Los empresarios de La Restinga se plantan

Los que peor lo llevan son los habitantes y los empresarios de La Restinga, protagonistas a la fuerza de un fenómeno natural que genera expectación en medio mundo pero que a muchos de ellos les puede acarrear la ruina económica.

Si a los vecinos de este pago marinero les afecta en sus vidas estar en esa incomoda situación de evacuados de 18.00 a 06.00 horas, pernoctando en casa de familiares, apartamentos o albergues improvisados, con los niños en otro colegio y con los enseres repartidos de aquí para allá, los empresarios manifiestan ya su indignación.

Nueve centros de buceo, dos supermercados, doscientos apartamentos, tres restaurantes y cuatro bares con terraza se encuentran en la cuerda floja por las pérdidas que les esta provocando el volcán.

Todos los días llegan al despacho de Luis, un prospero empresario de El Pinar con hoteles, apartamentos, una lavandería y un restaurante, cancelaciones desde la Península o desde el extranjero. “Los turistas no quieren venir porque saben que La Restinga está evacuada y que en cualquier momento puede explotar el volcán”.

Su caso es equivalente al de otros muchos empresarios: ha tenido que cerrar los 30 apartamentos que gestiona y despedir a dos de los seis trabajadores de su restaurante. Tiene que seguir pagando salarios, seguridad social, suministros, impuestos, y las reservas se acaban un mes después de la primera evacuación.

Desde 2009 ya habían sufrido una drástica caída de la facturación, pero se podían mantener con algunos ajustes. Sin embargo, la irrupción de volcán ha echado por tierra cualquier posibilidad de recuperación y lo que antes eran prósperos negocios se han convertido en una fuente de pérdidas constantes.

“No pedimos que nos paguen nuestros beneficios, pero al menos que nos ayuden a cubrir nuestras perdidas”, dice Luis, que igual que el presidente de la Cofradía de Pescadores, Fernando Gutiérrez, llamado ya convertirse en líder empresarial de toda la comarca, equipara la tragedia ecológica y económica a lo ocurrido en las costas gallegas con el accidente del petrolero Prestige.

En un tono duro pero contenido, Gutiérrez enfatiza: “Somos tan españoles como cualquiera, y no hemos hecho nada para merecer esto, esto no es producto de nuestra mala cabeza. Al contrario, nos hemos empeñado en una pesca sostenible, en una economía responsable y nos pasan estas cosas”.

Este martes se volverán a reunir en el salón sociocultural de El Pinar para adoptar acuerdos más contundentes: otorgarán a las instituciones 48 horas de plazo para que concedan ayudas económicas concretas que ayuden a paliar las pérdidas de los empresarios. Si ni llegan es soluciones, pasarán a la acción, a manifestarse ante el Cabildo, a cortar calles, a romper la quietud herreña.

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