aquellos dos versos y los dos últimos citados en que este artículo pretende columpiarse para aliviar el llanto de un bebé, que no entiende lo que ocurre en su habitación -decorada con tan mal gusto-, llamada Canarias,Tenerife, el sur, el Puertito de Adeje.

Cuna del Alma es el esperpéntico proyecto urbanístico, con una historia plagada de irregularidades y aparentes incumplimientos, que está destruyendo diariamente con su maquinaria una zona, única en la isla, y en el mundo, por el enorme valor patrimonial que contiene; y porque en la costa de la isla ya no queda nada igual, debido a la trepidante urbanización de todo el sur y de este municipio, en el que la mano que mece esa cuna es la que domina el mundo. El dinero. El dinero belga. Cuna del alma, donde las almas “crecen... para el mal..., arrojadas a las tinieblas”.

Allá, en lo que fue un paraíso que numerosos activistas llevan años intentando proteger de la corrupción desenfrenada, y donde se desarrolla un Tagoror Permanente Rotativo para la defensa del Puertito de Adeje desde el 12 de junio pasado, abren heridas en las lomadas, simultáneamente, numerosos bueyes de acero, distribuidos por toda la ladera y alrededor justo de las zonas balizadas (por tratarse de yacimientos con valor arqueológico). Es de esa manera maquinada -con toda la intención del término- que se aseguran dos cosas. Una, destruir la mayor cantidad posible de un espacio que debiera estar protegido, por si alguna orden gubernamental o judicial mandara a parar cautelarmente las obras; cosa que ya ha sucedido en varias ocasiones, gracias a las reivindicaciones activistas. Dos, dejar las zonas balizadas -patrimonio canario- rodeadas de carreteras o villas privadas, con el fin de que sean inaccesibles al público canario como, de iure, le corresponde y que, de facto, le será negado con la venia de las autoridades competentes.

La mano que acaricia esta tierra no la nutre con amoroso vaivén, sino que la ceba con interesada prisa. Las palas y excavadoras comienzan en ocasiones a trabajar a las 7:20 y 7:30 de la mañana, incumpliéndose, presuntamente, normativas laborales y municipales, que deberían proteger los derechos de trabajadores y del vecindario, que casi no logra descansar de los estertores diurnos; el berrido de la maquinaria no tendría que escucharse, según orden municipal, hasta las 9 de la mañana. La mano que mece la cuna del vecindario no lo hace con protectora calma, velando su sueño, no, más bien parece haber intentado narcotizarlo con doblez cautelosa. Con promesas falsas. Pero el niño de la cuna se empieza a marear y se le oye a veces vomitar. Madres hay muchas y de diferentes clases -sociales también-, pero esta mano que sostiene el vaso de whisky en sus mansiones, a las que se retira con su corte de aplaudidores y cómplices, no es precisamente femenina ni del pueblo, y lleva muchos años mece que te mece en este lugar; tantos casi como duró la dictadura en España, y lo suficiente para que las costumbres, inherentes a aquella, se instalen en este. Es la mano que domina el mundo. No la que nos alienta en nuestros primeros pasos, sino la que nos avienta al tenebroso abismo de la turistificación.

Llegada a este punto -puente- quizá debería dejar dormir apacible, junto con su bebé, a la madre del poema, que ya me ha nutrido bastante, y centrarme en su homólogo masculino y, en términos estrictamente psicológicos -claro está-, matar al padre. Seguro que no es solo un problema de madurez de todo un pueblo que siga dependiendo políticamente de una persona que, aunque algunos adláteres consideran la estrella de su galaxia y encauzada a la luz, muchas, incluidas la razón y la ética, la ven claramente arrojada a las tinieblas. Tal vez los más de 35 años que lleve en el poder un gobernante deberían ser suficientes para gritar, al modo ciceroniano, ¡o tempora, o mores! (¡qué tiempos, qué costumbres!). ¿Cómo es que el órgano ejecutivo de partido, ya sea insular, regional, o nacional, no ha pensado en matar al padre -insisto, en términos psicológicos? Naturalmente habrá otras manos dispuestas a mecer la cuna, no hay que ser ilusa, pero al menos se supone que tardarían unos años en alcanzar el tempo adecuado para que todos los bebés se durmieran plácidamente, cubiertos por la alargada sombra de su silueta.

No obstante, me pregunto cuántas manos habrá ahora meciendo la cuna o a cuántos hijos consolarán otros tantos padres en un entramado tan escandaloso.

Desde la Fiscalía Provincial, ante diferentes correos recibidos, que solicitaban que actuara ante la denuncia presentada en el Juzgado de Guardia de Arona, con la paralización cautelar del proyecto de Cuna del Alma, por operar sin licencia y comprometer el patrimonio arqueológico, se acaba de comunicar que se procede a incoar el expediente gubernativo y se acuerda el archivo del mismo.

Así las cosas, estos días, semanas, meses, años, en que casi todo huele a especulación, al menos nos queda el París de la poesía, un bálsamo del ánima, que desde el principio de este texto arribó en las laderas de la corrupción, cosa que tal vez el poema de Wallace no pretendía. En su desquite recordaré otra cuna que se mece, esta vez unos versos tibios y nostálgicos del poeta cósmico Walt Whitman que dicen así:

«De la cuna que está incesantemente meciéndose,

de la garganta de cenzontle, musical lanzadera,

...

un hombre y, sin embargo, por estas lágrimas, niño de nuevo...»

Como Whitman, el maravilloso poeta de Hojas de hierba, nos sentimos hoy -me atrevo a afirmar- todas las personas que formamos este Tagoror Permanente Rotativo y demás grupos defensores del Puertito: atlantes incesantemente mecidas por esta tierra, desde las cumbres de nuestros barrancos hasta las playas, donde lloramos en la noche con una niñez tristemente renovada. Añoramos un canto, un arrorró. El arrorró de las pardelas, que estrellado contra los acantilados, al quedar aquellas desorientadas por las luces de las avenidas, ya apenas arrulla nuestros sueños.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats