Aprendiendo a comer en los colegios

Según Ecocomedores de Canarias, la diferencia de precios entre productos ecológicos y convencionales no es real.

Eva González

Las Palmas de Gran Canaria —

Siguiendo los surcos marcados hemos ido al campo, a las fincas a conocer a los agricultores, hemos hablado con grupos de consumo, estuvimos de visita en Huertos Urbanos de Las Palmas de Gran Canaria y hemos comprobado que la sensibilización es real y tiene itinerarios propios. El cuidado del medio natural y su sostenibilidad se va abriendo hueco y su propia fuerza centrífuga nos dibuja un área en continuo crecimiento donde por fin prima el cuidado de la alimentación y la calidad de vida. Las teorías que muchos hemos pronunciado o escuchado como quien hoy cree en la existencia de la telepatía, quiero decir, como algo lejos de nuestro alcance, dejan de ser palabras y se convierten en realidades. A la demanda de productos ecológicos, que curiosamente en estos últimos años de crisis ha registrado un aumento notable, se suman los comedores escolares de Canarias. El gremio escolar da los primeros pasos y, todo apunta a que lo están haciendo en buena dirección, al menos en lo que alimentación se refiere. Así que a los menos crédulos, cuidado con lo que piensan, que dando los pasos adecuados, todo llega, incluso la telepatía.

Hace unas semanas, cuando visitamos a diferentes agricultores, conocimos a Juan Manuel Hernández, capataz agrícola. Es un apasionado del mundo de la agricultura ecológica, hace veinticinco años que la practica. Fue uno de los primeros en hacer un huerto ecológico cuando estudiaba hace veinte años en la escuela de Capacitación Agraria en Arucas: “Lo hicimos en contra de profesores y de la voluntad de la época, entonces ya imperaban los agrotóxicos. Actualmente, en esa escuela se imparte un módulo muy interesante de Agricultura Ecológica”, dice sin contener la alegría. Es presidente de la cooperativa BioCanarias, conformada por una veintena de productores ecológicos organizados para ofrecer al consumidor un amplio surtido de productos. Según la zona donde están ubicados los cultivos, medianías o costa, producen unos u otros. Así, entre todos logran una dieta completa. Hoy, Juan Manuel regenta dos fincas en Gran Canaria y suministra a colegios y particulares. Anima a los agricultores a que se incorporen a la cooperativa, ya que está abierta a todo aquél que cuente con el Registro de Operadores de Producción Ecológica de Canarias (ROPE).

Juan Manuel acaba de llegar del Colegio Público Antonio Padrón, en Gáldar, nos recibe en una de sus fincas, en la zona de Las Meleguinas, Santa Brígida. Vuelve de uno de los colegios a los que suministra, uno de los veintiocho colegios que se han añadido a la red Ecocomedores de Canarias. “Estamos llegando a un segmento de la población en el que la alimentación es fundamental. Vengo satisfecho de saber que, esos niños o personas que consumen estos productos se van introduciendo en un radio de acción que va mucho más allá de plantar y producir. Yo te hablo de una forma de vivir, de una conciencia de buscar el bien de todos, de ir más allá del dinero o el beneficio económico. Nosotros cultivamos con seguridad y sin peligro para los consumidores o el medio ambiente. Están siendo partícipes de otra forma de hacer las cosas.”

En la red de ecocomedores de Canarias, extendida a nivel regional, los implicados no son sólo los niños. Los padres y profesores de los menores se van sumando al consumo del producto ecológico dando lugar a un aumento de la demanda. “Esperamos que este desarrollo pueda ayudar a bajar un poco los precios”, aclara Juan Manuel. En la finca nos encontramos diversos cultivos, sobre todo hortalizas, algunos frutales y plantas aromáticas. Vemos lechugas, acelgas, espinacas, kakis, naranjas y hasta un madroño canario, Arbutus Canariensis, un árbol endémico de nuestro archipiélago. Juan Manuel se para en las espinacas y rememora momentos de esta mañana en el colegio. “Me llama la atención el asombro de las cocineras que recibían los productos. Se quedan prendadas cuando les llegas con un manojo de espinacas recién cortado. A veces se paran a oler los puerros recién sacados de la tierra. Entre ellas, han creado un círculo en el que comentan la frescura de los productos e intercambian recetas”.

