La fiscal eleva a 30 años de cárcel la pena para el asesino de Palomino al considerar la agravante de xenofobia
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
La fiscal en el juicio por el asesinato de Carlos Palomino elevó hoy de 29 a 30 años de prisión la solicitud de condena para el asesino del menor antifascista al aplicar la máxima pena para el delito de asesinato con la agravante de motivos ideológicos y homicidio en grado de tentativa.
En el trámite de conclusiones, la representante del Ministerio Fiscal echó por tierra los argumentos de la defensa del acusado, quien alegó que su cliente actuó en legítima defensa por “miedo insuperable y estado de necesidad para evitar un mal mayor” (su propio asesinato).
Así, solicitó 20 años de cárcel e inhabilitación absoluta por ese mismo periodo de tiempo por el delito de asesinato, con la agravante de xenofobia, y nueve años de prisión, 11 meses y 29 días de cárcel por homicidio intentado. Además, reclamó por un delito de lesiones dos meses de multa con una cuota de 10 euros al día.
En su exposición, la representante del Ministerio Público recalcó que en todo momento el acusado, Josué Estébanez, “controló la situación” puesto que preparó y ocultó tras su espalda el arma homicida antes de que el grupo de Palomino entrara en el vagón de metro donde se cometieron los hechos.
Asimismo, la acusación particular mantuvo su petición de pena de 37 años de cárcel por asesinato, tenencia ilícita de armas, amenazas y tentativa de homicidio. La acusación popular, que representa a Movimiento contra la Intolerancia, reclamó la misma condena que la fiscal.
Por su parte, la defensa solicitó seis meses de prisión por homicidio y tres meses por lesiones graves, considerando en el primer delito las eximentes de legítima defensa, estado de necesidad y miedo insuperable.
RIESGO DE MORIR
Al término de la sesión, el abogado Enrique Martín reseñó que ha quedado acreditado que su cliente corrió el riesgo de morir de no haberse topado con los policías nacionales que evitaron que los amigos de Palomino le propinaran una paliza.
El juicio quedará mañana visto para sentencia con la última palabra del acusado, quien podría pedir perdón a la familia del joven asesinado, según su abogado. Mañana concluirán los informes de las acusaciones.
El pasado lunes, Josué reconoció que apuñaló a Palomino en legítima defensa, al verse acorralado por el grupo que acompañaba al fallecido. Sin embargo, los testigos certificaron que el asesino llevaba preparada su arma antes de que ellos entraran en el vagón estacionado en la parada de metro de Legazpi.
HECHOS
La fiscal sostiene que sobre las 12.00 horas del 11 de noviembre de 2007, el procesado se encontraba en un convoy del metro de la Línea 3 para asistir a una concentración organizada por Juventudes de Democracia Nacional de Usera, con el visto bueno de la Delegación de Madrid.
Al llegar a la plaza de Legazpi de la capital, observó que en el andén había un grupo de jóvenes con estética antifascista, a sabiendas de que se había convocado una contramanifestacion para reventar la de Democracia Nacional. Provisto de una navaja, que ocultó en la cara posterior del antebrazo, se dirigió hacia una de las puertas del vagón al que se disponían a entrar los chavales.
Entre los chicos estaba la víctima quien le realizó unos comentarios que se desconocen, a los que el procesado respondió clavándole la navaja que portaba.
El arma le penetró siete centímetros, alcanzándole el ventrículo izquierdo, lo que provocó que el joven cayera al suelo y falleciera prácticamente en el momento. Tras ello, Josué E. de la H. amedrentó a los acompañantes del menor con el arma, dando otro navajazo a uno de sus amigos que le ocasionó una herida incisa superficial en un dedo de la mano derecha. Otro de los jóvenes trató de arrebatarle la navaja, recibiendo una puñalada en el hemotórax izquierdo.
Como consecuencia de la agresión, este joven resultó con hemoneumotorax, laceración pulmonar, hematoma en lingala y hematoma mediastinico. El chico necesitó de tratamiento quirúrgico, habiendo invertido en su curación 93 días.
Tras apuñalar al joven, el agresor salió corriendo, siendo perseguido en su huida por un grupo de jóvenes no identificados que lograron retenerle. Gracias a esta intervención, la Policía detuvo al supuesto asesino, a quien se le incautó un puño americano. Dos días después, ingresó en prisión provisional.