Prisioneros de sí mismos
Que el Gobierno, con el presidente Paulino Rivero al frente y nota de prensa oficial incluida, saque pecho por tener que abrir colegios en verano para dar de comer a 8.000 niños es, como mínimo, para hacérselo mirar.
Convertir en un logro político el reconocimiento de un fracaso social de tal magnitud resume el debate sobre política general que ha marcado el ecuador de la legislatura del segundo mandato de Rivero, el primero con el PSC como socios de gabinete.
Un éxito de un presidente que, a priori, llegaba debilitado a la Cámara regional al no haber podido presentar el gran Pacto por Canarias sobre los grandes asuntos sobre los que debe pivotar el futuro de Canarias.
Un futuro que, ante la negativa del PP a suscribir el acuerdo, deja en manos de Rivero, del PSC y de CC, la salvación de Canarias.
Y así fue, porque el presidente ganó por la mínima (en términos futbolísticos) o por los puntos (en argot pugilístico) a la oposición desde el momento en que presentó 10 medidas sociales y económicas que, en sí mismas, eran mini reprobaciones a las políticas de su gabinete en estos casi 24 meses.
De esta manera, Asier Antona (que se estrenaba como portavoz de los conservadores en un debate de política general) quedaba sin capacidad de reacción y solo pudo esgrimir una retahila de populismo demagógico en la que cada frase era un titular de periódico, pero sin ninguna alternativa concreta sobre la mesa.
La herencia del PP
Hay que reconocer que Antona lo tenía difícil, primero porque no ha asumido su cuota de responsabilidad de haber contribuído a la actual “Canarias real” tras cogobernar con CC desde 1995 hasta 2010 en varias modalidades de apoyo (total, parcial desde dentro y desde fuera) a los nacionalistas.
“No me reconozco en la Canarias que usted defiende desde hace 20 años. Jamás llegué a pensar que CC, que se creó en 1993, podría hacer tanto daño a esta tierra”, denunció un amnésico Antona, que ha olvidado cuantos consejeros del PP han participado en los Consejos de Gobierno en esas dos décadas.
Y, en segundo lugar, porque los ciudadanos tienen presente 14 meses de decretazos propiciados por el Gobierno de Mariano Rajoy con políticas tan austericidas y antisociales que hacen imposible dotar de credibilidad a quienes acusan a Rivero y al gabinete del Pacto de ser culpables de los índices de pobreza y desempleo que padece Canarias.
El PP tuvo que soportar golpes de todos los lados, desde los propinados por Rivero hasta los del nacionalista José Miguel Barragán, pasando por los lanzados con acierto por Román Rodríguez y la socialista Dolores Padrón.
El PP, que debiera haber ido a golear a Rivero, quedó literalmente arrinconado en el cuadrilátero por culpa de su propia herencia. Prisioneros de sí mismos, como resumió la presidenta del Grupo Socialista.
“Usted, señor Rivero, entendió perfectamente que paro y pobreza están íntimamente relacionados, y por ese motivo solicitó una reunión urgente con el presidente Mariano Rajoy para explicarle los motivos por los que Canarias no podía ser maltratada en los Presupuestos del Estado de 2013. A día de hoy, usted sigue sin respuesta. Y ese silencio es extremadamente clamoroso”, afirmó Padrón.
“El PP no se rendirá y seguirá luchando por una Canarias de igualdad de oportunidades”, decía Antona olvidando que era el portavoz del mismo partido que ha apoyado la reforma laboral que ha hecho que 125.000 hogares canarios tengan a todos sus miembros en paro.
Los mismos que han aprobado hace días un nuevo decretazo (el número 35 en 14 meses de gobierno, que se dice pronto) que endurece las condiciones de las pensiones y, además, prácticamente deja sin derecho a cobrar el paro a los mayores de 55 años.
Antona representa al mismo partido que, ante esta situación de emergencia, remolonea a la hora de prorrogar la ayuda de los 400 euros, y lo hace endureciendo las condiciones, a quienes llevan años sin encontrar trabajo porque Rajoy y Montoro impiden que haya condiciones para el empleo.
Los mismos que se niegan a restablecer los 32 millones de euros que el Gobierno de España ha quitado en 2013 PIEC.
Éstas y otras realidades tuvieron que escuchar los diputados conservadores de todos los representantes del arco parlamentario, amén de las contínuas referencias a que “las inversiones estatales han caído a la mitad en dos años”, al pasar de 707 millones en 2011 a 361 millones, que el convenio de carreteras sólo mantuvo 54 de los 207 millones comprometidos o que la financiación de la política de viviendas bajó de 9,8 millones a 1,6 millones.
El portavoz del 15-M
Y el nacionalismo de izquierdas tampoco salió bien parado en su intento de convertirse en la alternativa a CC y PSC, pese a que Rodríguez fue quien tuvo el discurso con mejor andamiaje (textual y gestual) y que más conecta con los mensajes de la calle post 15-M.
Sin embargo, el ex presidente también lastra su propia herencia de no haber hecho lo que ahora predica cuando se sentaba en el sillón que ahora ocupa Rivero y los indignados ciudadanos tampoco se ven representados por él.
Por lo que se refiere a los socialistas, tanto en Canarias como en el resto de España soportan el vía crucis de la presidencia de Zapatero, el primer presidente que se censuró a sí mismo y que se plegó a las políticas de esa adversa troika europea a la que ahora hace caso Rajoy.
Con todo, Padrón realizó cierta autocrítica a la política sanitaria del gabinete del Pacto e, incluso, sugirió a Rivero avanzar en progresividad fiscal en las Islas para que empiecen a tributar más quienes más tienen.
Padrón salvó así los muebles y cortocircuitó el intento de que NC sobrepasara por la izquierda al PSC.
Rivero no se dió por aludido, por supuesto. Tras su intervención matutina, la presentación del paquete de medidas, solo debía limitarse a esquivar los pocos golpes que le lanzaron.
Fintó con retórica hueca y frases comunes sobre consenso, diálogo y mano tendida sabedor de que, cuando sonara la campana, saldría vencedor del hemiciclo.
Pobre y nada deslumbrante estrategia, pero efectiva.