Mientras pasamos por las plantas aromáticas donde habitan ruda, lavanda, albahaca, tomillo entre otras, Juan Manuel nos recuerda que los controles en las fincas ecológicas son imprevisibles. “Es curioso que, cualquier día del año y a cualquier hora puede venir un técnico, hacer una inspección y si no cumples levantarte un acta, no tengo noticias de que esos controles se lleven a cabo en la agricultura convencional”. Hablamos de la expansión que se está dando en este tipo de cultivos y de las medidas de sanidad, pero a veces es incongruente que, a pesar del esfuerzo que estamos haciendo en sanear nuestra alimentación, sigamos ingiriendo más tóxicos de los que creemos. Por ejemplo tomates que vienen de Marruecos, un país que utiliza productos tóxicos que han sido eliminados en España.

Vemos que aún queda camino por hacer y abandonamos la finca para visitar el Colegio Público Bañaderos, otro de los que se han adscrito a la red Ecocomedores y que elabora los menús con productos ecológicos.

Nos atiende Toñi Alemán, secretaria y encargada de comedores en el CEIP Bañaderos. “Nosotros nos sumamos al proyecto porque creemos que según aumentan los consumidores de ecológico disminuyen los de cultivo convencional y, a la vez, también baja el uso de pesticidas y fertilizantes tan dañinos, no sólo para nosotros sino para el medio en general”. Nos acompaña a la cocina, el menú de hoy es crema de calabaza, estofado de ternera con verduras y papas y de postre yogurt. “Todas las hortalizas y las papas son productos que compran a la cooperativa, formada por agricultores y sin intermediarios. Aunque aun así, son un poco más caros, al final no notamos la diferencia porque estos productos cunden más. Por ejemplo un kilo de habichuelas ecológicas equivale a kilo y medio de las congeladas o no ecológicas”, -es curioso-, reflexiona Toñi. “Es el segundo año que les compramos a ellos y nuestra intención es aumentar el consumo ecológico. Hasta ahora compramos pollo, frutas y verduras, pero esperamos poder llegar a elaborar menús 100% sanos”, expone Toñi. Es la hora del almuerzo, acuden los niños al comedor, a la carrera, les preguntamos por la comida y la mayoría coincide en que lo que menos le gusta es la ensalada.

Las cocineras confirman lo que nos comentó Toñi, “estos productos dan más de sí, tienen menos agua y por lo tanto más materia seca”. Esto nos lo explicó Juan Manuel, cuando nos habló de algunas diferencias entre el cultivo ecológico y convencional. Mientras que los primeros tardan en recoger una lechuga entre treinta y cuarenta y cinco días, los segundos la recogen en veinte, dejando que la lechuga crezca de manera natural y sin añadir productos que estimulen el crecimiento. Otra diferencia a la que aludió fue a la ética del agricultor.

Nélida Melián, ingeniera agrónoma y técnica del programa Ecocomedores de Canarias, explica basándose en el dato que ofreció la FAO, que la diferencia de precios entre ecológico y convencional no es real, puesto que por cada euro que gastamos en productos convencionales, debemos gastar otro euro en el sistema de producción y transporte, otro en daños de la salud y otro en daños al medio. Nélida hizo hincapié en los objetivos del programa, mejorar la alimentación de los escolares a través de la introducción de productos frescos, locales y de temporada y por otro lado, favorecer el desarrollo de la producción ecológica en Canarias. Como podemos ver en los gráficos, la demanda ha ido en aumento y son cada vez más los colegios que se suman a esta iniciativa. Todos los colegios de gestión directa están invitados a entrar, aunque tienen en proyecto hablar con empresas de catering y empresas externas de comidas. Entre los próximos pasos previstos, incluso por delante de los catering están los hospitales, área de especial interés.

Desde el programa tratan de organizar y planificar para acoplar la producción de los agricultores con la demanda de los colegios. También asesoran nutricionalmente a los comedores y les informan de los productos de temporada. La idea es ajustar el consumo existente con la producción, para que los agricultores no tenga pérdidas y evitar dentro de lo posible riesgos y derroche.

Contactar con el ICCA, Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria o con la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa, es el sencillo paso a seguir para que un colegio se adhiera al programa de Ecocomedores.

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