Destinan 1,4 millones para salvar la arena de Granadilla

La Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife ha convocado un concurso por valor de casi 1,4 millones de euros cuyo objeto es la realización de diversas actuaciones encaminadas a que las obras de construcción del puerto de Granadilla no provoquen la desaparición de la arena en este tramo del litoral. En concreto, el organismo estatal plantea la construcción de un depósito que permita el acopio de áridos procedentes de los dragados que se van a realizar en este entorno y que tendrá un tamaño de 80 por 80 metros de hormigón armado y una altura de casi cinco metros.

En las paredes habrá un canal de drenaje que servirá para recoger las aguas que se viertan en el depósito junto con la arena y que las llevará hasta un colector que estará situado al norte del futuro puerto. El plazo máximo para la ejecución de estas actuaciones será de diez meses a partir de su adjudicación. Dado lo delicado de los trabajos por el entorno en el que se realiza y en el que se sitúan poblaciones de sebadales, el Ministerio de Fomento advierte de la posibilidad de que se pueda obligar a la declaración de impacto ambiental. En cualquier caso a la hora de decidir la adjudicación se apunta que los aspectos que se tendrán más en cuenta serán la gestión medioambiental, reducción en la generación de residuos, limitación del impacto sobre la fauna y flora local, disminución de todo tipo de contaminación, uso de energías renovables y la restauración paisajística que propongan las empresas que concurran al concurso.

Con esta licitación Puertos parece dar la razón a las voces que durante los últimos años han advertido sobre los efectos que la actuación iba a tener sobre el medio ambiente. Así el catedrático de Biología Vegetal de la Universidad de La Laguna, Wilfredo Wilprett elaboró en 2001 un informe en el que apuntaba que la construcción del puerto Industrial producirá un impacto en la zona de callados y rocas que,“sin duda, afectará a la vegetación que alberga, al cubrir de arena dicho fondo. Los vertidos y utilización masiva de material de cantera pueden ser arrastrados hacia los fondos litorales profundos, recubriéndolos y creando turbidez. La fase de ejecución y continua sedimentación de los materiales finos colmatarán los intersticios, tanto de fondos arenosos como rocosos, reduciendo la oxigenación y por tanto el asentamiento de organismos en su entorno”.

En aquel documento el catedrático ya advertía que las particularidades de la zona se deben en gran parte a la presencia de sebadales, una especie protegida. “La alteración de la dinámica sedimentaria podría favorecer la proliferación de otros macrófitos bentónicos, lo que supondría un empobrecimiento de los doblamientos bentónicos, la destrucción de caladeros de pesca y profundos cambios en la calidad de las aguas y de los sedimentos con efectos de carácter irreversible a corto y medio plazo para el funcionamiento del ecosistema.

Dadas las singularidades y fragilidad de los sebadales, las perturbaciones ocasionarán sobre la estructura espacial de las praderas efectos de carácter irreversible“. Ese mismo año, que fue cuando más protestas ciudadanas surgieron en contra de la construcción del puerto, el profesor titular de Ecología de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa elaboró otro informe en el que apuntaba que ”como mínimo el 60% de los materiales de las cercanas playas de El Médano, La Jaquita y La Tejita, proceden de áreas situadas más al norte, lo que hace que el Lugar de Interés Comunitario (LIC) esté plenamente afectado por dicha dinámica litoral, y una modificación de la misma afectaría no sólo a las comunidades marinas de la zona, sino al propio atractivo turístico de las playas afectadas“.

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