Espacio de opinión de Canarias Ahora
Soñar es gratis; engañar(se), lamentable
En la campaña electoral de las autonómicas canarias de 1987, un dirigente del Congreso Nacional de Canarias (CNC), el partido de Antonio Cubillo, presentó en La Laguna una curiosa encuesta. En ella se proyectaba la distribución de escaños del nuevo Parlamento que saldría de las urnas en junio de ese año. Si la memoria no me falla, en el sondeo el CNC obtenía unos 21-22 escaños y el resto de los grupos nacionalistas o independentistas una decena amplia conjuntamente. Me refiero a Asamblea Canaria-Izquierda Nacionalista Canaria (AC-INC), al Frepic-Awañak y a la Unión de Nacionalistas de Izquierdas (UNI). Lo que, en un Parlamento de 60 integrantes como el de entonces, otorgaba una clara mayoría nacionalista en la Cámara; y, supongo, aunque sea mucho suponer por las significativas diferencias que mantenían entre ellos, dejaría la presidencia del Gobierno para Cubillo.
Nunca se supo ni el tamaño de la muestra ni qué instituto demoscópico había realizado el sondeo para dar tan sorprendentes y nada creíbles resultados. Ni falta que hacía. Fue, evidentemente, un invento sin base alguna, un acto de propaganda sin el menor rigor ni, tampoco, rubor. Y cualquiera que conociera mínimamente la realidad de las Islas sabía que era imposible una conformación parlamentaria de ese cariz. También el anunciante del sondeo.
La realidad, tozuda ella, se encargó de poner las cosas en su sitio. De ese espacio de obediencia canaria cuasi autodeterminista, solo AC-INC, con el poeta Pedro Lezcano al frente de su lista, obtuvo representación, con 46.229 votos (6,86%; dos escaños). El apoyo popular hacia el resto no fue precisamente exitoso: CNC, con Cubillo recién llegado del exilio concurriendo por la circunscripción de Lanzarote, logró globalmente 8.769 votos, el 1,32%, sin conseguir representación. Bastante peor suerte corrió UNI (1.287; 0,19%) y el Frepic (1.146; 0,16%). Ninguno logró escaño ni estuvo cerca de ello.
Los comicios los ganó el PSOE de Jerónimo Saavedra con 185.749 papeletas (21 actas; 27,85% de los votos), aunque el Gobierno que se constituyó fue el de las derechas canarias y estatales, CDS-ATI-AP, con el centrista Fernando Fernández como presidente, que en la investidura contó también con los votos de los dos diputados de AHI. Hasta que Fernández tuvo la genial idea de presentar una cuestión de confianza, que perdió. Seguramente porque alguno de los suyos se confundió de papeleta en la votación efectuada a finales de 1988. Lorenzo Olarte, también entonces del CDS, sería su sustituto en la Presidencia.
Siete son siete
Ahora, en 2025, los escindidos de Nueva Canarias -exigentes renovadores con los demás, pero ellos dedicados toda su vida a la política institucional, que renueven otros- aseguran que si las fuerzas nacionalistas van juntas a unas elecciones generales las expectativas estarían entre los 4 y los 7 escaños, de los quince que se juegan en las dos circunscripciones canarias (8 en Las Palmas y 7 en Santa Cruz de Tenerife).
Lo que compite, en el disparate demoscópico y en el rigor, también en el rubor que causa, con aquellas previsiones cubillistas de hace 38 años. La realidad es que, si las cosas les fueran maravillosamente bien, podrían aspirar a dos, aunque lo más probable es que se repita el solitario escaño de 2023, el de Santa Cruz de Tenerife; y les recomendaría que no se confiaran del todo, las circunstancias no son las mismas que las que se dieron en aquellos veraniegos comicios de hace dos años.
Para ilustrarlo diré que los mejores datos, en porcentaje de votos, de Coalición Canaria en las generales fueron en el año 2000, después del mejor resultado en unas autonómicas, el de junio de 1999. Entonces en el 2000, el de la mayoría absoluta de Aznar, CC consiguió 248.261 (29,82%) y cuatro escaños. En Canarias, además de CC, lograron representación el PP (351.110 papeletas; 42,17% y siete escaños), claro vencedor en las Islas, y el PSOE (137.363, 22,38% y tres escaños), en tercera plaza del podio.
Desde entonces Coalición ha reducido sustancialmente sus resultados. Por muy variadas razones. Y en las últimas generales, las celebradas en julio de 2023, logró 116.363 (11,37%), y un solo acta, por Santa Cruz de Tenerife.
En esos mismos comicios generales de 2023, Sumar obtuvo en Canarias un total de 108.001 sufragios (10,55%) y un acta (por Las Palmas). Y Nueva Canarias-Bloque Canarista, encabezada por Luis Campos, con 45.595 votos (4,45%), quedó fuera del reparto.
En Santa Cruz de Tenerife, Sumar (10,85%) se quedó a menos de 2.400 votos de obtener escaño. En el caso de Las Palmas, Nueva Canarias logró en las últimas elecciones generales 42.430 papeletas (8,02%) y Sumar 54.369 (10,27%). Todo apunta a que el entendimiento entre las formaciones de izquierdas garantizaría un diputado por la circunscripción de las islas orientales, para lo que se precisa situarse en torno a los 55.000-60.000 votos. Y, también, hay opciones, aunque algo más complicadas, en las occidentales.
Realidad y propaganda
Por eso, la atribución de escaños que hace Primero Canarias -de cuatro a siete y tiro porque me toca- es completamente absurda, disparatada y ajena a la realidad. Si fue posible ese éxito en el 2000 es porque CC estaba en su mejor momento histórico y porque la oferta electoral con opciones se limitaba a tres formaciones: PP, PSOE y CC. En el tablero hoy juegan, además, Vox, que se moverá en Canarias entre tres y cuatro escaños (en 2023 no pudo concurrir en Santa Cruz de Tenerife, lo que benefició al PP y a CC), y el mundo a la izquierda del PSOE -formaciones canaristas y de implantación estatal- que, como señalaba, tiene elevadas opciones de conseguir al menos uno.
Por tanto, balones al suelo. Si lograran convencer a la Nueva Canarias que tanto despreciaron en 2023, tendrían clara opción a escaño, uno, por Las Palmas. Como esto parece que no va a suceder y que esta explora una unidad de las diversas izquierdas canaristas y estatalistas, el mundo de CC y sus nuevos aliados municipalistas tendrá, muy probablemente, que conformarse con el actual y solitario escaño por Santa Cruz de Tenerife. Un escaño que ni siquiera se encuentra plenamente garantizado por la presencia de Vox, tras su espantada de 2023, que arrancará decenas de miles de votos al PP y a CC. Lo veremos.
Cierto que soñar es, de momento, gratis, sin trumpianos aranceles; pero engañar a los demás y engañarse a sí mismos, con esos 4-7 escaños que pronostican y anuncian públicamente sin el menor pudor, resulta bastante lamentable y viejuno, nada renovador. No olviden que todas las grandes borracheras (también las de poder) suelen terminar en muy duras y dolorosas resacas.
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