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Los diputados canarios no responden a los ciudadanos

El Parlamento de Canarias puede presumir, y de hecho lo hace, de que tiene 3.130 seguidores en Twitter, lo que lo convierte en la tercera Cámara regional del Estado con más presencia en esa red social. Sin embargo, de poco sirve esa presencia virtual si en la realidad los diputados pasan de los ciudadanos y de su participación en los asuntos parlamentarios, pues la Cámara ha rechazado dos de las siete preguntas que los canarios han presentado en esta legislatura (28,5%), y tres han decaído (42,8%) porque ningún diputado ha asumido su defensa en los plenos y comisiones.

Así, los canarios que han preguntado sobre el traslado de los Juzgados de Santa María de Guía a Las Palmas de Gran Canaria, las ayudas a los propietarios de vivienda de alquiler de la Bolsa de Vivienda Joven o la información requerida por el Diputado del Común en 2012 no es que hayan tenido la callada por respuesta sino que ni un solo diputado ha querido ser su voz en la Cámara para trasladar sus cuestiones al Gobierno.

Según el Reglamento de la Cámara, sólo podrán tramitarse en pleno o comisión aquellas preguntas asumidas por un diputado, de lo contrario decaen y se tramitan como preguntas con respuesta por escrito cuando finalice el período de sesiones, es decir, cuatro años después de que el ciudadano pregunte.

Este tipo de iniciativas, que se pusieron en marcha en el año 2003 (la primera pregunta se registró el 16 de septiembre de aquel año) tenían la intención de implicar a los ciudadanos con la actividad política y, a la vez, conectar a los diputados con esa realidad social de la que se les acusaba estar alejados.

Esta iniciativa fue bien acogida, pese al exceso de burocracia que significa para un canario conseguir que la Mesa de la Cámara califique su pregunta, y del año 2003 al 2007 se presentaron un total de 49 preguntas, de las que siete fueron rechazadas (14,2%) y una retirada por el propio interesado.

En la VII Legislatura (2007-2011) los canarios preguntaron bastante menos, quizás porque la desafección aumentaba o porque consideraban inútil inquirir al Gobierno y sus consejeros, pero aún así se registraron 28 cuestiones planteadas por los ciudadanos.

Fue en este período donde se inició la tendencia pasotista de sus señorías, pues no se asumieron 17 preguntas (60,7%) y, asimismo, la Mesa rechazó dos cuestiones más.

Quizás esa constatación de que los diputados están más ensimismados en sus cosas que en atender las cuitas directas de los canarios es lo que, a través de transmisión oral de los ciudadanos desatendidos, ha provocado que en casi dos años haya caído la presentación de preguntas de particulares.

Habrán pensado, con razón, que para el caso que les hacen no vale la pena y que este mecanismo es totalmente inútil.

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