La regeneración de los riscos pende de un hilo

Las Palmas de Gran Canaria cuenta con una serie de barrios característicos, pero se da la paradoja de que éstos son a su vez los más excluidos en la planificación urbanística. A lo largo de los años la ciudad ha vivido de espaldas a los riscos de San Nicolás, San Juan, San José y San Roque. Con la candidatura a la Capitalidad Cultural Europea de 2016, la asociación HurbMANA -junto a otros colectivos de arquitectos- convenció al Ayuntamiento de la necesidad de un proyecto para tratar de regenerarlos. Pero tras la designación de San Sebastián el pasado 28 de junio, la asociación ha tenido que cerrar su local por falta de medios (lo alquilaban gracias a una ayuda municipal) y ahora el proyecto pende de un hilo.

De “incertidumbre” define Esther Azpeitia, presidenta de la asociación y arquitecta urbanista, la situación actual, y aclara que aún no se han puesto en contacto con el Ayuntamiento para saber en qué ha quedado todo. Esperanza no les falta. Recuerdan que el nuevo alcalde, Juan José Cardona, ha manifestado públicamente su intención de seguir con los proyectos. “Lo que sí es cierto es que no se ha empezado a intervenir en el Risco de San Nicolás”, explica Esther.

El proyecto denominado Engánchate al Risco, consiste en intervenir en el Risco de San Nicolás (aunque haciéndolo extensible a los demás) siete solares de propiedad municipal para crear una serie de plazas, con la finalidad de dinamizar la vida cultural del barrio. La inclusión del proyecto dentro de la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria a Capital Europea de la Cultura en 2016 logró demostrar su innovación y originalidad.

La asociación continúa

“Pese al cierre del local, HurbMANA sigue viva, así que habrá que captar otra vía de financiación”, dice Mario Suárez, otro miembro de la asociación y geógrafo en lo profesional. Se muestran optimistas, pero recalcan que es necesario un local para que los vecinos puedan seguir desarrollando actividades socioculturales. Mientras tanto, continúan en marcha mediante la realización de talleres. Los colores del corazón, el último de ellos, los realizaron entre los días 5 y 6 de julio. Dirigido a la parte afectiva y emocional pretendía mejorar las relaciones entre los vecinos y a que sacasen lo mejor de ellos.

De momento en HurbMANA no ha podido llevar a cabo todos los proyectos que tenían pensados, pero sus miembros sí tienen claro que quieren continuar. “No hemos hecho todo lo que pretendíamos, pero hemos detectado que la gente tiene ganas de hacer cosas por sus barrios. Nosotros sólo hemos encendido una llamita”, dice Esther. “Yo creo que, en proporción mayor o menor, hemos conseguido una cohesión social y sentimiento de unidad entre los vecinos”, puntualiza Mario.

Intervenciones sencillas

Esa llama que ha prendido seguirá la filosofía de esta asociación: realizar intervenciones sencillas en el tejido urbano para evitar tramitaciones complejas. Es más económico en tiempo y en dinero, ya que agilizan los trámites burocráticos, y a la vez necesitan menos presupuesto por la poca cantidad de materiales necesitados. “No significa no colaborar con las instituciones, pero aún con estas premisas nos cuesta llevar a cabo los proyectos”, reconoce Mario. Esther pone como ejemplo que, para sus actuaciones en el Risco de San Nicolás, intentaron contratar a vecinos del barrio, pero se toparon con la imposibilidad de especificar la residencia de los trabajadores.

“La participación ciudadana es un concepto que está claro”, dice Mario. “Conseguir que los ciudadanos participen en su barrio. Es la gente la que tiene que decidir el urbanismo que quiere para su ciudad”. Al preguntarles por la cultura, dicen querer potenciarla, pero no entendida como grandes eventos artísticos, sino desde un punto de vista cotidiano y popular. “La cultura es todo y a la vez es la base de todo”, dice Esther.

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