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El Roque mejora su visión para otear nuevas 'Tierras'

Los científicos tendrán en breve en La Palma una nueva fuente de información estelar de extraordinaria precisión. Con la misma, el observatorio del El Roque de Los Muchachos, ubicado en las cumbres del municipio de Garafía, mejora de manera significativa su capacidad para descubrir planetas habitables, similares a la Tierra, fuera del sistema solar.

En concreto, el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) del Instituto de Astrofísica de Italia, emplazado en la atalaya sideral de La Palma desde 1996, ha recibido recientemente, en el marco de un proyecto pionero, una avanzada herramienta, denominada Astro-Comb, que permite “la calibración espectral ultra precisa”. La misma ha sido probada con el espectrógrafo Harps-N, el potente buscador de planetas instalado el pasado año en el TNG.

Según los responsables del TNG, “esto supone un gran avance hacia medidas cada vez más precisas de las velocidades radiales de las estrellas y ayudará a individuar las órbitas de los exoplanetas más pequeños y parecidos a la Tierra”.

El Astro-Comb, ha explicado un portavoz del TNG, “es como un peine de frecuencias creado por un láser que funciona en mode-locking para calibrar espectrógrafos de alta resolución en astrofísica”.

Consta de tres etapas. La primera la realiza “un láser de impulsos de cortísima duración (femtosegundos, o sea una milésima de millonésima de millonésima de segundo) de alta repetibilidad y estabilizado a través de la señal de un GPS que puede producir unas 100.000 líneas espectrales con una precisión dictada por la misma precisión con la cual se puede medir un segundo de tiempo”.

En la segunda, se pone en funcionamiento “un cristal fotónico de fibras, o sea un pequeño trozo de fibras ópticas que cambian coherentemente la longitud de onda de los impulsos láser para que caigan en el rango visible por el espectrógrafo”. Y la tercera se trata de “una cavidad óptica Fabry-Perot que sirve para seleccionar un número de líneas de calibración suficientes y para ajustarlas a la resolución del espectrógrafo”.

Receta mágica de fotones

Todo el conjunto es “como una receta de magia de fotones capaz de cambiar la longitud de onda de un láser del infrarrojo hacia el color verde”. La sofisticada herramienta de altísima precisión “es el resultado de años de investigación en EEUU” en la que han estado “involucrados muchos investigadores y también dos premios Nobel de Física”, destacan desde el TNG.

En la página web de la Fundación Galileo Galilei, el investigador principal de este proyecto, Dave Phillips, del Harvard-Smithsonian CfA, señala que “estamos muy satisfechos del trabajo que acabamos de hacer en el TNG” y, al efecto, ha agradecido al personal del telescopio la colaboración prestada.

El director del TNG, Emilio Molinari, ha añadido por su parte que “estamos esperando a una nueva generación de Astro-Comb y aspiramos a poder ofrecerla como medio de calibración común”. De momento, ha indicado, “quiero dar las gracias a los equipos de EEUU y del TNG que han trabajado juntos para lograr tal resultado”.

El Harps (Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión -High Accuracy Radial Velocity Planet Searcher, en inglés-) instalado desde el año pasado en el TNG, al que se ha acoplado ahora el Astro-Comb, es gemelo del que, desde 2003, viene funcionando en el telescopio de 3,6 metros de la ESO (Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral) en el observatorio de La Silla (Chile). Tal espectrógrafo de última generación, según expuso en su día el astrofísico del TNG, Marco Pedani, «mide la velocidad de movimiento de un astro a cinco metros por segundo con una gran precisión». Con el Astro-Comb, se mejora más de diez veces esta extraordinaria facultad de de alta resolución.

La portentosa destreza del reseñado dispositivo, abundó, «permite saber o intuir si hay uno o más planetas girando alrededor de la estrella». La principal misión del depurado instrumento, reiteró, es analizar planetas pequeños parecidos a la Tierra. El TNG fue seleccionado para acoger este dispositivo por «su disponibilidad».

La estrategia científica es especializar a los telescopios de clase media, con espejos primarios que van desde los 3,5 a 4 metros de diámetro, como el TNG, en el campo de la investigación sideral enfocada a detectar planetas extrasolares. En este ámbito, asimismo, el Gran Telescopio de Canarias (Grantecan), con su espejo de más de diez metros, el mayor del mundo segmentado, al tener una poderosa lente con agudeza para ver los objetos más débiles y distantes, también dará mucho que hablar.

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