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La economía que mueven las olas

Ola en La Cícer ©Flickr Ocean Side.

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Un impacto económico de 500.000 euros anuales en escuelas y alojamientos temáticos, 50 puestos directos de trabajo en estos dos sectores, 37 empresas y entidades entre surfcamps, tiendas de surf, establecimientos de restauración tematizada, operadores turísticos, medios de comunicación y fabricantes de tablas. Son las cifras del surf en Las Palmas de Gran Canaria, un deporte que el Ayuntamiento quiere promover gracias al desarrollo de un Plan de Competitividad del Sector del Surf para posicionar la ciudad como un destino surfero internacional y sostenible. Lejos queda la época en la que La Cícer y el barrio de Guanarteme eran casi un coto privado para la práctica del surf donde los surferos estaban mal vistos, la zona de El Bufadero (de ahí su nombre) olía mal, en esta zona de la playa solamente había rocas, piche y restos de, como cuentan los usuarios más antiguos, “hasta vehículos”. Hoy el Paseo de Las Canteras ya no termina en el muro de la central eléctrica que dio nombre a esta zona de la playa, sino que continúa hasta el Auditorio Alfredo Kraus y quiere seguir hasta la figura del Atlante. Por tanto, la ciudad cada vez se abre más al mar, producto de esta apertura es que los ciudadanos se acercan a prácticas deportivas relacionadas con él. Así, en el 2013 el Ayuntamiento estima que 20.000 personas realizaron en la capital surf, bodyboard o paddlesurf. Como todo, el negocio va en aumento, si hace diez años fueron pioneras dos escuelas de surf, hoy en día hay seis empresas que imparten clases en el barrio de Guanarteme, un negocio que también tiene su problemática, sobre todo por culpa de una legislación específica en torno a la regulación de este deporte y su práctica en la playa capitalina. Así, en este reportaje Canarias Ahora se ha puesto el chaque y agarrado a la tabla para hablar con los actores relacionados con el tema: Concejalía de Ciudad del Mar, escuelas, tiendas, clubes, hostales y usuarios de la playa.

El pasado 26 de febrero el Pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprobó unánimemente la propuesta de la Concejalía de Ciudad del Mar para impulsar el plan de competitividad del sector del surf en la capital. En palabras de la concejala de esta área, Mimi González, esto se hace porque llevan dos años trabajando vinculados en todos los segmentos de oportunidad de desarrollo económico y social vinculado al mar, entre los que está este deporte. La finalidad es clara, desde el Ayuntamiento quieren ordenar, planificar y generar nuevos recursos que permita que Las Palmas de Gran Canaria sea un destino de surf de referencia mundial por su calidad, sostenibilidad y por su competitividad.

Lo que se busca es que la localidad grancanaria se convierta en una Surf City, es decir, un referente a nivel mundial para el aprendizaje, mejora y práctica del surf, y que gracias a un Club de Producto de Turismo de Surf se agrupen los empresarios turísticos relacionados con este deporte mediante el uso de un procedimiento común en la creación de un producto basado en esta actividad en la ciudad. Desde el año 2011 el Consistorio grancanario trabaja con el surf y en ese momento entró en la Red Mundial de Ciudades del Surf junto a otras ocho en todo el mundo, encabezadas por San Sebastián, y completadas con Santos (Brasil), Arica (Chile), Durban (Sudáfrica), Hossegor (Francia), Ericeira (Portugal), Gold Coast y Newcastle (Australia).

Todas estas ciudades tienen en común que por el hecho de tener una ola existe un sector económico alrededor de ella y es ahora cuando el Consistorio comienza a darle la importancia que así tiene. Y es que, como ya se comentó, el impacto económico es de 500.000 euros al año solamente en las escuelas y alojamientos temáticos, y como la propia González reconoció en la rueda de prensa de presentación de este proyecto, el objetivo es como mínimo duplicar estas cifras porque es uno de los sectores que con la crisis está creciendo. En concreto el sector del surf aumenta anualmente en un 14%, por lo que tiene un horizonte de crecimiento amplio.

