El Gobierno canario declara de emergencia las obras de reconstrucción del puerto de Sardina en Gáldar por 400.000 euros

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 15 (EUROPA PRESS)

El consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias, Juan Ramón Hernández, ha firmado la Orden por la que se declaran de emergencia las obras de reconstrucción del puerto de Sardina, en el municipio de Gáldar, al noroeste de Gran Canaria.

Las obras, cuyo presupuesto asciende a 400.000 euros, serán ejecutadas por la empresa Dragados SA, por ser la única que, teniendo capacidad técnica para la ejecución de obras marítimas de especial complejidad, dispone en estos momentos de los equipos y maquinaria precisos para ejecutar una obra de tales características, informa el Ejecutivo regional en un comunicado.

Las instalaciones portuarias de Sardina de Gáldar no alcanzan la categoría de puerto, dado que no garantizan la permanencia de las embarcaciones a flote en cualquier circunstancia, siendo de hecho muy pocos los días del año en los que las embarcaciones pueden permanecer en el agua.

No obstante, esta infraestructura sirve adecuadamente a la flota allí existente, sobre todo en verano, ya que los pescadores de la zona suelen operar en invierno en el puerto de Agaete.

EL DIQUE SUFRE UN COLAPSO PARCIAL

Como consecuencia de los fuertes temporales que azotaron las islas el pasado mes de febrero se produjo un descalce del apoyo que servía de sujeción a los bloques del manto de protección del dique del puerto de Sardina en su tercio final.

Ello dio lugar a que los bloques que conformaban el cuerpo del mismo corrieran por el talud, dejando en voladizo el espaldón y destrozando la losa superior de la estructura, aunque el morro se ha mantenido estable.

El estado actual del dique es de colapso parcial, pudiendo convertirse en total si se produjeran nuevos temporales, lo que pondría en peligro a los establecimientos de hostelería situados en las proximidades.

Además, las instalaciones son visitadas por numerosas personas para pasear o efectuar actividades náuticas; y a pesar de que están valladas actualmente, existe el riesgo de que no se respeten las medidas de seguridad o se produzca un colapso adicional mientras haya gente en la parte del dique que aún se conserva, lo que podría dar lugar a graves accidentes.

CAMBIO DE TIPOLOGÍA

Para reparar los daños sufridos se ha previsto un cambio de tipología del dique en su parte final, de tal manera que el conjunto sea más flexible a los temporales y las averías no revistan tanta gravedad.

Las obras a ejecutar entrañan una gran dificultad dado que será necesario colocar bloques de 48 toneladas a 30 metros de distancia, operando sobre una infraestructura inestable en voladizo y sin espacio para parque de bloques en las inmediaciones.

Ello obliga a una compleja logística en la coordinación de fabricación de bloques y suministro en tiempo real para alimentar a la grúa.

La compleja labor reconstructiva sobre un dique en colapso, con mar en constante agitación, requieran de una empresa de alta especialización en obras marítimas para garantizar el resultado y evitar riesgos de accidentes.

MÁS FLEXIBLE A LOS TEMPORALES

Para reparar los daños sufridos se ha previsto un cambio de tipología del dique en su parte final, de tal manera que el conjunto sea más flexible a los temporales y las averías no revistan tanta gravedad, añade la nota.

Para ello, la parte final del dique se convertirá en un gran “morro” de bloques de hormigón de 48 toneladas, que no será transitable. Este morro dará una protección a la rampa de varada superior a la estructura actual al ser más ancho y romper el oleaje, disminuyendo las reflexiones internas, y sería reparable con mayor facilidad en caso de avería.

Adicionalmente se prevé colocar escollera en el paramento vertical que se encuentra junto a la rampa de varada para evitar las importantes reflexiones del oleaje en el mismo, que dificultan la varada e incrementan la agitación en la dársena.

UN ESPIGÓN DE MAMPOSTERÍA

Inicialmente el puerto de Sardina estaba formado por un pequeño espigón de mampostería de unos veinte metros, construido en el primer cuarto de siglo y que contaba con la protección de unas bajas que rompían la energía de la ola antes de llegar a él. A partir de este espigón se ejecutaron dos nuevas alineaciones.

Actualmente la infraestructura cuenta con un dique convencional en talud, de unos 75 metros de longitud en dos alineaciones, con un manto de protección exterior constituido por bloques de 25 toneladas en cuerpo de dique y 30 toneladas en morro.

Además de escollera de filtro de 2 toneladas, muelle interior adosado a la cota +4,0 metros, y espaldón coronado a la cota 5,50, que abriga una pequeña dársena provista de una rampa de varada. Un corto contradique le sirve de abrigo adicional, completándose el conjunto con una exigüa explanada para situar a las embarcaciones en seco.

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