La laurisilva ''evitó que ardiera el norte de La Gomera''
Medio centenar de científicos de distintas universidades y centros de investigación insulares, nacionales y del extranjero han alertado sobre los riesgos que entrañaría el retorno de ciertas “prácticas trasnochadas” en la prevención de los incendios, a raíz del que ha asolado la isla de La Gomera, como la construcción de cortafuegos “en territorios sumamente frágiles y de altísimo valor biológico y paisajístico o la limpieza del bosque mal entendida. La laurisilva de Garajonay no está sucia, está viva”. Los científicos consideran que habría que centrar los esfuerzos en la prevención de los incendios, “apostando por una información clara y decidida de cara al público”.
En un manifiesto, los científicos han manifestado su pesar por las “grandes pérdidas ecológicas, biológicas y personales” que han tenido lugar en la isla de La Gomera como consecuencia del incendio que se inició el día 4 de agosto. Este último fuego “provocado” en La Gomera ha arrasado unas 3.000 hectáreas, lo que equivale a un 8% de la isla, y el 18% de la superficie del Parque Nacional de Garajonay. Del mismo modo, han insistido en que el mejor cortafuego existente en La Gomera es el bosque maduro de laurisilva, “que evitó que el norte de esta isla ardiera en su totalidad”. Difícilmente inflamable, “ha sido uno de los grandes aliados en la ralentización del incendio”.
La mayoría de los bosques quemados, dicen los científicos, son bosques jóvenes, que ocupaban la parte central-meridional de la isla, y que con el paso de los años estaban adquiriendo “mayor madurez y menor inflamabilidad”, a pesar de las limitaciones ambientales propias de las cumbres de la vertiente Sur. En estas zonas, anteriormente ocupadas principalmente por plantaciones de pinos altamente inflamables, se venía desarrollando desde hace 25 años “un importante programa de restauración ecológica por parte del Parque Nacional”, cuyo objetivo de recuperación de los bosques originales había conseguido “grandes avances”. “Han sido 25 años de duro trabajo realizado por trabajadores forestales, muchos de ellos habitantes de los caseríos del entorno del Parque (Igualero, El Cercado, Chipude, Arure, Acebiños, La Palmita ...) y que han sentido más que nadie como su labor de tantos años ha quedado reducida a cenizas”.
Aún se trabaja en la extinción del incendio que está teniendo lugar en el suelo, cuya combustión es patente en los días más calurosos. La comunidad científica sostiene que estamos inmersos en un “claro episodio de cambio climático”, el cual está incluyendo algunos períodos de sequía extrema, como el que ha ocurrido en este último año en Canarias, el más seco de los últimos 60 años. La isla de La Gomera, recuerdan, había logrado “escapar” de los grandes fuegos que se han provocado en Canarias en los últimos 15 años, desde el trágico incendio de 1984 en el que se quemaron unas 840 hectáreas y donde fallecieron 20 personas.
Este grupo de científicos apunta que el “virulento” fuego se debió a “un cóctel explosivo de circunstancias”. Por un lado, por la extrema sequía arrastrada a lo largo del año, con apenas un 20% de precipitaciones caídas respecto a un año normal. El inicio del fuego se produjo además en medio de una ola de calor muy severa con elevadísimas temperaturas, aire muy seco y vientos racheados muy intensos (a veces superiores a 60 km/h), de cambiante dirección.
Otras de las causas que mencionan son la abundancia de terrenos agrícolas abandonados, la expansión de matorrales altamente inflamables, la compleja orografía de La Gomera y la acción del incendiario o incendiarios prendiendo fuego en distintos puntos, con la dificultad de extinción que ello supone. “Esto hace que un incendio se pueda volver incontrolable, incluso si se dispone de todos los medios anti-incendios deseables para combatir un fuego”, exponen. Para los firmantes del manifiesto, con estas condiciones extremas, “solamente hay que tomar precauciones para que no haya pérdidas humanas y poco más, esperando a que la situación climática amaine y se pueda luchar con ciertas garantías contra el fuego”.
Los expertos abogan por una “reflexión pausada” para transmitir la importancia de una “auténtica conciencia social” respecto a la intencionalidad de los incendios, más que una “caza de brujas” en busca de culpables. “El Parque Nacional de Garajonay alberga uno de los bosques más antiguos y mejor conservados de la UE y en él se han sabido conjugar el uso público con la conservación de especies amenazadas, eliminación de especies exóticas y restauración de bosques alterados”, aseveran.
Los firmantes del manifiesto consideran que, para que no vuelva a ocurrir un episodio similar, “lo mejor que puede ocurrir es que se consiga la ampliación del Parque a las zonas con bosques bien conservados de La Gomera, y en los bosques del entorno del Parque establecer un modelo de gestión activa que suponga reducir su inflamabilidad y aumentar sus valores biológicos y los servicios ambientales y productos que tengan capacidad de proporcionar de forma sostenible”.