Para ello la Concejalía realizará un trabajo colaborativo público-privado que hará que se unan sinergias entre el Ayuntamiento y la Asociación de Escuelas de Surf de Gran Canaria (Aesgc), una institución formada en diciembre de 2013 que reúne a las seis empresas que imparten clases y que está formada por las dos pioneras: 3RJ Surf Academy y Ocean Side, junto a las otras cuatro que operan en Guanarteme: Mojo Surf, University Surf School, Brisa School y Gran Canaria Surf School. Y es que desde Ciudad del Mar aseguran que este impulso al surf “no tiene sentido sin los agentes principales que son ellos. Como administración lo que estamos haciendo es creer en ese sector, y como creemos en él nos ponemos a su disposición, estamos funcionando como facilitador para mejorar el desarrollo del surf como motor económico y social, debemos ser facilitadores y coordinadores con otras administraciones y ponernos al servicio de los agentes conocedores del surf poniendo en marcha este plan de competitividad”.

El Plan Estratégico del Sector del Surf muestra como objetivos fundamentales diferenciar a la ciudad con una vocación clara hacia la práctica deportiva del surf, organizar y mejorar la actual oferta y la satisfacción del turista surfista o posicionar la oferta del surf en los principales mercados, por ello se ve todo como un producto, un paquete turístico que se puede comercializar. El potencial de Las Palmas de Gran Canaria, como la concejala explica, está recogido por el Observatorio de Euskadi del Surf, quien valora a la capital con la ola de mejor calidad y constancia, además de una de las ciudades con mejores accesos para esta práctica deportiva. A ello hay que añadirle una cosa con la que los demás países europeos no pueden competir, el clima de nuestra latitud que permite la práctica deportiva durante los 365 días del año.

Una vez aprobado en el Pleno, ahora toca seguir trabajando en unos ejes estratégicos y líneas de desarrollo para mejorar y crear acciones que logren lo que se busca: colocar a la ciudad como un referente del surf internacional. Gracias a la colaboración público-privada desde la Concejalía confían en ir identificando matices y pequeñas cosas que hay que mejorar. “El Ayuntamiento está trabajando, coordinando y poniendo las bases para que se desarrolle el sector –esclarece González– pero desde una habitación no tiene cómo hacerlo” por ello contará con la colaboración de las escuelas porque “son gente joven que quiere vivir el modelo de vida de los surfistas”. Para ello la comunicación será directa gracias a la creación de un ente gestor, una mesa técnica que permita al Consistorio “estar ocupado y preocupado por el sector”.

González también recalca los cuatro ejes estratégicos de la Concejalía de Ciudad del Mar, que incluyen abrir la ciudad al mar con temas como la mejora de los accesos, proyectar la ciudad como capital del mar a través del surf, la vela, el buceo, todas las actividades y eventos internacionales o a través de este plan de competitividad que va a hacer del surf un referente, la promoción y el impulso de la cultura de mar y la generación de negocio y empleo vinculado al mar. Entre las quejas de los usuarios y surferos habituales de la ciudad destaca el poco fomento del surf entre los más jóvenes por parte del Consistorio, que está relacionado con el eje de promoción e impulso. En este sentido la concejala defiende que el Instituto Municipal de los Deportes (IMD) el último verano llevó a 500 niños a practicar surf, y que a través de programas como APROXIMAR y ECOAZUL se trabajan con los colegios para que los niños se acerquen a hacer prácticas marítimas, entre ellas el surf y la vela. A esto le añade la labor del Cabildo, quien a través de un programa del Instituto Insular de Deportes “ha llevado el surf y el bodyboard a 4.200 niños” unas campañas con las que pretenden seguir trabajando porque “la apuesta evidentemente es acercar y facilitar” a los niños el surf. “Nuestra cifra es que tenemos de practicantes regulares a 3.000 personas y 20.000 usuarios anuales que van a La Cícer, muchos de ellos son estos niños que van en verano a las escuelas de la playa. De ahí nuestra necesidad o motivación de involucrarnos en este plan de competitividad y contar con las escuelas, porque sabemos que van 20.000 personas a hacer surf, por lo tanto es una apuesta decidida de acercar el mar a los ciudadanos. La Concejalía de Ciudad del Mar tiene la misión y visión de coordinar actividades para el desarrollo social y económico de la ciudad y mi misión es acercar el mar a ciudadanos”.

Hacia la profesionalización del sector

Tal como se había comentado, a finales de 2013 las seis escuelas que operan en Las Canteras se asociaron para profesionalizar su sector. La Asociación la preside Sergio Álvarez, uno de los pioneros en el negocio ya que fue quien creó Ocean Side. El objetivo es claro: poder hacer acciones conjuntas y como algo primordial La regularización del sector para trabajar con una competencia clara y transparente, limitando lo que es el intrusismo. “una vez esté regularizado el sector y las empresas estén identificadas y trabajando de forma legal, seguiremos nuestro camino hacia crear un producto de calidad entre todos para que, de la mano del Ayuntamiento y Patronato promocionarnos al exterior, todo en beneficio de los asociados y del destino Gran Canaria, por lo que es un beneficio global”, sugiere el presidente.

Álvarez habla de las bondades de La Cícer y qué le hace ser diferente a otros destinos en Europa y en Canarias como son Fuerteventura y Lanzarote. Para él, idea compartida por otros propietarios de escuelas de surf, la ventaja es que se está en una capital con muchísimas ofertas: “tienes la ola delante de tu alojamiento, por lo que no tienes que desplazarte para surfear, y aparte tienes todo lo que te ofrece una ciudad: cultura, ocio, restauración al lado de tu alojamiento. No te desplazas en grandes distancias y la comodidad es mayor. Creemos que como Surf City es una de las mejores del mundo sin duda. Con nuestro clima, olas, poca competencia tenemos si lo hacemos un poquito bien.” En este sentido Eduardo Acosta, dueño de la escuela Mojo Surf, añade que la playa es muy buena para la iniciación y existe variedad para todos los niveles, a esto hay que añadirle las virtudes de que el que viene “vive lo urbano y tiene todas las comodidades, fiesta, y conoce gente, además de haber buenas instalaciones, hospitales y conexiones”.

No todo son halagos ya que Isaac Brito, uno de los propietarios de Brisa School, no cree que la ciudad tenga nivel para ser Surf City porque las otras ciudades tienen olas con nivel mundial con pruebas de mundiales y a La Cícer no la conocen fuera. A ello le añade que el Ayuntamiento lo que busca es fomentar el turismo y no el deporte en sí. “El problema que veo es que están tirando mucho para lo que venga de fuera pero no se está trabajando en la base, en los pibitos. Aparte, primero hay que tener bien controlado el producto de aquí, que la gente controle lo que es este deporte, que la gente cuando vaya a la playa sepa que La Cícer es una zona de surfing, que no se quejen porque alguien se bañe en la playa y le pase una tabla al lado, que tienen todo su derecho, pero esto es una zona deportiva. Solamente tenemos 500 metros que es nuestra única cancha, y hay más de tres kilómetros de playa para poner la toalla. Teniendo en cuenta que una ciudad con 400.000 habitantes, el surfing cada vez va a más y es el segundo o tercer deporte que más se practica, deberían darle más importancia a nivel de la playa”.

Sobre esta convivencia de surferos y usuarios de la playa que no lo son la Concejalía trabaja para defender la actividad del surf, por ello según Mimi González, esta futura ordenación y regulación busca dar garantía de convivencias y seguridad en la playa. Tal como señalan desde la Aesgc las claves para cuidar este producto pasar por tener unas instalaciones bien cuidadas y señalizadas y que el bañista sepa que es una zona de surf, y con el apoyo de instituciones, eventos y promociones turísticas en el exterior, generar ese flujo de clientela, además de crear alojamientos tematizados y destinados para clientes surf. Para ello el Ayuntamiento instaló señales en el barrio que explican como convivir tanto en el agua como en la playa, una propuesta que nació de las escuelas y que la Concejalía ha adaptado a la playa.

El negocio tiene muchas posibilidades, tanto a nivel turístico como a nivel local. Así, de las seis escuelas que actualmente están dando clase, son dos las que están trabajando con turistas del extranjero: Mojo Surf y Ocean Side. Estas ofrecen packs en los que se incluyen el alojamiento y las clases. Los primeros trabajan con turoperadores mientras que los del Ocean Side trabajan como agencia de viajes propia. Precisamente una de las prácticas intrusivas que marca el presidente de Aesgc es la venta de packs de viajes con hospedaje y la actividad a desarrollar, ya que estos packs solamente pueden ser vendidos por agencias de viajes, por lo que no se puede vender todo el paquete turístico junto, aunque sí se puede vender por un lado la estancia y por otro la clase.

Según Álvarez, el crecimiento que está viendo el sector turístico del surf se sitúa entre el 8 y el 10% anual, lo que gracias a ampliar la capacidad alojativa y la labor del Ayuntamiento esto irá a mayor. Sin embargo, uno de los trabajos pendientes de las instituciones es poder acoger en la Ley de Ordenación del Turismo de Canarias los surf-camps y hostels, ya que en la actualidad como la ley nunca pensó en otros modelos alojativos como estos o los bed and breakfast, muy populares en el resto del mundo, estos se encuentran en una situación de inseguridad jurídica. No obstante, tal como cuenta Manuel Cabezudo, dueño del hostel El Warung que está en la calle Portugal y también en Artenara, el Gobierno de Canarias en ningún momento les ha cerrado o sancionado porque han estado con actitud proactiva de entendimiento. En total, tal como el dueño de este negocio explica, en la zona de Guanarteme hay ya unos diez alojamientos y gracias a una reunión entre el Cabildo, el Gobierno y el Ayuntamiento, el Gobierno de Canarias permitió la opción de darle categoría de albergues juveniles, que lo legitima la Viceconsejería de Juventud, una opción que para los dueños de estos alojamientos es positiva. Según cuentan Acosta y Álvarez, cuando una persona viene a hacer surf no busca quedarse en un hotel, sino lo que quiere es quedarse en estos tipos de alojamientos en los que puedan compartir su experiencia y conocer a otras personas.

Si estas dos escuelas son las que atraen turistas de fuera, no menos interesante es la filosofía de University Surf School. Formada por tres socios licenciados en Ciencias Físicas del Deporte, uno de sus codirectores, Héctor Medina, explica que ellos tienen tres áreas, en una de ellas “promueven el surf como deporte universitario, por otro lado tenemos un área de escuela canaria de formación de surfista, en la que tenemos seis niveles de enseñanza, y por otro lado tenemos un área de surf social, que consiste que nosotros como surfistas practicantes de deporte propio consideramos que tenemos que devolver a la sociedad lo que el surfing nos ha enseñado y dado, y hacemos acciones sociales benéficas, trabajamos con personas con discapacidad, o hacemos proyectos de cooperación con instituciones solidarias como Cáritas”. A pesar de ello sus clientes principales son el universitario, destacando entre ellos a los estudiantes Erasmus ya que muchos eligen la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) por la posibilidad de hacer surf y entrenar en la escuela que le da una convalidación académica con créditos de libre configuración. Por tanto, gracias a que la ULPGC convalida esta práctica muchos alumnos del resto de Europa eligen esta Institución para realizar sus intercambios académicos y por tanto contribuyen a la economía de la capital.

Un barranco que ensucia la playa

En la zona de La Cícer desemboca uno de los barrancos que más problemas da a los ciudadanos: el de La Ballena. A pesar de que en la actualidad no ensucia tanto la playa como antaño, en época de lluvias este sigue corriendo. “Aunque ya solamente es tierra, está mejor que antes pero se debería hacer un emisario y sacarlo hacia el mar o canalizarlo” apunta Isaac Brito, mientras que desde University Surf School plantean que esta problemática histórica “es uno de los primeros puntos a resolver para conseguir lo que se supone que queremos ser, una Surf City”. Y es que el barranco ya le ha jugado malas pasadas a la marca Las Palmas de Gran Canaria porque como recuerdan algunos usuarios de la playa o el propio Acosta, “una vez hubo una prueba de surf en un Campeonato y se canceló por aguas fecales”, o se celebró un Festival de Surf Internacional en el Lloret mientras se contaminaba la playa dejando mala imagen para la capital.

En este sentido la concejala subraya que, al ser un elemento natural, “hay que ser respetuosos con el entorno” e incide que desde el Consistorio la ocupación y preocupación es acondicionarlo, “ocuparnos y velar como lo hacemos para mantener el barranco limpio y cuando corra el agua, que es natural que corra cuando llueve, las aguas que vengan del barranco sean aguas limpias. En estos dos últimos años hemos estado preocupados por el barranco y no hemos tenido ningún tipo de incidencia destacable, ninguna por ahora”.

No terminan aquí las protestas de la Asociación, donde creen, por regla general, que los horarios de la Cruz Roja deben aumentar, además de que los socorristas deberían ser surferos o gente relacionada con el mundo que al meterse en el agua conozcan las corrientes: “aquí los que salvan las vidas casi siempre somos los surferos, los socorristas no tienen ni tabla. Lo ideal sería formar a surfistas que controlen el tema, en Hawai es así, surferos formados” comenta Acosta, y añade también que se debería actuar en la ola del Lloret porque esta no está acondicionada para acceder a ella. Sobre esto último la concejala indica que “es una de las cosas que entrarían en el plan de competitividad, las mejoras de los espacios porque el plan de competitividad incorpora espacios y escenarios donde se podrá hacer surf”.

Confital Bay

Confital BayTanto usuarios como dueños de las escuelas recuerdan con nostalgia el campeonato WQS que se celebraba en El Confital, una cita a nivel mundial que ponía a la ciudad en el escaparate del mundo del surf, cosa que muchos coinciden que ahora falta para ser una Surf City reconocida. “Cuando pierdes un Mundial ya vas para abajo, porque eran fotos de tubos buenos en revistas especializadas, streamings por Internet...elementos que te posicionaban como la Hawai de Europa por el buen clima y tener olas. El ejemplo es Pozo Izquierdo, un trabajo constante que fortalece una marca” explica Acosta, mientras que Héctor Medina sugiere que estos campeonatos daban una publicidad muy directa que genera recursos, por lo que “hacen falta eventos de primer nivel aquí porque tenemos condiciones naturales y gente preparada, solamente falta el apoyo institucional”. Mimi González es consciente de que es necesario un campeonato de primer nivel, y esto está marcado en la hoja de ruta, pero subraya que el WQS era un evento de categoría seis estrellas y el gasto en organizarlo era mayor que el de la propia Concejalía para todo el año. “Para recuperarlo habría que plantearlo como un tema de promoción turístico a nivel de la Isla, porque se estaba haciendo con el Cabildo. Espero que a través del Cabildo se pueda recuperar la prueba, y si no es de seis estrellas que sea de cinco o de cuatro, pero estamos por la promoción de eventos deportivos que estén al alcance de nuestras posibilidades”, asegura la concejala. Dentro de estas posibilidades está el Pro Júnior, un evento que promociona a los surferos y entra en el ránking internacional para clasificar a los júnior.

Son muchos los factores y negocios que entran en la economía a través de una ola. Como recuerdan desde El Warung, “el turismo de surf se nota que va en aumento y gracias a este en Guanarteme no se nota la crisis tanto”. Y es que por el simple hecho de existir una ola en el barrio, existen escuelas, clubes u otras entidades que atraen a niños a realizar esta práctica deportiva. Mientras los niños aprenden, sus padres están consumiendo en las cafeterías del barrio, y tal vez en un futuro si su hijo aprende a surfear y quiere seguir comprará una tabla en la tienda que fabrica tablas en el barrio. Por tanto, gracias al mar hay hasta tres negocios alrededor de esta, forma una cadena, que en el caso del turismo se amplía hasta locales de alquiler de material y hostales. Que el éxito de este plan vaya adelante consistirá en buena medida de la seriedad que desde la Concejalía le quieran dar al producto, el hecho de haber sido aprobado en el Pleno del Ayuntamiento ratifica el funcionamiento de este proyecto en los años venideros, esté quien esté gobernando.

Las Canteras, un coto privado

En la playa de Las Canteras actualmente dan clases con permisos del Ayuntamiento las seis escuelas que están en la Asociación de Escuelas. Este es un tema polémico ya que tanto a clubes como sociedades u otros entes relacionados con la práctica del surf no se les permite dar clases en la zona de La Cícer. Son los casos de California Surf Center, regida por Himar Martín, o la Asociación Socio Deportiva sin ánimo de lucro A-Cuarenta y cinco, de José Quintana. La licencia para dar clase las dan los diferentes ayuntamientos, en el caso de la playa capitalina es la propia Concejalía de Playas quien da estos permisos siempre y cuando se cumplan unos requisitos: ser escuela oficial, tener un local con instalaciones a pie de playa, cumplir con un número de ratio de monitor-alumno (un monitor puede trabajar con un máximo de ocho alumnos), cumplir con un máximo de alumnos en al agua, unos horarios o el tener un seguro de responsabilidad civil. Es aquí cuando entra la lucha de intereses, ya que para ser escuela oficial hay que estar reconocido por la Asociación, y esta a su vez pone sus propias condiciones, entre las que están estar constituido como una empresa.

Himar Martín cuenta que la actividad que él regenta está dada de alta como asociación cultural y deportiva, pero que en su mente estaba la idea de crear una escuela “estábamos tramitando los permisos y estábamos dándonos de alta como empresa, pero como no nos dieron los permisos nos echamos para atrás”. Martín explica que en la Concejalía el motivo que dieron fue “que ya hay muchas escuelas”. “No dan motivos coherentes: ya hay muchas escuelas es el que dan. Si me dices que no hay espacio...pero en la zona deportiva hay mucho espacio”. José Quintana apunta que el Ayuntamiento “sí deja formar más empresas, pero no dan permiso en la playa. El Ayuntamiento está restringiendo el permiso para dar clases en la playa.”

Por otra parte Sergio Álvarez observa que “hay empresas que son clubes y están trabajando de forma ilegal y lo que pasa es que no estamos haciendo ninguna actuación contra esto esperando al tema de la regularización, porque esta está aún en el aire. No vamos a decir nada, que la gente haga lo que crea, no tienen permiso, pero claro, hoy en día los únicos a quienes pueden sancionar son a nosotros que tenemos licencias si actuamos de forma indebida”. Según explica el presidente, en junio será la fecha límite para explicar cómo se darán las licencias, las cuales en este momento se dan por un tiempo de seis meses, hecho que desde la Aesgc quieren que se amplíe a un tiempo comprendido entre los dos y los cuatros años. En su opinión, parece ser que la forma en la que se darán las licencias será por medio de un concurso “porque va a ser muy difícil limitar a aquellas nuevas empresas que quieran montar este negocio. Ahora hay seis, de alguna forma hay que beneficiar a aquellos que llevan trabajando y dándole vida al producto”. Además, añade que “lo ideal por el espacio, la distancia en metros y las zonas útiles sería que fuesen cuatro escuelas las que dieran clases en La Cícer. Ahora hay seis escuelas y vamos al límite, sobre todo en verano y cuando hay piedras. Seis es un límite sostenible, porque ya vamos por encima de la media que es ideal”.

José Quintana resalta que “ahora no se persigue a las asociaciones que dan clases, pero desde que marquen la pauta vendrán a perseguirnos. Ellos lo que no quieren permitir es que el pastel se reparta entre más de los seis que hay ahora.” En todo momento defienden que las asociaciones también pueden dar clases porque están capacitadas para ello y lo que buscan es fomentar el surf entre las personas que no tienen recursos económicos suficientes para costearse un deporte tan caro como este. Así, para ser socio de la asociación deportiva que preside se paga una cuota mensual de un euro y después se tiene que pagar aparte el alquiler de las tablas y los chaques. “No queremos ganar dinero, lo único que queremos es fomentar la actividad, porque ellos –la Asociación– hablan del surf pero realmente no lo fomentan. Nosotros el año pasado hicimos un festival de longboard...esto es un hobby y es caro, nosotros aquí damos la posibilidad de que accedan a material prestado. Somos unos quince socios que pagan una cuota de un euro”.

En este tema también opina Zebenzui Santiago, quien regenta una tienda de ropa llamada 45 Surfland. Santiago comparte el espacio de su tienda con el club de José Quintana y ve injusto que la Aesgc tenga un poder “que realmente no es real”. “Ellos como asociación deberían fomentar el surfing, y lo están cerrando. Van en contra de sí mismos, lo quieren para ellos y no dejar que nadie más coma. Quieren proteger el surfing pero de la forma que ellos quieren, es un monopolio básicamente. ¿Quiénes son ellos para marcar los requisitos mínimos? No entiendo cómo permiten que una asociación externa a una entidad pública marque las normas que tiene que seguir el Ayuntamiento. Si se fía de ellos, no lo veo claro, tendría que tener a alguien que los asesorara sin estar metido en este mundo”. La protesta del dueño de esta tienda aumenta por el hecho de que el Consistorio solamente esté trabajando con las escuelas de surf: “yo como empresario dedicado a esto, me siento abandonado, y gente como José Quintana, que promueve el surfing, tampoco lo invitan porque no interesan porque son seis y hay un coto cerrado. En este proyecto se habló de tener a los hostales, las tiendas de surf, restaurantes...negocios que giran en torno a los turistas del surf, y solamente aparecen las escuelas y un dueño de un hostal en la foto de la presentación. Faltaría mucha gente, porque si son 37 empresas...faltan otras 30. ¿Qué criterio han cogido para hacer esa reunión? Realmente si quieren hacer la Surf City, tendrían que estar también, por ejemplo, el Hotel Astoria que es donde se quedan muchos surferos...toda la gente que está relacionada con el negocio del surf debería estar. Evidentemente estos negocios tienen otras problemáticas y también deberían estar aquí, pero nada más que están las escuelas que supuestamente son legales. Está bien que se cree la Surf City pero hay que contar con las empresas. Cuantos más seamos es mejor, esto es como si dicen que solamente puede haber cuatro electricista en la ciudad”.

El Ayuntamiento contó en su momento con ese asesor externo que buscaba hacer una asociación a lo grande. Santiago recuerda que esta persona, Javier Zambrano, fue quien promovió la Surf City en San Sebastián y lo contrataron aquí. Su idea, recuerda el dueño de 45 Surfland, era hacer una asociación de todos los comercios que tuviesen que ver con esto: hostales, tiendas, bares...“Él se puso en contacto conmigo y yo le dije que lo veía complicado que llegásemos a buen puerto porque hay montón de rencillas, sobre todo con las escuelas. Al final mandó un e-mail diciendo que dejaba el proyecto porque era inviable tal como nos comportamos. Ellos –la Aesgc y la Concejalía– al final han cogido la idea pero nada más que con las escuelas”. Esta misma opinión es compartida por otras tiendas del barrio y hostales como El Warung. Desde este hostel creen que fue una pena que Zambrano, que “tenía una experiencia brutal y es un experto en el negocio que habla con conocimiento de causa” haya dejado el proyecto en el que trabajaba.

Canarias Ahora ha contactado con el propio Zambrano y este reconoce que estuvo realizando un proyecto para el desarrollo del surf como producto turístico en Las Palmas de Gran Canaria, pero que en octubre-noviembre de 2013 se desvinculó por dos motivos. El primero de ellos fue que el Ayuntamiento, que era el cliente, de alguna manera no cumplió el compromiso adquirido, “principalmente en los plazos de pago” que llegaron hasta los cinco meses “lo suficientemente importante como para dejar el proyecto porque considero que esa manera de trabajo no es nuestra política y no nos interesaba trabajar con un cliente así. Para ellos esto era un matiz, pero cuatro o cinco nóminas de retraso es algo más serio”. El otro motivo era las rencillas que tenía el propio sector del surf ya que Zambrano explica que consideraban que el sector empresarial del surf no estaba lo suficientemente avenido entre ellos como para crear un organismo que les agrupara a todos y una vez agrupados trabajen para hacer del surf un producto potente. “Vimos que aquí era complicado conseguir esto por los intereses particulares de cada empresa. Desde nuestra experiencia como agente desarrollador teníamos muy claro que para desarrollar un destino el sector debe estar agrupado y con un buen ambiente de colaboración, y a las escuelas no les interesaba agruparse porque iban a perder valor y autoridad respecto a las licencias, quieren acaparar, cosa que no vemos bien”, remachó.

El experto añade que su objetivo era que todo el mundo trabajara en la playa con una buena gestión ya que tenían que poder usarla todos, no solamente las escuelas. “Intentamos hacer ver a las escuelas que es importante que esté todo el sector agrupado y por qué todos los agentes tienen derecho a beneficiarse, pero a ellos les interesaba acaparar la gestión de la playa”. Zambrano reconoce que no pudo contentar a los demás sectores y que le dio “pena que pudiendo hacer las cosas mejor no se pudiese hacer. Esas promesas a los demás agentes no llegaron a realizarse por eso mismo. Además, el Ayuntamiento hizo una actuación que no iba con el plan que nosotros planteábamos, por lo que no tenía sentido seguir trabajando así”.

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